Por Randi Kaye, CNN
Woods Hole, Massachusetts (CNN) – Un robot submarino podría ser clave para encontrar el avión del vuelo 370 de Malaysia Airlines.
Se llama Remus 6000 y fue desarrollado por la Woods Hole Oceanographic Institution en Cape Cod. Tiene una longitud de casi cuatro metros, pesa cerca de una tonelada y cuesta unos dos millones y medio de dólares.
“Puede arrastrarse arriba y abajo en montañas con una pendiente de hasta 40 grados, son muy estables y por tanto obtiene datos muy buenos casi siempre”, explica Mike Purcell, uno de los principales ingenieros a cargo del robot.
¿Pero cómo un robot submarino podría encontrar algo que han sido incapaces de hallar los equipos de rescate de más de 20 países?
En primer lugar, este vehículo con forma de torpedo puede llegar a profundidades de hasta 6.000 metros y es capaz de peinar amplias áreas del fondo del océano utilizando lo que se llama sonar de barrido lateral.
“Envían una señal sonora a un lado, a una distancia de unos 800 metros del vehículo, rebota en el fondo del mar y el reflejo vuelve al vehículo”, explica Purcell.
A este proceso lo llaman “cortar el césped” porque va recorriendo las zonas asignadas siguiendo un patrón similar pasando una y otra vez y luego regresa a la superficie con las imágenes capturadas por una cámara de alta resolución, que luego se procesan en tierra con una computadora portátil.
¿Y cómo diferencia el sistema si se trata de una roca, una criatura marina o el motor de un avión?
“Lo puedes distinguir por el eco que regresa: los objetos fabricados por el hombre, como el metal, tienen una respuesta fuerte”, dice Purcell.
El equipo que trabaja con este robot todavía no ha sido requerido en la búsqueda del avión de Malaysia Airlines, pero dice que no sería la primera vez. El Remus 6000 ayudó a encontrar el vuelo 447 de Air France cuando se estrelló en el Atlántico en junio de 2009.
Dos años después, un equipo de Woods Hole localizó los restos del avión a más de tres kilómetros bajo la superficie después de meses de búsqueda. Algo que solo fue posible gracias a este robot.
Uno de los miembros del equipo descubrió primero una mochila en el suelo del océano perteneciente a uno de los pasajeros. Imágenes más cercanas revelaron después el motor, una de las alas y el tren de aterrizaje.
Pero antes de desplegar uno de estos vehículos en el agua, es clave limitar el área de búsqueda. Con el vuelo de Air France trabajaron en un área de 13.000 kilómetros cuadrados y necesitaron más de 100 intentos antes de encontrar los restos. Esa superficie es una mínima parte del área que se está rastreando en busca del vuelo 370.