Por Breeanna Hare, CNN
(CNN) – Joan Rivers no se consideraba uno de los chicos. Y por eso, podemos estar agradecidos.
En el transcurso de su carrera de casi 50 años, Rivers revolvió, volcó y se rió de todas las facetas de ser una mujer; desde la presión de los 60 para casarse hasta la realidad de envejecer en un negocio obsesionado con la juventud, sin sucumbir a las expectativas de cómo se “suponía” tenía que actuar una comediante.
“Todas las mujeres de la comedia están en deuda con ella”, dijo Amy Poehler, veterana de Saturday Night Live sobre la muerte de Rivers este jueves. “Estuvo ahí en el comienzo y fue divertida hasta el final”.
El camino que Rivers ayudó a forjar nos lleva a las estrellas femeninas de la comedia como Kathy Griffin, Sarah Silverman y Amy Schumer, todas ellas audaces en su humor, y hacia quienes lo dirigen, como lo era Rivers.
Pero cuando Rivers comenzó su carrera como comediante a finales de la década de 1950, ese descaro no se había escuchado, al menos, entre las mujeres.
“Hablaba de tener un amorío con un profesor casado y eso no era algo de lo que hablaba una chica judía”, dijo Rivers a la autora Yael Kohen en el libro de Kohen, “We Killed: The Rise of Women in American Comedy”.
“Hablaba sobre mi madre, desesperada por hacer que mi hermana y yo nos casáramos. Hablaba sobre mi amigo gay el Sr. Phyllis, y simplemente no hablabas de eso. Suena tan reprimido y tonto ahora, pero mi actuación hablaba a las mujeres que no podían hablar sobre cosas”.
Al principio, Rivers quería ser actriz y aceptó un trabajo temporal mientras seguía su meta. Pero cuando una compañera secretaria le dijo que podían pagarle por todas las bromas que decía en la oficina, Rivers decidió probar la comedia.
“No tenía idea de lo que hacía. Los hombres blancos hacían bromas de ‘suegras’ y ‘mi esposa es tan gorda que…’”, recordó Rivers en un ensayo de 2012 en The Hollywood Reporter. “Cuando salí al escenario, eso no se sentía bien. Así que solo dije, ‘déjenme hablar sobre mi vida’”.
No estaba sola: George Carlin, Woody Allen y Bill Cosby; comediantes clásicos que estaban en ascenso, extrajeron sus vidas personales para obtener risas. Aunque “salieron al mismo tiempo” que ella, y tenían instintos similares sobre el humor, Rivers todavía no encajaba.
“Nunca fui uno de los chicos”, escribió Rivers en The Hollywood Reporter. “Nunca me pidieron salir con ellos; nunca lo pensé hasta después. Todos iban a Stage Delicatessen después y hablaban. Nunca iba con ellos y comía un sándwich. Así que, aunque estaba con ellos, no estaba con ellos”.
Y quizá fue mejor. Una vez que tuvo su gran oportunidad en 1965 en The Tonight Show de Johnny Carson, Rivers se creó un nombre como una mujer que podía hablar con franqueza y libertad sobre lo que eso significaba. El cuerpo femenino, su vida sexual, las políticas de salir y las relaciones; de todo se podía hablar y sin tapujos.
Una aparición en 1967 de The Ed Sullivan Show podría parecer anticuada con sus referencias a la vida de soltera, pero la indignación de Rivers y la disparidad entre los hombres y mujeres es justamente honesta (y, honestamente, no está tan fuera de lugar hoy en día).
“La mujer tiene que ser la que sea brillante, hermosa, inteligente, un buen juego; ‘Howard Johnson de nuevo, ¡hurra, hurra!’”, dijo sarcásticamente Rivers para el deleite de la audiencia.
“¡Simplemente me mata! Una chica, tienes 30 años, no estás casada, eres una solterona. Un hombre, tiene 90 años, no está casado, es un verdadero partido. Es algo completamente diferente, ¿o no?”, preguntó, mientras la audiencia aplaudía.
El estilo conversador hizo que Rivers fuera una elección obvia para su propio talk show, como probó como invitada de Carson y comediante frecuente en Tonight Show. Fue allí, como proclamó un crítico de la revista People, donde podía ser “la reina malévola del programa nocturno cuyo rugir humorístico dejó marcas de mordidas”.
Después de cambiar las percepciones a través del programa de Carson, Rivers tuvo su propio programa en 1986 con The Late Show Starring Joan Rivers. El programa solo duró ocho meses, pero rompió las reglas; Rivers fue la primera mujer en comandar su propio talk show nocturno, y hasta este día todavía es una de las pocas mujeres que entró al notable club de chicos de la televisión nocturna.
“Tienes que ser extraordinariamente fuerte sin que vean que eres así”, dijo Rivers a CNN sobre su experiencia en la televisión nocturna en 2013. “Eres una domadora de leones. Tienes que tener el control total, pero todavía tienes que ser femenina y aun así tener que ser divertida, y tener que ser inquisitiva; es algo muy difícil, y es difícil para las mujeres porque no esperas que una mujer tome el control. Todavía”.
Pero lo están haciendo. Desde Chelsea Handler, quien termina una larga estancia en E! para construir algo nuevo en Netflix; para Schumer, quien acaba de ganar su primer nominación al Emmy por su programa en Comedy Central; para titanes de los medios como Ellen DeGeneres y Whoopi Goldberg, las mujeres que siguieron a Rivers no han sido tan controversiales, pero todas han mostrado rasgos de su persistencia tenaz.
Kathy Griffin quizá es uno de los ejemplos más brillantes. Como Rivers, Griffin tiene talento para atacar a las celebridades con una sonrisa, mientras simultáneamente se critica. En ningún momento eso fue más evidente que en su reality show ganador del Emmy, Kathy Griffin: My Life on the D-List, un examen autocrítico de cómo Griffin intentaba subir la escalera de Hollywood y fracasaba. No es difícil imaginar si Rivers hubiera nacido unas décadas después, hubiera hecho un programa similar. (Después de todo, Rivers trabajó duro hasta su fallecimiento, protagonizando reality shows con su hija Melissa y torturando alegremente a las celebridades en “Fashion Police” de E!).
Al reflexionar sobre Rivers en el documental de 2010 de la comediante, “A Piece of Work”, Griffin resumió el impacto de la leyenda de la siguiente forma: “Casi en la forma en la que Phyllis Diller allanó el camino por ella”, dijo, “no estaría haciendo esto si no fuera por Joan”.