Por Jake Wallis Simons, para CNN

(CNN) – Ella no podía leer ni escribir. Era realmente mala para hablar en público. Sin embargo, menciona el nombre “Laika” a cualquier ruso de cierta edad y sus ojos se iluminarán con fervor patriótico.

Laika era, por supuesto, una perra. O para ser exactos, la primera perra que fue puesta en órbita.

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“Hubo toda una industria de propaganda que se construyó alrededor de Laika y sus camaradas caninos”, dice Damon Murray, editor del nuevo libro Soviet Space Dogs.

“Fotos de los perros aparecieron en libros de niños, carteles, juguetes, estampas, cajas de fósforos, postales, por todas partes. Realmente era un tipo de culto”.

¿Perros o monos?  

El libro de Murray ilustra una colección de recuerdos de la época, lo que proporciona una ventana al excéntrico mundo del arte pop de la URSS.

Los estadounidenses utilizaron monos para la exploración espacial. Sin embargo, durante las primeras décadas del proyecto espacial ruso, se decidió que serían preferibles los perros.

“Al principio, encontraron que simplemente era más fácil”, dice Murray. “Había muchos perros por ahí. Científicos rusos tomaron perros callejeros y los entrenaron. Se encontró que los monos eran más difíciles de entrenar, incluso si se parecían más a los humanos en cuanto a su estructura genética”.

“Hacia el final del programa espacial, los rusos también optaron por los monos. Pero son los perros a los que se recuerda como héroes”.

Cómo un perro mestizo se convirtió en un icono soviético  

La forma en que esto llegó a ser se debe tanto a la casualidad como a la máquina de propaganda soviética. Cuando Laika, una perra callejera sacada de la oscuridad, fue lanzada al espacio el 3 de noviembre de 1957, los científicos rusos no habían considerado su plan de reingreso. Simplemente era un hecho aceptado que moriría en el espacio.

Sin embargo, esto provocó una protesta inesperada por parte de los europeos. “Los amantes de los perros alrededor del mundo estaban muy molestos al respecto”, dice Murray. Los países occidentales consideraron que la perra estaba siendo explotada. Para solucionar este problema, los soviéticos la canonizaron, y la convirtieron una heroína que se había sacrificado por el bien de su país”.

El nacimiento de un héroe canino  

Los artistas soviéticos se prepararon, y pronto las representaciones de la perra que viajó al espacio, con la mirada dirigida noblemente hacia el horizonte, estaban por todas partes. El hecho de que la perra fuera de orígenes humildes solo se sumó al atractivo del mito: Laika podría no haber sido humana, pero fue elegida como una verdadera heroína proletaria.

Al día de hoy, las imágenes de los perros espaciales soviéticos no han perdido nada de su impacto estético. “Es una extraña combinación de ideología y perros”, dice Murray.

Las imágenes tienen una calidad muy nostálgica. Al mismo tiempo, hay un aspecto trágico porque los perros venían de la nada y fueron devorados por la máquina espacial soviética”.