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Por Hilary Whiteman, CNN (CNN) — El orgullo de un padre acompaña a una imagen que el secretario de Estado de Estados Unidos calificó el martes 12 de agosto como "una de las fotografías más perturbadoras, repulsivas y grotescas de la historia". "Ese es mi hijo", escribió Khaled Sharrouf en Twitter junto a una foto de su hijo de siete años que sostiene la cabeza de un hombre con ambas manos.  Se cree que la foto, que ya se retiró de Twitter, se tomó en Raqqa, una ciudad de Siria ubicada en el territorio de los militantes islámicos y a donde el padre australiano llevó a su joven familia para unirse a la lucha. Las condenas surgieron rápidamente e incluyeron las críticas mordaces del principal clérigo islámico de Australia, el gran muftí Abu Mohamed. "Es sumamente deplorable que los extremistas usen el islam como fachada para sus crímenes y atrocidades", dijo Mohamed en un comunicado que el Consejo Nacional Australiano de Imanes envió a CNN.  "Sus actos equivocados no representan a la abrumadora mayoría de musulmanes que emulan las enseñanzas puras del islam, tales como la justicia, la piedad y la libertad". El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que la imagen subraya "el grado al que ISIL [Estado Islámico de Iraq y Levante, por sus siglas en inglés] está siendo irracional respecto a cualquier estándar con el que juzgamos incluso a un grupo terrorista”. "Ese niño debería estar en la escuela, ese niño debería estar aprendiendo sobre el futuro, ese niño debería estar jugando con otros niños, no sosteniendo una cabeza ni el campo de batalla", dijo. Kerry habló durante una conferencia de prensa conjunta con la canciller de Australia, Julie Bishop, quien también dijo que la imagen es prueba de la amenaza creciente de los "terroristas locales". "Hay una cantidad considerable de ciudadanos australianos que están participando en actividades en Iraq y partes de Siria: actividades extremistas, actividades terroristas", dijo Bishop. "Tememos que regresen a Australia como terroristas locales endurecidos y que pretendan seguir con su labor aquí en Australia". ¿Quién es Khaled Sharrouf? Sharrouf nació en Australia en febrero de 1981 y sus padres son libaneses; tuvo una relación violenta con su padre y pasó la mayor parte de su juventud entrando y saliendo de los tribunales locales. Los detalles de la adolescencia tormentosa de Sharrouf se revelaron en los documentos judiciales de la sentencia que pronunció el Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur en 2009 por las acusaciones de terrorismo. Según los documentos, expulsaron a Sharrouf de la secundaria por su conducta violenta y "pronto lo arrastraron las malas compañías". Compareció ante los tribunales por varios cargos menores entre 1995 y 1998; en esa época también consumía anfetaminas, LSD y éxtasis con regularidad. Es probable que las drogas hayan sido un "factor importante" para que se desencadenara la esquizofrenia, según los documentos. El complot para un atentado en Sidney Sharrouf fue obrero en el sector de la construcción durante un tiempo, pero sobrevivía principalmente gracias a una pensión por discapacidad hasta que lo arrestaron en noviembre de 2005 por cargos relacionados con el terrorismo. Fue uno de los nueve presuntos terroristas a los que detuvieron tras una serie de ataques contra casas y negocios durante la Operación Pandanus, una investigación de los planes de llevar la guerra santa a Australia. Sharrouf se declaró culpable de poseer baterías y relojes sabiendo que los usarían para fabricar explosivos para un acto terrorista. Sin embargo, la audiencia de Sharrouf se pospuso cuando determinaron que no era apto para someterse a juicio a causa de una enfermedad mental. En noviembre de 2007, el tribunal designó a un especialista, quien indicó que Sharrouf sufría de "una exacerbación aguda de la esquizofrenia". Le administraron medicamentos y a principios de 2009 se consideró que había presentado una "recuperación notable". Sentenciaron a Sharrouf a cinco años tres meses de prisión, pero como ya había cumplido la mayor parte mientras esperaba el juicio, lo liberaron tras solo tres semanas. 'Una oportunidad para empezar de nuevo' Durante el pronunciamiento de la sentencia, el tribunal oyó una declaración jurada de su esposa, Tara Nettleton, quien dijo que ella y Khaled habían hablado de lo que querían hacer cuando lo liberaran. En ese entonces la pareja tenía cuatro hijos. "A menudo me dice que se siente muy triste porque se ha perdido tanto de la vida de sus hijos y que está impaciente por regresar a casa para tener la oportunidad de compensar a sus hijos por todo el tiempo que se perdió y de poder conocerlos de nuevo”, se leía en la declaración. “A menudo hablamos de mudarnos al campo y vivir en una granja para poder alejarnos de todo y tener la oportunidad de empezar de nuevo”, agregó Nettleton. No se sabe qué opina Nettleton de que su esposo haya decidido llevar a sus hijos a Siria. Sin embargo, su padre, Peter Nettleton, dijo que quedó devastado al ver a su nieto sosteniendo una cabeza. “Temo por los niños”, dijo a News Corp. “¿Qué vida van a tener ahora?”. ¿Sharrouf se radicalizó en prisión? Menos de cinco años después de su liberación, está claro que Sharrouf no ha abandonado la ideología que lo llevó a prisión. Si algo pasó durante el tiempo que estuvo preso fue que se radicalizó más, de acuerdo con Clarke Jones, experto de la Universidad Nacional de Australia que está escribiendo un libro sobre la radicalización de los internos. “La forma en la que encarcelamos a los terroristas, las etiquetas que asignamos a los terroristas… tendemos a aislarlos y segregarlos. Pero a veces es mejor incorporar a esta clase de individuos con otros internos. Si los aíslas y los segregas, tienden a tener tiempo para pensar y fortalecer su causa, fortalecer sus ideologías. Por eso pienso que este tiempo que pasó en prisión lo empeoró”, dijo. "Si tiene trastornos psicológicos graves, necesita tratamiento… es un individuo enfermo". No se sabe por qué Khaled eligió llevar a su joven familia a una zona de guerra, pero Jones dice que si lo hacía para obtener apoyo, es probable que haya fallado. "Por alguna razón piensa que hacer que su hijo sostenga una cabeza va a atraer gente a su causa. En realidad creo que va a tener un efecto negativo. Creo que va a disuadir a algunas de las personas que podrían haber querido demostrar su fe en una religión", dijo.