(CNN) – “Creo que esta nación debería comprometerse a lograr el objetivo, antes de que esta década termine, de poner un hombre en la luna y regresarlo sano y salvo a la Tierra”. - Declaración del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, antes de una sesión conjunta del Congreso el 25 de mayo de 1961.
La Guerra Fría se encontraba en su apogeo, y Estados Unidos y la Unión Soviética luchaban por ser la primera nación en poner un hombre en la superficie lunar. El 20 de julio de 1969, ocho años después de que el presidente Kennedy implorara al Congreso de Estados Unidos que financiara la exploración espacial, el cohete Apolo 11 de la NASA aterrizaba en la luna. Los astronautas estadounidenses Neil Amstrong y Buzz Aldrin se convirtieron en los primeros humanos de la historia en caminar sobre el vecino más cercano de la Tierra.
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Desde entonces, 10 hombres más han dejado sus huellas en la polvorienta superficie de la luna; el último fue Eugene Cernan, el astronauta del Apolo 17 en 1972. Pero después de esta era dorada, la exploración lunar fue considerada como una operación que no era rentable para las agencias espaciales internacionales.
Entonces, el año pasado, China envió a su explorador Jade Rabbit en una misión de tres meses para que examinara la corteza de la luna. Sin embargo, sufrió una avería crucial a mitad de camino y se despidió de la humanidad con un último informe (aunque aún sigue funcionando, según informes de la prensa china). Ahora, Google aspira a metas más altas y hace un llamado a las organizaciones privadas para que participen en un concurso internacional con el objetivo de que los innovadores vuelvan a la luna.
El Google Lunar X Prize busca estimular la actividad exploratoria en la luna y concederá un atractivo premio de 20 millones de dólares al primer equipo que ponga un robot en la superficie lunar.
Pero eso no es todo: hay unos cuantos objetivos científicos que el equipo debe alcanzar con el fin de recibir los máximos honores de Google. Una vez en la luna, el robot debe viajar 500 metros y transmitir un video en alta definición de vuelta a la Tierra. Y tienen que hacerlo todo para el 31 de diciembre de 2015.
Inspirando a los innovadores
“La competencia lleva a la innovación, y el Google Lunar X Prize ha atraído a algunas de las mentes más brillantes y talentosas para acelerar el sector privado de NewSpace”, dice Chanda Gonzales, director senior de Google Lunar X Prize.
“Nos anima ver cómo este premio impulsa a la industria a arriesgarse e invertir en tecnologías de vanguardia para apoyar la exploración lunar, lo que dará lugar a una economía completamente nueva en torno a un acceso de bajo costo a la luna y más allá”.
Ahora han pasado siete años después del lanzamiento del premio y 18 equipos privados permanecen en la competencia. Trabajan incansablemente para asegurar el financiamiento (solo el 10% del financiamiento puede venir de fuentes del gobierno), así como en el diseño y la construcción de sus módulos originales; estos innovadores internacionales finalmente están avanzando hacia la fase de pruebas.
La empresa Astrobotic, con sede en Estados Unidas, fue iniciada en base al anuncio de la competencia, dijo John Thornton, el director ejecutivo de la compañía.
“El Google Lunar X Prize es un catalizador para iniciar, pero no es la etapa final. Lo que estamos haciendo como compañía es crear un negocio sostenible a largo plazo para llevar cargas útiles a la luna, a fin de que sea como un camión de FedEx o UPS que hace viajes regulares a la luna”.
En sociedad con estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pensilvania, Astrobotic está creando un módulo de aterrizaje y un vehículo explorador como parte de su misión Skylight para viajar a Lacus Mortis, de nombre dramático, cuyo significado es “Lago de la muerte”. El equipo espera explorar un pozo que sospecha, podría estar vinculado a una red más amplia debajo de la superficie de la luna.
Viaje al ‘Lago de la Muerte’
“Pensamos que la forma correcta de establecerse en la luna es hacerlo primero bajo tierra. Llegas bajo tierra, levantas un inflable o un hábitat pequeño ahí, y tienes protección natural de los elementos. Estás protegido de los micrometeoritos que vienen, y la luna no tiene una atmósfera para quemarlos. Estás protegido de la radiación”, dice Thornton.
“Es mucho más fácil soportar vida a largo plazo en la superficie de la luna, así que en realidad es un factor decisivo en el catalizador del futuro de la luna. Es por eso que vamos ahí para la primera misión: explorar, ver de qué se tratan esos pozos y proyectar la visión para el futuro”.
