Por Meera Senthilingam, para CNN
(CNN) – “Vi estos asientos antes que empezara el torneo, pero no es una buena manera de lidiar con eso. Es una especie de segregación”, explica el Dr. Guilherme Cotta, un cirujano bariátrico (para perder peso), en Río de Janeiro, Brasil.
Cotta se está refiriendo a los 4.750 asientos extra anchos puestos a disposición en los estadios de la Copa del Mundo de este año para adaptarse al problema de obesidad creciente en Brasil. Colocados en los extremos de las filas de todo el estadio, los asientos de respaldo bajo y anchos para las personas obesas se han construido de acuerdo con la legislación brasileña, en la que la obesidad se clasifica como una discapacidad y deben hacerse adaptaciones.
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Luego de la humillante salida de su equipo nacional de la Copa del Mundo, las preocupaciones inmediatas de los brasileños podrían ser el futuro futbolístico del país, en lugar de su salud, pero la obesidad se ha convertido en el problema principal de la sociedad brasileña y sigue aumentando.
En el 2012, alrededor de uno de cada siete brasileños fueron clasificados como obesos. A nivel mundial, Brasil está muy por detrás de países como los Estados Unidos y México, donde alrededor de un tercio de la población es obesa, pero la preocupación es la rápida tasa de aumento de peso. El país que alguna vez fuera vulnerable a la desnutrición y a los efectos de salud relacionados, como el retraso en el crecimiento, ahora por el contrario es vulnerable a la obesidad y las consecuentes enfermedades cardíacas y diabetes. En 1975 solo el 19% de los hombres brasileños y el 29% de las mujeres brasileñas tenían exceso de peso; en el 2014 esas cifras ahora son de 54% y 48% respectivamente.
“La transición para convertirse en obesos ha sido rápida en toda América Latina durante los últimos 20 años y los países han pasado de tener menos del 10% de la población con sobrepeso a más del 50%”, explica Ricardo Uauy, Profesor de Nutrición de Salud Pública de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical.
“Brasil es muy diverso -al sur es igual que Europa, pero al norte tienen regiones de pobreza y luego en la cuenca del Amazonas tiene poblaciones indígenas rurales”, explica. “Pero en todo el país las poblaciones de bajos ingresos se han vuelto dependientes de alimentos con alto contenido de carbohidratos y azúcares”. Este cambio en el consumo ha dado lugar a un cambio rápido en el peso y, por lo tanto, en la salud.
Cotta trabaja con personas obesas que acuden a él sin ninguna esperanza, en un país que alguna vez fuera conocido por sus hermosos cuerpos de playa. “Cuando comencé como cirujano bariátrico tal vez tenía una paciente a la semana, pero ahora tengo de 5 a 10 por semana”, explica Cotta, que ha estado tratando a pacientes obesos durante 10 años. “Al principio era porque la gente quería verse bella de nuevo, pero ahora la gente viene de todas partes del país con el sentir de estar sanos”.
La cirugía bariátrica consiste en una serie de procedimientos quirúrgicos con el objetivo general de reducir el apetito de un paciente y el consumo de alimentos. Es, ante los ojos de Cotta, un último recurso para pacientes que se han convertido en “obesos mórbidos” y no es para aquellos que simplemente tienen sobrepeso. La clave para ayudarlos es cambiar la dieta y sus hábitos de consumo, que han cambiado mucho en los últimos años.
Uauy lo atribuye al cambio de los alimentos a los que actualmente dispone la población. “Los alimentos saludables se han vuelto más caros”, dice. Las comunidades de todo el país - tanto urbanas como rurales - han reducido su ingesta de frutas y verduras para incluir más carne, azúcar y alimentos procesados.
La globalización ha permitido que incluso el más rural de los residentes tenga acceso a los alimentos procesados; Nestlé, por ejemplo, ha proporcionado barcos programados desde el año 2010, que sirven como supermercados flotantes para las comunidades que viven a lo largo del Amazonas. Las comunidades remotas ahora pueden comprar productos de marca y con frecuencia pueden elegir aquellos en lugar de los productos agrícolas locales.
“En Brasil, ser delgado se asocia con la pobreza, por lo que la cultura ha aceptado ser más pesado como un rasgo deseable”, dice Uauy. Este cambio dramático en la cultura de los alimentos ha hecho que las enfermedades cardiovasculares y los derrames cerebrales sean la principal causa de muerte en el país, de acuerdo con Uauy - seguido de cerca por la diabetes.
Los equipos de salud pública están pidiendo un cambio en las actitudes hacia la salud. “Las opciones saludables necesitan convertirse en las opciones fáciles”, explica el Dr. Uauy. “Los pobres están creciendo igual de rápido que los ricos y todos necesitan entender mejor qué es lo que están comiendo”.
Este no es un problema exclusivo de Brasil. Sin embargo, el gobierno de Brasil y el ministerio de salud están tomando en serio el asunto y se ha anunciado que para sus proyectos recientes que emiten lineamientos de alimentos para el público y que crean programas para las escuelas suministrarán 40% de sus alimentos localmente, conforme la obesidad infantil está alcanzando los niveles de adulto.
Cotta cree en el poder de cambiar los hábitos alimenticios nacionales. “La cirugía es una forma radical de tratar la obesidad y solo para los pacientes que veo, para quienes es una necesidad para poder vivir”, dice.
Pero él cree que puede ser necesario enfocarse en primer lugar en las poblaciones clave. “La obesidad mórbida se concentra dentro de la ciudad por lo que necesitamos hacer cambios allí”.