Nota del editor: Miguel Ángel Antoñanzas se encuentra en Brasil para documentar la verdadera experiencia de un hincha durante la Copa del Mundo. Equipado con una cámara Nikon Coolpix, saldrá fuera de la cancha para capturar la vida, los sonidos y el sabor de Brasil.
Por Miguel Ángel Antoñanzas, CNN Español
(CNN Español) – Comienza la semana del Mundial. Desde este jueves, Brasil acoge el acontecimiento deportivo más importante del mundo… al menos para los amantes del fútbol.
En total serán 64 partidos, 32 selecciones nacionales y muchos días de pasión repartidos en 12 sedes mundialistas.
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Para este reportero es sin duda una gran aventura que comenzó el fin de semana pasado en Río y que de momento me lleva a Sao Paulo, donde será el partido inaugural entre Brasil y Croacia.
Mi misión es variada: recorrer Brasil con los aficionados que han dejado mucho en sus países para seguir a sus ídolos nacionales. Viajo sólo con una cámara de fotografía y un ordenador que me permitirá editar los videos. Pero en algunos lugares, como en Río, tendré la suerte de trabajar con esos periodistas locales que tanto saben y que son los que realmente te ayudan.
Antes de llegar, en el avión que me llevaba desde Miami a Río pude conocer a algunos de los pasajeros de este vuelo, entre ellos Mubarak A. Nazir, un musulmán nacionalizado canadiense que acudía junto con sus nietas y mujer a fundar una mezquita a Río.
Al hablar del Mundial, Mubarak dijo que esperaba que hubiera armonía entre los rivales, de manera que aquél equipo que gane, debe mostrar magnanimidad, y el que pierda, valor, porque —dijo sabiamente— “alguien tiene que perder y alguien tiene que ganar¨.
Claro que perder, perderán muchos, todos menos uno: el que se haga con esa copa tan deseada y con la recompensa de la FIFA que la rellena hasta los bordes con 35 millones de dólares.
Los pilotos del avión, estadounidenses, estaban divididos entre su favorito para hacerse con esa copa. Uno de ellos, de ascendencia italiana, se decantó por la Gli Azurri. El otro, lo tenía muy claro: Go USA!
Llegué a Río de noche. Uno se había imaginado esa postal tantas veces vista del Cristo Corcovado abrazando toda la ciudad, pero no fue así: luces, millones de luces que iluminan la vida de más de 6 millones de personas.
Y oscuridad, porque todavía no había amanecido, pero allí comenzaba la verdadera aventura.