El equipo de Astrobiotic irá al límite mientras trabaja hacia una tentativa fecha de lanzamiento a finales del 2015, justo antes de la fecha tope de la competencia. Y no será el único equipo que estará a la espera. Como parte de su estrategia de financiamiento, Astrobotic ha ofrecido traer a otros aspirantes al premio, lo que esencialmente ha creado una carrera lunar secundaria dentro de la competencia.
Thornton explica: “Tenemos otros vehículos exploradores que serán desplegados desde nuestro módulo de aterrizaje, y esos vehículos saldrán y tratarán de ganar el X Prize. Será muy parecido a NASCAR en vivo desde la luna, y ahora el mundo podrá observarlo, lo cual será increíblemente emocionante.
“Lo que no quieres es un proveedor como nosotros que esté incentivado a llegar en primer lugar y a que todos los demás lleguen de último. Ese no es un buen escenario para una sociedad, así que en la forma en que lo hemos modelado, los socios ganan y todos reciben ayuda. En realidad es como una competencia en colaboración”, añade.
A pesar de que hay millones de dólares en juego, la misión Skylight viene antes de la competencia, dice Thornton. “La misión es más importante para nosotros. Los equipos del X Prize serán una pequeña parte de la carga útil total que vuela… Cuando aterricemos habrá cargas útiles de todo el mundo aterrizando y cumpliendo con varias misiones, sub-misiones y objetivos”.
¿Un conejito lunar?
Otro equipo que espera llegar a la superficie de la luna es Moon Express, el cual está construyendo una tolva para que salte por el terreno rocoso.
“Cuando estás en la luna, tienes un sexto de gravedad, y no hay resistencia de aire, así que en parte, nos aprovechamos de eso. Y debido a que ya tenemos una nave espacial que está diseñada para aterrizar de forma autónoma, es bastante trivial que lo repita y solo salte”, dice el contacto de alcance público de la compañía, Brad Kohlenberg.
Las competencias como esta ofrecen la oportunidad de acercarse a recursos que no han sido aprovechados, así como de inspirar a las generaciones futuras, añade Kohlenberg.
“Se trata de recrear lo que llamamos el ‘Efecto Apolo’”, dice. “Durante el programa Apolo, inspiramos a una generación de niños que crecieron y crearon sus propias industrias y compañías. Ahora, estos multimillonarios están reinvirtiendo y construyendo cosas, invirtiendo en las compañías espaciales”.
“Tienes por ejemplo a Virgin Galactic de Richard Branson, a Elon Musk… todas estas personas llamadas los ‘huérfanos de Apolo’. Son personas que crecieron pensando que irían a la universidad y al espacio, y una vez ahí, se dieron cuenta que el programa espacial en cierta parte los hacía a un lado. Por lo tanto, ahora están utilizando sus propios recursos para reinvertir en eso y hacer de los sueños de su infancia una realidad”.
‘No se trata del descubrimiento científico’
Para la científica espacial Lucie Green, esta competencia gira más en torno a una recompensa tecnológica que a un descubrimiento científico.
“Estas misiones siempre son acerca del proceso”, dice. “Así que la primera misión es acerca de la tecnología… ¿Podemos llegar ahí? ¿Podemos construir algo que sea lo suficientemente fuerte como para sobrevivir en el ambiente extremo del espacio. Y la ciencia viene después. Entonces pienso que, primero que todo, esto es en gran parte un desarrollo tecnológico”.
Green, quien es investigadora de Royal Society University, con sede en el Mullard Space Science Laboratory en University College de Londres, utiliza a Marte como una analogía para revelar por qué no necesariamente es algo malo que surja poca investigación científica de esta hazaña en particular.
“La primera tecnología que aterrizó en Marte era primitiva en realidad. Lo importante era llegar a la superficie marciana y sobrevivir, y aquí estamos varias décadas después de la llegada del Viking y seguimos buscando vida, seguimos analizando preguntas desafiantes. Vas, aprendes, comentas. Desarrollas nuevos instrumentos que son más capaces, que pueden registrar más datos, transmitir más datos, y ser más sofisticados cada vez”.
Añade: “Así que para mí esto es -no quiero decir primitivo, porque no es primitivo- pero no va a ser el elemento imprescindible de la ciencia. Este es el comienzo del proceso”.