Por Aaron Carroll
Nota del editor: Aaron E. Carrol es un profesor de pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana y el director del Center for Health Policy and Professionalism Research. Escribe en un blog sobre la política de salud en The Incidental Economist y lo encuentras en Twitter como @aaronecarroll. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las del autor.
(CNN) – Recientemente, un estudio publicado en el British Journal of Nutrition dice que las frutas y vegetales orgánicos son más nutritivos.
Un comunicado de prensa declaró que se trataba de “el estudio más grande” de su tipo. Debido a su tamaño y amplitud, algunas personas creen que esto elimina investigaciones previas que mostraban que los alimentos orgánicos no parecían ser más seguros o nutritivos que los alimentos cultivados convencionalmente.
A pesar del alboroto, creo que este estudio ofrece poca información nueva y no es muy convincente en hacer una afirmación respecto a que los alimentos orgánicos son de alguna manera “mejor para ti”.
Este nuevo estudio, al igual que muchos antes del mismo, fue una revisión sistemática y un meta-análisis. Eso quiere decir que no fue un ensayo clínico nuevo o un informe de investigación de laboratorio. Fue un tipo específico de análisis que permite un “estudio de estudios”. Básicamente, los investigadores se propusieron encontrar todas las investigaciones pertinentes en el campo y luego combinarlas todas en un único análisis.
Este tipo de análisis permite que muchos estudios más pequeños, que podrían no tener mucha relevancia, se fusionen en un estudio que podría permitir una inspección más exhaustiva. También permite que la investigación que por sí sola podría no ser lo suficientemente robusta logre algún tipo de relevancia estadística.
Algunas veces se prefieren las revisiones sistemáticas a los artículos de revisión habituales, porque tienen métodos reproducibles. Al estipular cómo los científicos buscaron la investigación, cómo se determinaron qué estudios eran lo suficientemente buenos para ser incluidos y qué pruebas fueron realizadas, las revisiones sistemáticas permiten que otros juzguen los méritos del trabajo y prueben sus conclusiones, si así se desea.
Pero eso no significa que las revisiones sistemáticas sean infalibles o inmunes a las críticas. De hecho, a menudo los resultados de las revisiones sistemáticas o los meta-análisis pueden ser muy disputados. Estoy seguro de que así será para este estudio.
En 2009, por ejemplo, un grupo de científicos publicó una importante revisión de alimentos orgánicos versus alimentos cultivados de manera convencional, que abarca estudios realizados de 1958 a 2008. Ellos revisaron 52.471 artículos y encontraron 162 estudios que comparaban los cultivos y productos pecuarios. Determinaron que 52 de ellos tenían la calidad suficiente para ser incluidos en sus análisis. No encontraron diferencias significativas entre los alimentos orgánicos y aquellos cultivados de manera convencional con respecto al contenido de nutrientes.
Sin embargo, algunos consideraron que este estudio era metodológicamente imperfecto.
Así que en 2012, los investigadores de la Universidad de Stanford trabajaron en este tema y publicaron una revisión sistemática y un meta-análisis. Revisaron las investigaciones realizadas hasta mayo en 2011, encontraron 460 estudios e identificaron 237 que satisfacían sus criterios de inclusión. De estos, 17 eran estudios de la dieta humana y 223 eran estudios de alimentos en sí.
Una vez más, el resultado fue que existe una falta evidencia respecto a que los alimentos orgánicos son mucho más nutritivos que los alimentos cultivados convencionalmente.
Lo que nos lleva al estudio más reciente. Los autores de este trabajo reconocieron las críticas anteriores, pero argumentaron que no eran lo suficientemente exhaustivas. Así que ellos buscaron la literatura desde 1992 hasta 2011 y revisaron 448 estudios. Consideraron que 343 eran adecuados para su inclusión, lo que hizo que este fuera un estudio “más grande”.
Pero recuerda que este estudio no incluyó muchos más datos “nuevos” que el estudio realizado por Stanford. Simplemente tenía más datos porque era más permisivo en relación al tipo de estudios considerados de suficiente calidad para ser incluidos.
