(CNN) -— Joan Rivers tuvo un funeral al estilo “Hollywood”, como ella quería: “Una gran aventura del mundo del espectáculo con luces, cámara y acción”. Los asistentes caminaron por una alfombra roja hacia una sinagoga en Manhattan este domingo por la mañana, donde el New York City Gay Men’s Chorus abrió el servicio con una canción.
Whoopi Goldberg, Donald Trump, Diane Sawyer, Barbara Walters y Joy Behar se encontraban entre los invitados, amigos famosos, que acudieron al servicio privado en el interior del Templo Emanu-El.
Rivers, de 81 años de edad, murió el jueves en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, una semana después de que sufrió un paro cardíaco y respiratorio durante un procedimiento médico en una clínica.
Ella habló de su muerte y de lo que quería en su funeral al estilo “showbiz” en su libro de 2013, Odio a todos… empezando por mí.
Pidió a paparazzi y publicistas que hicieran “una escena” fuera de la funeraria, la cual debía “ser al estilo Hollywood todo el tiempo”.
La Quinta Avenida se llenó de más equipos de televisión, reporteros y aficionados de los que se reúnen para la mayoría de estrenos de Hollywood.
Dentro del templo, Rivers quería entretenimiento. “No quiero a algún rabino divagando: quiero a Meryl Streep llorando en cinco acentos diferentes. No quiero un elogio: quiero que Bobby Vinton recoja mi cabeza y cante Mr.Lonely”.
En lugar de Vinton cantando su éxito de 1964, tuvo a New York City Gay Men’s Chorus y una lista de canciones que incluye temas de programas como Nothing Like a Dame, What a Wonderful World y Hey Big Spender, según el director del coro Peter Criswell.
La familia se reservó los detalles del servicio privado, pero la columnista de sociedad del New York Post, Cindy Adams, una vieja amiga de los Rivers, describió cómo estaba previsto que fuera el funeral en su columna del sábado.
Un rabino ofrecería una oración de apertura después de las melodías, Adams escribió. Entonces Audra McDonald cantaría, seguida por la anfitriona de Inside Edition, Deborah Norville, recordando a Rivers. Otros oradores incluirían a Adams, la hija de Rivers, Melissa, y el actor Hugh Jackman.
Rivers escribió en su libro que quería “lucir hermosa, mejor de muerta que cuando vivía”, usando un vestido de Valentino y con una etiqueta en el dedo del pie diseñada por Harry Winston.
“Y quiero una máquina de viento de tal modo que, incluso en el ataúd, mi pelo esté volando como el de Beyoncé”, escribió.
La comediante de voz ronca era un nombre familiar. Descarada y atrevida, se burló de sí misma y del mundo con ingeniosos comentarios.
Ingeniosa, y de lengua afilada, decía lo que muchos pensaban, pero pocos se atrevían a decir.
“La mayor alegría de mi madre en la vida era hacer reír a la gente”, dijo su hija la semana pasada.”A pesar de que es difícil de hacer en este momento, sé que su último deseo sería que volviéramos a reír pronto”.
Rivers estuvo en terapia intensiva en el Hospital Mount Sinai de Manhattan, a donde fue trasladada después de que dejó de respirar en la clínica Yorkville Endoscopia el pasado 28 de agosto.
Rivers pasó aparentemente por un procedimiento menor de manera electiva en la clínica, cuando sufrió un paro cardíaco y respiratorio, según el Departamento de Bomberos de Nueva York.
Paramédicos la llevaron en ambulancia al Hospital Monte Sinai, a una milla de la clínica, en la que estaba inicialmente en estado crítico.
El Departamento de Salud del estado está investigando si hubo alguna negligencia por parte de los médicos o el personal de Yorkville Endoscopy, según funcionarios de Nueva York encargados de hacer cumplir la ley.
Actualmente, no hay investigaciones penales en curso por la muerte de Rivers, dijeron los funcionarios. La clínica no ha respondido a los reiteradas llamadas de CNN sobre la investigación.