Por Meera Senthilingam
Gauteng, South Africa (CNN) — “Estaba en una posición en la que podía ver exactamente qué sucede en la mano humana. Sabía lo básico en relación a cómo era todo eso y pensé: sí, haré la mía”.
Richard van As recuerda el momento en mayo del 2011 cuando estuvo sentado en un hospital de Johannesburgo a la espera de saber si sus dedos podrían ser cosidos de nuevo. Solo una hora antes, había estado en su taller de carpintería aserrando madera cuando la sierra se resbaló y le arrancó en diagonal los cuatro dedos de su mano derecha. “Todo sucedió demasiado rápido para saber qué fue lo que realmente pasó”, recuerda él.
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Más que temer el resultado, o mortificarse por las repercusiones de perder sus dedos, él ya estaba pensando en formas de arreglar el problema, como un verdadero carpintero.
Después de días de explorar el internet, no pudo encontrar ningún lugar donde comprar una prótesis de dedo funcional, estaba asombrado por el costo de las manos protésicas y miembros que empezaban en decenas de miles de dólares. Pero su búsqueda en línea valió la pena, ya que lo llevó a un vídeo para aficionados publicado por un artista de efectos mecánicos del estado de Washington, con el nombre de Ivan Owen.
Juntos, los dos desarrollaron un dedo mecánico para van As, pero su asociación también ha servido para beneficiar a innumerables amputados de manos y brazos alrededor del mundo, por medio del nacimiento de la compañía “Robohand”.
Oficialmente puesta en marcha en enero del 2012, Robohand crea una prótesis mecánica asequible por medio del uso de impresoras 3D. No solo eso, sino que ha hecho que sus diseños sean de código abierto, de modo que cualquier persona con acceso a tales impresoras puedan imprimir dedos, manos y, ahora también, brazos.
Imprimiendo prótesis
Usando el proceso de fabricación aditiva, las impresoras especializadas usan material termoplástico poliláctico (PLA) para imprimir partes del cuerpo, tales como nudillos y articulaciones, las cuales cuando se combinan con acero inoxidable y aluminio producen una prótesis personalizada que los clientes pueden ensamblar y colocar ellos mismos, gracias a un manual de código abierto disponible para ellos.
“Dentro de cinco minutos después de colocarlo, las personas en realidad pueden usarlos”, explica Leonard Nel, director de comunicaciones del equipo. “Es impulsado anatómicamente por la muñeca, codo u hombro una vez colocado”, agrega, lo que significa que sus movimientos son controlados por el usuario.
La primer Robohand alguna vez creada fue hecha para Liam de cinco años de edad, de Sudáfrica, quien había nacido con el síndrome de banda amniótica (ABS), que lo dejó sin dedos en su mano derecha. Pocos minutos después de colocar su mano mecánica recién impresa, Liam sonrió emocionado y contó cómo podía ahora “recoger cosas”, describiendo su movimiento al decir: “me copia”.
“Todos ellos tienen su momento especial”, dice Nel.
Van As hace que todo el proceso sea simple, expresando su deseo de eliminar trámites burocráticos innecesarios y costos cuando le proporciona a la gente algo tan esencial como un miembro. Una mano de adulto cuesta tan solo 2.000 dólares, lleva cinco horas y media imprimirla y aproximadamente 10 a 15 horas armarla.
Ordenar una prótesis es bastante simple. A los clientes se les envían formularios de medición para que los llenen y los envíen en combinación con exploraciones 3D de las manos para su traducción en el software, el cual imprimirá las piezas para la prótesis deseada. Cuando no es factible realizar exploraciones en 3D, en su lugar se pueden hacer moldes duros y se envían al equipo en Sudáfrica.
La simplicidad del proceso de compra ha hecho que la demanda sobrepase lo que Robohand puede suministrar, recibiendo solicitudes de miembros de casi todos los países alrededor del globo. Ahora hay una lista de espera de ocho meses cuando se realiza el pedido.
“Solo sé de tres países que todavía no han obtenido una mano”, dice van As. “Para asegurar que todo el mundo pueda tener acceso, básicamente robamos de los ricos y se lo damos a los pobres. Aquellos que tienen la capacidad para hacerlo pagan, y aquellos que no pueden, encontramos la forma para que alguien pague por ellos”.
Debido a que los manuales del Robohand y los archivos para imprimir en 3D están disponibles en línea, otros también están usando sus diseños para imprimir prótesis. “Dejamos de contar cuando llegamos a 200 manos que se hicieron en noviembre de 2013”, dice van As. “Pero podemos ver que ahora ha habido más de 143.000 descargas de software. Gente de todo el mundo está haciendo esto sin nosotros. Ni siquiera los conocemos a todos ellos”.
Pasar el favor
La mayoría de sus clientes están en Estados Unidos, donde la mayoría de los clientes pueden pagar sus precios relativamente bajos, por lo que van As es capaz de subsidiar las prótesis para los que están en mayor desventaja.
“Tuvimos a Dylan Laas en Los Ángeles, quien recibió una Robohand y cuando su padre vio el impacto, él pagó para que Waldo, otra persona en la lista de espera, recibiera una también”, dice van As.
Waldo también nació con el síndrome de banda amniótica (ABS), como Liam, dejándolo sin dedos en su mano derecha, y van As le pudo colocar una mano funcional a él también.
“Todo es cuestión de pasar el favor ya que la gente quiere ayudar”, dice van As.
Robohand está creciendo y el equipo tiene planificado extenderse más allá de los dedos y brazos que actualmente se ofrecen. “Nuestro próximo paso es imprimir piernas enteras para que la gente utilice y pueda usar para caminar”, explica van As. Pero no se detiene allí. “Entonces, si hacemos ese trabajo, el objetivo es hacer exoesqueletos completos, para que los parapléjicos puedan volver a caminar”.