Por Sheena McKenzie
(CNN) — ¿Cómo logras posicionarte en la escalera inmobiliaria cuando vives en una de las ciudades más caras del mundo?
Para un creciente número de personas que compran una casa por primera vez, como Sandra Reddin, la respuesta no se encuentra en la tierra sino en el agua.
“Lavar los platos mientras cisnes flotan cerca de tu ventana… me encanta”, dice Reddin, de 55 años, quien compró una casa flotante a principios de este año.
En una ciudad donde con 1 millón de dólares compras apenas 25 metros cuadrados, los londinenses están acudiendo al laberinto de canales que silenciosamente serpentean la metrópolis.
Hace siglos, estos canales ondulantes se utilizaban para el transporte de carga; se trataba de una carretera flotante con mucho movimiento de barcazas que conectaban pueblos en todo el país.
Ahora, las barcazas que llevaban mercancías por todo el Reino Unido se han convertido en hogares para quienes luchan por conseguir establecerse en el tercer mercado más caro de bienes raíces en el planeta.
Mientras una casa en Narrow Boat Close, una calle en el frondoso sureste de Londres, te costaría un promedio de 350.000 dólares, una barcaza te costaría alrededor de una cuarta parte de esa cantidad.
Quienes buscan dar el paso pueden esperar pagar cualquier cantidad entre 3.000 y 250.000 dólares por una barcaza en la capital inglesa, y no es la única ciudad europea que está haciendo uso de sus canales navegables.
Debido a que los precios de las propiedades en París compiten con los de Londres, las casas flotantes a lo largo del Sena podrían ser una opción más asequible para quienes están decididos a residir en un lugar cercano a la Torre Eiffel.
En la cercana ciudad de Ámsterdam, el ajetreo de las calles se traslada a la intrincada red de canales, hogar no solo de botes residenciales, sino de una enorme variedad de embarcaciones hoteleras, y el único mercado flotante de flores en el mundo.
Costos del canal
Pero ¿realmente es la vida a flote tan atractiva financieramente como parece?
Alan Wildman, de la Asociación de Propietarios de Barcos Residenciales del Reino Unido, no es tan entusiasta al respecto.
“La gente se traslada a un barco pensando en que es una forma de posicionarse en la escalera inmobiliaria, lo cual es una verdadera tontería”, dice el hombre de 64 años de edad, quien vive en una barcaza con su esposa.
“Puede ser más barato que vivir en una casa. Pero cuando consideras todos los otros componentes de la vida a flote… las personas pueden desilusionarse muy rápidamente”.
El embarcadero a largo plazo en Londres puede costar más de 30.000 dólares al año, “y eso solo por dejar tu bote en algún lugar”, añade Wildman.
A diferencia de los bienes raíces, el valor de las casas flotantes decrece, dijo. Si estás pensando en dar el paso, tiene que ser por amor, no por dinero.
Romance en el río
Habiendo dicho eso, al subirse a la elegante casa flotante de 13 metros de Reddin, “Happy Days”, es fácil ver el atractivo de la vida en el río.
Dentro, el navío de madera es más grande de lo que esperarías, y presume una chimenea de madera, un baño completo, cocina y una habitación doble. La luz dorada de la tarde se refleja en el agua y entra por las largas y estrechas ventanas.
A pesar de que es relativamente amplio, termino golpeándome la cabeza en la puerta baja, y salgo con poca delicadeza a la cubierta para beber una copa de vino al atardecer.
“Me agrada vivir así”, dice Reddin, dirigiendo la mirada hacia el hogar compacto, donde todo tiene su lugar.
La fotógrafa compró su bote de 124.000 dólares hace algunos meses, al considerarlo una manera asequible de vivir en el corazón de la ciudad, mientras constantemente cambia la vista desde su ventana.
Ahora se encuentra en el Regent’s Canal al norte de Londres, un área donde las propiedades normalmente tienen un precio de un millón de dólares.
La madre de dos hijos pagaba 3.000 dólares al mes por alquilar un apartamento en otra parte del norte de Londres cuando decidió renunciar a todo eso por una vida en el agua.
“Tienes todos estos ruidos distintos”, dice. “Patitos que aterrizan en tu techo, el sonido del agua, y cuando llueve, simplemente es increíble”.
No es fácil
Reddin no se encuentra bajo la ilusión de que vivir en un bote es del todo fácil, particularmente en invierno. “Yo soy una persona bastante optimista e intrépida. Creo que debes ser así para llevar este estilo de vida”, dice.
Wildman habla de las cosas como son: “Imagina que estás en el canal, te quedas atrapado por el hielo, el tanque de tu sanitario se está llenando y tienes que recorrer casi un kilómetro para llegar a un sitio donde puedas bombearlo”.
“Tienes que aceptar lo bueno y lo malo”.
Si quieres vivir a bordo, también debes estar preparado para reducir los excesos, dice Nathan Rogers, gerente de representación en NarrowboatShop.co.uk.
“Tienes que ser disciplinado en términos del espacio donde vives y cómo lo utilizas”, advierte. “Pero esto también lleva a modificar y simplificar la vida cotidiana”.
Espacio cerrado
En un espacio tan reducido, ¿es posible criar a un grupo de niños inquietos?
“Significa que se tienen que llevar bien unos con otros”, dice Wildman, quien ha visto que la vida de muchas familias ha transcurrido felizmente en el agua.
“Si tienes que llevar a tus hijos a la escuela, necesitas un permiso continuo de embarcadero”, añade, lo cual es más caro que las regulaciones actuales que requieren que los dueños se trasladen cada dos semanas.
Hay alrededor de 30.000 a 40.000 personas que viven en botes en el Reino Unido, calcula Wildman. Él la describe como una comunidad flotante unida, donde los vecinos se cuidan unos a otros.
“Se parece mucho a la vieja Inglaterra”, dice.
Sin embargo en esta época, las personas eligen vivir a bordo por razones muy distintas.