Pattaramon Chanbua y Gammy desde un hospital en Tailandia. Las autoridades australianas la consideran una 'heroína' por cuidar del bebé.

Por Hilary Whiteman

(CNN) — Su nombre es Gammy. Apenas tiene siete meses y ya llamó la atención sobre el misterioso mundo de la maternidad sustituta en Tailandia, mientras que el régimen militar del país impone medidas más estrictas en el sector.

Gammy nació con síndrome de Down en diciembre de 2013. Su madre, Pattaramon Chanbua, es una tailandesa pobre y llevaba en su vientre a los gemelos de una pareja australiana.

Sin embargo, cuando llegó el momento de llevar a los bebés a casa, solo se llevaron a la niña sana y dejaron al niño enfermo en Tailandia con una madre con pocos recursos para cuidar a un niño con necesidades especiales.

Ella relató que la pareja le dijo que estaban “demasiado viejos” como para cuidar a unos gemelos, según Fairfax Media.

Sin embargo, el lunes 4 de agosto, la Australian Broadcasting Corporation reportó que el padre afirmaba que los médicos solo habían informado a la pareja la existencia de la niña.

“Cuando dieron de alta del hospital a la niña, la madre me preguntó si sería capaz de criar al niño. ¿Cómo es que dijeron que no sabían de él? No entiendo, suena a que están mintiendo”, dijo Pattaramon a CNN.

Dijo que la pareja no mostró interés alguno por llevarse al niño a casa.

“(Ellos) ni siquiera miraron al niño. Ni siquiera le compraron leche. El niño dormía junto a la cama de la niña, se habían acabado los pañales y nunca compraron pañales para él”, dijo.

‘Me dijeron que me deshiciera del bebé’

Pattaramon habló con CNN desde un hospital tailandés en el que están tratando al pequeño Gammy por neumonía. Ella tiene apenas 21 años, tiene dos hijos propios —de seis y tres años— y vende bocadillos en un puesto de comida.

“Cuando tenía siete meses de embarazo me dijeron que el bebé tiene (síndrome de) Down”, cuenta. “Me dijeron que me deshiciera del bebé y que habría algunas formas de salvar al otro niño. Me rehusé porque es pecado”.

Pattaramon dice que se reunió con los aspirantes a padres solo en tres ocasiones y afirma que la agencia intermediaria no ha terminado de pagarle el dinero.

Eso ahora es irrelevante. Por medio de una campaña crowd-funding, en tan solo 12 días se reunieron más de 215.000 dólares para cuidar del niño. Además del síndrome de Down —trastorno genético que obstaculiza el crecimiento y la capacidad intelectual—, Gammy tiene un trastorno cardiaco y podría requerir cirugía.

“Me siento muy contenta porque somos pobres y no podemos pagar todas las cuentas médicas del niño”, dijo Pattaramon. Ahora, la recaudación de fondos quedó a cargo de Hands Across the Water, una organización benéfica australiana que trabaja con huérfanos y niños necesitados en Tailandia.

“El primer dinero iba a usarse para los costos relacionados con la cirugía del corazón… lo que ahora podremos hacer es planear respecto a las necesidades a largo plazo, incluso su educación”, dijo a CNN Peter Baines, fundador de la organización.

Los riesgos de ir al extranjero

Sam Everingham conoce los desafíos que presenta ir al extranjero para conseguir un hijo muy deseado.

Él y su pareja pasaron varios años navegando en el sistema de vientres sustitutos de India. El viaje se caracterizó por la pérdida de dos bebés prematuros y el trauma de decidir poner fin a la vida de fetos viables antes de que nacieran unas gemelas en 2011.

Dice que es difícil creer que los padres no supieran sobre el niño.

“La mayoría o casi todos los aspirantes a padres ansían recibir cada mes los estudios de las madres sustitutas para ver crecer a sus bebés. La agencia envía los estudios regularmente. No hay razón para que esta agencia no lo haya hecho”, dijo.

Everingham dirige Families Through Surrogacy, organización que guía a los aspirantes a padres en el proceso.

“La gran mayoría de los casos da felicidad y alegría a ambas partes. Sin embargo, pone en evidencia la necesidad, particularmente en Tailandia, de mayores medidas de supervisión y reglas y recibimos de buen grado el que el gobierno tailandés anunciara que serán más estrictos”, dijo.

Padres preocupados

Aunque el caso de Gammy ha suscitado una oleada de empatía hacia el niño y su madre —y de furia ante los padres potenciales— también ha recalcado los temores de docenas de parejas que esperan a sus propios hijos.

El 22 de julio, las autoridades tailandesas anunciaron que redoblarían las restricciones al sector.

En los últimos días, las autoridades han impedido que varios bebés nacidos de una madre sustituta salgan del país, explicó Everingham.

“Hay gran inquietud por eso. Tan solo en Australia tenemos entre 80 y 90 familias con madres sustitutas en Tailandia y están muy preocupados por tener acceso a sus hijos”.

“Esperamos que el gobierno tailandés nos aclare lo más pronto posible el tema del tránsito seguro de esos bebés”, dijo.

Aunque el caso de Gammy no fue el catalizador del endurecimiento de las medidas, Families Through Surrogacy señaló que uno de los problemas que las autoridades tailandesas identificaron es que los extranjeros abandonan a los niños con discapacidades.

No es el primer caso

“En la comunidad de la maternidad sustituta he escuchado que esto ha ocurrido antes”, dijo Michaela Stockey Bridge, investigadora de la Universidad Macquarie que empezó a recopilar las historias de las experiencias de la gente con la maternidad sustituta en el extranjero.

“Cada vez que hay un caso como este se pone de relieve el hecho de que necesitamos una regulación internacional de la maternidad sustituta comercial”, explicó.

“Si hubiera más asesoría y los aspirantes a padres pudieran hablar de eso antes con la madre biológica, no terminaría así… es un desenlace tan triste”.