Por Gonzalo Frasca
Nota del Editor: Gonzalo Frasca, PhD, es diseñador, consultor y catedrático de videojuegos de la Universidad ORT. Escribe sobre educación y juegos educativos en EscuelaLab.com
(CNN Español) – El profesor Jean-Baptiste Huynh tuvo una idea que lo avergonzó. Mientras dictaba su curso de matemáticas se dio cuenta que, a pesar de su formación y dedicación, esa no era la educación que quería para sus propios hijos. Estaba fallando como docente y defraudando a sus propios alumnos. Por eso decidió cambiar radicalmente.
Varios años de experimentación lo llevaron a crear una empresa de videojuegos para enseñar matemáticas de forma efectiva y divertida. Su primer juego, DragonBox Algebra, logró lo que parecía imposible: enseñar álgebra básica de manera apasionante (mi análisis de ese juego puede leerse aquí).
Un año después, su empresa WeWantToKnow (“Queremos Saber”, en inglés) lanza un nuevo producto en la serie. Se trata de DragonBox Elements, un videojuego para aprender a resolver problemas de geometría, basado en el libro “Elementos” que el matemático griego Euclides escribió hace 23 siglos.
Nuevamente, DragonBox se luce con excelencia: enseña elementos básicos de geometría en pocas horas, de manera divertida y mejorando el habitual método escolar que suele ser largo, frustrante y aburrido.
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El resultado es un videojuego con rompecabezas desafiantes, disponible en idioma castellano para dispositivos móviles Apple y Android. Sus creadores lo recomiendan para jugadores a partir de los 8 años pero adelanto que algunos niveles son complejos y pueden requerir la ayuda de un adulto. De todas formas, al igual que muchos otros juegos de puzzles, Elements se presta para ser jugado en colaboración, entre hermanos, amigos o padres e hijos.
Al igual que el juego anterior de álgebra, Dragonbox Elements está estructurado como un largo y elegante tutorial. En el mundo de los videojuegos, se conoce como tutorial a la estrategia de enseñar sistemas complejos separándolos en niveles de dificultad creciente. En vez de hacer énfasis en la teoría, el tutorial zambulle al alumno directamente en la práctica, creando problemas ni muy simples ni muy complicados. Además, tiene una tolerancia infinita para los errores, ofreciendo siempre otra oportunidad para intentar superarse.
Es posible alegar que DragonBox Elements no enseña geometría sino recetas para hacer demostraciones geométricas. Esto es parcialmente cierto pero también es verdad que gran parte de la enseñanza actual de las matemáticas se basa en estas “recetas” (llamadas algoritmos). Pero una vez familiarizado con ellas, el alumno puede conectarlas con otros conceptos y formar una red de conocimientos más profundos.
En este sentido, los juegos de DragonBox no deben ser vistos como un reemplazo a un curso de matemáticas sino a un laboratorio virtual donde el niño puede experimentar, de manera tangible, con conceptos que luego verá en clase a través de otros medios. Por eso, además de las versiones en dispositivos móviles, WeWantToKnow también vende una versión “Edu” adaptada para ser utilizada en un salón de clase tradicional.
Se suele asumir que los videojuegos educativos funcionan porque hacen más entretenido el aprendizaje. Sin embargo, la diversión del alumno nunca debería ser su objetivo principal. El entretenimiento en un buen juego nunca es causa sino consecuencia: produce placer porque enseña bien.
En otras palabras, a los humanos nos divierten los desafíos justos e inteligentes. DragonBox Elements sabe que la geometría bien enseñada es entretenida y, en vez de engañar al alumno con efectos especiales, se concentra en la elegancia y belleza de sus puzzles.
Las dos aplicaciones de la serie DragonBox son —y lo digo sin ninguna duda— las mejores apps para aprender matemáticas disponibles hoy en dispositivos móviles. Sin embargo, dos apps por sí solas no pueden cambiar el sistema educativo ni tampoco transformar a nuestros niños en matemáticos. Pero cumplen con dos objetivos importantes. Primero, son un claro ejemplo del camino a recorrer, subiendo el estándar para el resto del software educativo. Y en segundo lugar, son un arma poderosa para combatir el miedo global a las matemáticas, fruto de años de técnicas obsoletas y frustrantes que faltan el respeto a los estudiantes.
Si tus hijos “odian” las matemáticas, recuerda que sólo tememos a lo que no comprendemos. Y jugar es la manera en la que los niños se familiarizan con el mundo, disfrutando cada vez que vencen a lo desconocido.