El análisis mostró que hubo un nivel significativamente más alto de antioxidantes en los alimentos orgánicos que en los alimentos convencionales. Es sobre esta base que los investigadores declararon que los alimentos orgánicos son más nutritivos. También encontraron niveles más altos de pesticidas en los alimentos convencionales, lo cual según ellos, los hace más inseguros.
En primer lugar, es importante ser realistas sobre lo que los antioxidantes pueden y no pueden hacer. Son un tipo de compuesto, utilizado por nuestro cuerpo, para luchar contra los “radicales libres” o productos químicos que pueden causar daño a muchas estructuras en el cuerpo por robar electrones de ciertas moléculas. Los antioxidantes pueden “proveer” electrones a los radicales libres para que no los tomen de nuestros cuerpos.
Pero los antioxidantes no son “nutrientes”. Asimismo, no son todos iguales. Cada una funciona de una manera determinada en diferentes partes del cuerpo. Más importante aún, hay poca evidencia de que más antioxidantes conducirán a una mejor salud.
La vitamina E ha mostrado resultados mixtos en el Estudio de Salud de la Mujer, el ensayo de Heart Outcomes Prevention Evaluation y en el ensayo GISSI-Prevenzione. El beta-caroteno demostró que no tiene ningún efecto sobre las enfermedades cardíacas o el cáncer. Las mezclas de antioxidantes no evitaron los eventos cardiovasculares en mujeres, el cáncer, las enfermedades cardíacas o la muerte en ninguna persona. Todos estos estudios incluyeron dosis mucho mayores de antioxidantes que probablemente se obtendrían al consumir frutas y verduras orgánicas.
En segundo lugar, el estudio más reciente también encontró que los cultivos orgánicos son más bajos en proteína. Eso es un nutriente real y está siendo ignorado en gran parte de los informes de los medios.
En tercer lugar, mientras los niveles de pesticidas pueden ser más altos en los alimentos cultivados convencionalmente, ninguno de los estudios ha detectado niveles de sustancias químicas que se acercan a algo parecido a un nivel clasificado como peligroso.
Sin embargo, para terminar, este estudio proporciona una oportunidad para entender cómo podríamos pensar en las revisiones sistemáticas en general. Si fuera tan obvio que los alimentos orgánicos son nutricionalmente superiores, necesitaríamos un meta-análisis. Los grandes estudios encontrarían ventajas claras con respecto a los nutrientes, y eso sería todo. Discutimos esto porque es difícil encontrar un beneficio.
Por otra parte, cuando una revisión sistemática encuentra un beneficio que un estudio anterior no encontró, al ser más permisivo con el tipo de investigación que incluye, eso debería llevarnos a reflexionar. Es muy posible, por supuesto, que el trabajo previo sea defectuoso y que han dejado de lado la investigación crítica, pero eso no parece ser el caso aquí.
Parece que el estudio reciente incluyó todo lo que incluyó el estudio anterior, y luego agregó investigación que no pasó la prueba la primera vez. Eso es potencialmente problemático.
Por supuesto, es una cuestión de criterio en cuanto a qué análisis es el correcto. Tiendo a favorecer el estudio de Stanford, ya que parece como si hubiera sido más riguroso en la exclusión de los estudios con metodologías más débiles.
Pero como con muchas cosas, las creencias predispuestas de las personas probablemente influirán sus interpretaciones sobre qué estudio es el correcto. Incluso si favoreces el estudio más reciente, las diferencias, aunque estadísticamente son significativas, no proporcionan evidencia para apoyar la idea de que los alimentos orgánicos son más nutritivos.
Sería negligente si olvidara mencionar una cosa más. El estudio de Stanford fue hecho sin financiación externa en absoluto. El estudio más reciente, sin embargo, costó 429.000 dólares y fue financiado por una organización de beneficencia que “apoya la investigación de la producción orgánica”. Eso no quiere decir que un conflicto de intereses contaminó los métodos o resultados, pero al menos debe reconocerse.