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(CNNMéxico) -— Gabriel García Márquez disfrutaba con ir a una plaza cercana a su casa, en el sur de la Ciudad de México, a tomar un helado de vainilla, casi siempre gratis, o yendo a tomar un capuchino en una librería.

Siempre llegaba a Perisur, una plaza a unos 10 minutos de su casa en Jardines del Pedregal, acompañado de su asistente Genovevo Quiroz, el compañero con quien compartía comidas y postres y el brazo del que se ayudaba para caminar por el lugar, cuentan a CNNMéxico empleados de la plaza.

Era frecuente ver a García Márquez tomando capuchino o comiendo en El Péndulo, al que acudía a veces hasta dos veces por mes desde hacía algunos años.

Llegaba después del mediodía, comía o tomaba café y se iba, cuenta uno de los empleados de la librería.

José, un joven que un día coincidió en el lugar con el nobel cuenta que poca gente se percataba de su presencia. “No se dieron cuenta quien era hasta que vieron que nos tomábamos fotos y nos firmaba libros”.

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