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(CNNMéxico) — Las caras de los aficionados en el estado Mineirao de Belo Horizonte mostraban la tristeza y la incredulidad ante lo que estaba ocurriendo, su selección verde-amarela perdía por 7-1 ante Alemania.

La reacción en las calles no se hizo esperar con peleas callejeras y al menos 15 autobuses incendiados, pero esta decepción deportiva ¿hará que se retomen las demandas sociales con las que inició el Mundial?

Las protestas en Brasil, un país que ama el fútbol, se apagaron durante la competición, los manifestantes reclamaban que los 11,000 millones de dólares que el gobierno del país sudamericano invirtió en infraestructura para el evento podían invertirse en salud, educación y transporte. Ahora, tras la derrota, es probable que la atención pase del futbol de nuevo a las protestas, coinciden analistas.

“En alguna forma estas manifestaciones que tuvieron lugar los días previos y que pararon estas semanas, porque hasta los manifestantes estaban viendo la Copa, ahora es probable que resurjan, que se vuelva a cuestionar el elevado gasto en los estadios y que todo el descontento social que viene creciendo en Brasil, especialmente en la clase media, reviva”, consideró Hernán Gómez, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y analista político especialista en América Latina.

El fútbol en la nación “es una especie de anestésico especialmente entre la gente más pobre, la que vive en las favelas y es un país donde hay mucha ilusión con el fútbol”, dijo. Sin embargo, consideró difícil estimar si podría llegarse a las protestas masivas que ocurrieron en 2013 durante la Copa Confederaciones y que de acuerdo con los manifestantes tenían como objetivo que no se realizara el Mundial.

“Ya se dieron algunas, de todas formas las que ha habido no son igual de grandes que las del año pasado”, explicó.

Las transmisiones del partido de Brasil ante Alemania tuvieron que ser interrumpidas en Salvador, Copacabana y Recife debido a peleas entre aficionados, mientras que en Sao Paulo 15 autobuses que estaban estacionados y fuera de servicio fueron incendiados. En los incidentes hubo al menos 25 detenidos.

“El desempeño de la selección nacional se ve como una especie de termómetro de la situación social, política y económica de un país, en el caso de Brasil vemos que su derrota ha sido traumática, sobre todo porque era uno de los favoritos para ganar, quizá no a nivel futbolístico, pero el hecho de que estuviera jugando en su propio país le daba esa expectativa”, consideró Gerardo Blas Segura, profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México.

Los aficionados que llenaron los estadios en el Mundial 2014 dejaron solos a los jugadores tras la derrota en el Mineirao. Solo 15 recibieron a la selección brasileña en el aeropuerto de Río de Janeiro, a su llegada de Belo Horizonte, al grito de “vergüenza, vergüenza”, de acuerdo con un reporte de la agencia EFE.

Cuando el autobús de la canarinha salía del aeropuerto un aficionado lanzó una naranja contra los cristales del vehículo, según la agencia. A su llegada a Teresópolis, su sitio de concentración en Río de Janeiro, solo los recibieron seis aficionados y los guardias de seguridad tuvieron que retirar vallas con letreros en que se podía leer mensajes alusivos a la derrota.

La prensa local tampoco fue amable con ellos. “Parecía una partido de adultos contra niños (…) Nunca jamás el fútbol brasileño vivió una humillación semejante”, escribió en su blog tras el partido el analista deportivo Juca Kfouri, una de las mejores plumas del periodismo deportivo brasileño, citado por la agencia AFP.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró este miércoles en entrevista con Christiane Amanpour de CNN que Brasil se recuperará de esta “situación extremadamente dolorosa”.

“Creo que el ser capaces de superar las derrotas es la característica y el sello de un importante equipo nacional y de un gran país”, dijo.

¿Adiós a la reelección para Rousseff?

El Mundial no solo significa orgullo futbolístico para Brasil, también tiene un tinte político en un país que vivirá elecciones generales en octubre, en las que Rousseff busca la reelección. ¿Afectará la humillante derrota de la Seleçao el futuro político de la nación?

Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT), lleva una amplia ventaja en las encuestas electorales con un 38% de intención de voto, de acuerdo con datos de la firma Datafolha publicados este mes, seguida del senador Aecio Neves con el 20% de intención de voto, y el exgobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, con el 9%.

“Es muy pronto para saber si el resultado afectará la elección, porque hasta ahora Dilma Rousseff es la candidata más fuerte y si estas encuestas existen quiere decir que es a pesar de las protestas”, consideró Blas Segura en entrevista.

Para Hernán Gómez, las posibilidades de que Rousseff sea reelegida van más allá del resultado del partido. “La elección va a estar más difícil pero tampoco siento que el resultado del Mundial revierta una tendencia electoral, aún en el país más futbolero del mundo”, afirmó.

“Dilma puede ganar la elección gracias al apoyo popular que tiene por una serie de medidas importantes como el incremento al salario mínimo que se ha casi duplicado, como los programas sociales, entonces aún cuando va a ser más difícil ganar no siento que vaya a perder porque además sus rivales todavía no están tan fuertes”, agregó.

El gobierno brasileño, mientras tanto, también intenta separar los resultados en la cancha del juego con la realidad nacional.

“La Copa es la Copa. En agosto el clima será otro. Ahora es el momento del sufrimiento, pero en agosto se dará vuelta a la página. Como gobierno debemos dejar claro que la infraestructura (para el Mundial) funcionó perfectamente. Las elecciones son otro capítulo”, afirmó el ministro jefe de la presidencia, Gilberto Carvalho, tras la derrota según el diario O Estado de Sao Paulo, citado por la agencia EFE.

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