Por Brad Lendon

(CNN) — Imagina barcos que disparan misiles a siete veces la velocidad del sonido sin usar explosivos o que usan láser para destruir amenazas a un costo de más o menos un dólar por disparo, y buques que generan combustible de la misma agua de mar sobre la que están flotando.

Esto es solo un vistazo al futuro de alta tecnología que la Armada estadounidense ha mostrado esta semana. Y estas no solo son ideas. Se ha demostrado que todas funcionan hasta cierto punto.

El sábado, la Armada bautizará a su buque más avanzado hasta la fecha, el destructor USS Zumwalt, el cual algún día podrá usar estas nuevas tecnologías.

El Zumwalt, el cual fue puesto en marcha el año pasado y que será bautizado en Bath Iron Works en Maine, es el primer destructor indetectable de la Armada. Con 186 metros de largo y 25 metros de ancho, es aproximadamente 30 metros más largo y 6 metros más ancho que los buques destructores tipo Arleigh Burke de la Armada, pero la cubierta y el resto del Zumwalt está construido con unos ángulos que ayudan a hacer que sea 50 veces más difícil de detectar en el radar que un destructor tradicional.

“Tiene la sección transversal de radar de un barco de pesca”, le dijo a CNN Chris Johnson, portavoz del Comando de Sistemas Navales del Mar de la Armada, cuando el barco fue puesto en marcha el año pasado.

Con su configuración actual, el Zumwalt podría llevar un considerable arsenal, incluyendo dos AGS (sistema de armas avanzado), los cuales pueden disparar misiles que pueden destruir objetivos a 63 millas (más de 100 kilómetros) de distancia. Eso es tres veces más que lo que puede disparar un destructor convencional.

Sin embargo, esta semana, la Armada comentó que en un futuro podría estar equipado con sistemas incluso más avanzados.

Uno de ellos, un prototipo de arma láser, será probado este verano en el golfo Pérsico a bordo del transporte anfibio USS Ponce.

“Esta es una capacidad revolucionaria”, declaró el contralmirante Matthew Klunder, jefe de investigación naval. “Esta tecnología tan asequible va a cambiar la manera en que combatimos y salvará vidas”.

El arma láser está diseñada para combatir aviones o buques pequeños que puedan representar una amenaza para los barcos de la Armada. Las pruebas realizadas en el 2011 y 2012 han demostrado que puede cumplir con dicha misión.

El láser puede ser disparado por un marinero como si se tratara de un video juego, dijo la Armada.

“Gastar alrededor de 1 dólar por disparo de una fuente de energía controlada que nunca se agota nos ofrece una alternativa para disparar municiones costosas a amenazas poco costosas”, declaró Klunder.

La Armada cree que el otro prototipo de arma sobre el que habló esta semana, el cañón de riel electromagnético, ahorrará dinero mientras proporciona una fuerza más poderosa.

Según la Armada, el cañón usa la fuerza electromagnética para enviar un misil con un alcance de 125 millas (más de 200 kilómetros) a 7,5 veces la velocidad del sonido. Cuando golpea su objetivo, el proyectil produce los daños a una alta velocidad. No tiene una cabeza explosiva.

“El cañón de riel electromagnético representa una capacidad de ataque increíble para la Armada de los Estados Unidos”, declaró el contralmirante Bryant Fuller, ingeniero principal de la Armada. “Esta capacidad nos permitirá contraatacar efectivamente una amplia gama de amenazas a un costo relativamente bajo, al mismo tiempo que mantenemos nuestros barcos y marineros más seguros al no necesitar llevar tantas armas altamente explosivas”.

Los proyectiles de cañón de riel podrían costar alrededor de una centésima parte el precio de los misiles actuales, según Klunder.

La Armada dijo que el cañón de riel será probado en el mar a bordo del barco USS Millinocket, un barco que no es de combate conocido como buque conjunto de alta velocidad, en el 2016. No se ha tomado ninguna decisión en relación a qué buques de combate podrían ser finalmente desplegadas con un cañón de riel.

No importa qué barcos se escojan, otros científicos de la Armada dijeron esta semana que los buques algún día podrán sacar su combustible de los océanos que estén cruzando.

Los investigadores de la Dirección de Ciencia de Materiales y Tecnología del Laboratorio de Investigación Naval de los Estados Unidos, dijeron esta semana que han demostrado una prueba de concepto sobre la capacidad de extraer el dióxido de carbono y el hidrógeno a partir del agua de mar y convertirla en gasolina.

Heather Willauer, química del Laboratorio de Investigación Naval, calificó a la tecnología de “revolucionaria”.

“Esta es la primera vez que tecnología de esta naturaleza ha demostrado tener el potencial para la transición, desde el laboratorio hasta la aplicación comercial a gran escala”, dijo en un comunicado.

Los investigadores del laboratorio utilizaron “un módulo de intercambio catiónico electrolítico NRL innovador y patentado” para eliminar el dióxido de carbono del agua y producir gas hidrógeno en el proceso.

“Los gases se convierten luego en hidrocarburos líquidos por un catalizador de metal en un sistema de reactor”, indicó la declaración del laboratorio de investigación.

El combustible producido se utilizó para alimentar el motor de un modelo de avión pequeño, dijeron los investigadores.

El proceso podría ser intensificado para producir un sustituto de combustible para aviones a un costo de 3 a 6 dólares por galón en una década, según dijeron los investigadores. Ese paso vendría para usarse en tierra, las versiones que se utilizan en los barcos vendrían más adelante, dijeron.

Al escribir en el blog oficial de la Armada de esta semana, el vicealmirante Phil Cullom, subjefe de “Naval Operations for Fleet Readiness and Logistics” (Operaciones navales para la preparación de la flota y logística), también calificó a la nueva tecnología de “revolucionaria” y de tener el potencial de salvar vidas.

“Después de más de una década de guerra, nuestros enemigos han descubierto ciertas partes débiles en nuestras operaciones. Ellos saben que cuando vas tras la logística y el reabastecimiento de combustible, es un objetivo más fácil que enfrentarse a nuestras fuerzas de primera línea. ¿Qué pasa si quitamos eso de la ecuación? ¿Puedes imaginar un momento en que un portaaviones no tenga que esperar a que llegue el engrasador echando vapor a su lado para suministrar combustible para aviones? En realidad sí cambia las cosas. Evita que lo que un podría ser nuestro ‘momento IED (artefacto explosivo improvisado) marítimo’”, escribió Cullom.