Por Euan McKirdy
(CNN) — Dicen que nunca debes conocer a tus héroes; encontrarte a quienes idolatras en carne y hueso está destinado a ser una decepción.
Así que ponte a pensar en el adolescente australiano Nick Kyrgios, quien se enfrentó cara a cara con uno de los grandes del tenis, y un hombre que admiraba mucho mientras crecía en las canchas de Canberra, Australia.
Conocer al número uno del mundo del tenis, Rafael Nadal, en la cancha en Wimbledon en su primera aparición, y no solo triunfar, sino hacerlo con una serie de trucos, incluido un primer ace y un golpe audaz entre las piernas que dejó atónito al español, cuenta como una presentación memorable.
“Hace una semana no creía que iba a llegar a los cuartos de final de Wimbledon en mi primera aparición”, dijo en una conferencia de prensa después de ganarle, el tenista que se encuentra en el lugar 144 del mundo.
Grandes expectativas
Hasta su victoria sobre Nadal, probablemente estaba contento de experimentar el torneo, jugando su Xbox; que trajo con él desde Australia, y paseando con su padre y hermana, quienes lo acompañaron a Londres. Dijo que le escribió a su madre una carita sonriente después de que la conferencia de prensa terminó. Ahora, las expectativas aumentaron.
En la cancha, Kyrgios lleva con él confianza y un empuje que engañan sus 19 años de edad, como su tiro poco ortodoxo hacia Nadal claramente demostró. Después de superar al cinco veces finalista en cuatro sets, el mundo fue alertado del secreto peor guardado del tenis australiano, un ganador serial; y número uno junior del mundo, en el nivel juvenil que toma su carrera como profesional en una zancada.
Muchos recomiendan al tenista derecho como un futuro grande del deporte.
Sin embargo, no es un cuento de hadas australiano sin precedentes. En 1996, en otro Grand Slam, un joven Mark Philippoussis; un australiano que también tiene ascendencia griega, venció al entonces número uno, Pete Sampras, para llegar a la cuarta ronda.
“Eso fue lo que me recordó, donde (Kyrgios) no se retiraba; iba por los tiros y sacaba lo bueno”, dijo el grande de Australia, Pat Cash, al Sydney Morning Herald. “Fue extremadamente impresionante. Fue increíble. Fue casi perfecto”.
Comenzó a jugar a los seis años y sus antecedentes; greco-australiano en el lado de su padre y malasio en el lado de su madre, es emblemático de la Australia moderna y multicultural, y actualmente divide su tiempo entre su ciudad natal de Canberra y Melbourne, el hogar espiritual del tenis australiano.
Se siente en casa en el pasto; algo que no necesariamente puede decirse de su oponente pasado, quien soportó un momento tórrido en Wimbledon en años recientes.
Comparación con Becker
Después de su victoria fenomenal sobre Nadal, hay muchas comparaciones, debido a la cantidad de talentos precoces que han adornado la Cancha Central. Pero quizá el más favorecedor es con el gran Boris Becker, quien como un teutón de 17 años venció al sudafricano Kevin Curren en la final de 1985, el primero de sus tres títulos en Wimbledon.
“Seguimos diciendo, ‘¿quién será el próximo chico’? y creo que encontramos a ese chico”, dijo a la BBC el excampeón de Wimbledon y actual comentarista, John McEnroe. “Fue absurdamente sorprendente, lo que hizo con el número uno.
“Creyó absolutamente que iba a ganar este partido, y actúa, para mí, como si pudiera ganar este torneo. El último chico que vi así… fue Boris Becker. Ese adolescente joven, sin miedo, sin importar lo que viniera en su camino iba a ser mejor que ellos”.
Y si sus tuits son algo para darse una idea, Kyrgios no parece inmutarse en lo más mínimo. “Tengo que hacerlo todo de nuevo mañana ¡y no puedo esperar! Primer @Wimbledon ¡y ya estoy en el club de los últimos 8!”, tuiteó después de su famosa victoria.
Kyrgios se enfrentará al canadiense Milos Raonic, en los cuartos de final este miércoles.
Tiene un par más de victorias improbables para apuntarse en el camino, pero si todo sale bien para el adolescente australiano, podría estar venciendo a otro ídolo, Roger Federer, en la final.