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Por Ivana Kottasova, CNN

(CNN) — El Ayuntamiento Antiguo de Aberdeen, un edificio de ladrillos del siglo XVIII que tiene una torre con un reloj y una veleta en forma de gallo, se restauró hace una década con gran cuidado.

Aplicaron yeso sobre un recubrimiento de pelo de caballo en los muros; reforzaron las vigas con clavos diseñados para no romper la vieja madera. Las técnicas tradicionales que se usaron datan de épocas bíblicas, lo que garantiza que el edificio conservara su valor histórico.

Es una obra de un millón 600.000 dólares de la que Kenny Anderson está particularmente orgulloso. El edificio alguna vez fue el centro empresarial de la ciudad y ahora figura en el logotipo de la Sociedad de Patrimonio Arquitectónico de Escocia.

Para el dueño de la empresa escocesa Anderson Construction (que emplea a solo 40 personas), esto demuestra que los personajes aparentemente insignificantes pueden lograr grandes cosas, como ocurriría con Escocia si se volviera independiente.

Anderson cree que su empresa es una metáfora de los beneficios de votar por el “Sí”. Respalda la campaña por una Escocia independiente que ha estremecido al Parlamento británico y más allá conforme gana impulso previo a la votación del jueves.

Las encuestas demuestran que la votación será muy reñida y la incertidumbre ya afectó a la libra esterlina; los bancos amenazan con salir de Escocia, lo que obligó al gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, a advertir sobre los riesgos monetarios de una secesión.

La separación pondría fin a los 307 años de unión con Inglaterra y Gales como parte de Gran Bretaña, unión que ha ayudado a que Escocia adquiera su cómoda posición en el escenario mundial. Sin embargo, sus detractores afirman que también le ha impedido desarrollar todo su potencial.

Para Anderson, líder de Business for Scotland, un grupo proindependencia de Aberdeen, la cuestión económica puede ser más simple. Considera que su empresa es un ejemplo a pequeña escala del debate general.

En un negocio pequeño e independiente es “fácil cambiar las cosas, es fácil tomar decisiones rápidas”, dijo. “Solía ser un accionista minoritario en una empresa mucho más grande: tomar decisiones buenas y cambiar las cosas es diez veces más difícil”.

Las riquezas de Escocia

Escocia es más rica per cápita que Reino Unido, cosa que a los partidarios de la independencia les encanta pregonar. Gracias a que tienen acceso al petróleo, su producto interno bruto (PIB) per cápita equivale al 115% del de Reino Unido, según el gobierno escocés, por lo que sería el 14º país más rico del mundo. Reino Unido ocupa el 18º sitio.

Al primer trimestre de 2014, el PIB total de Escocia fue de 240,000 millones de dólares al año, lo que equivale a aproximadamente el 8% del PIB total de Reino Unido. La producción económica per cápita de Escocia también es la mayor de Reino Unido fuera de Londres y el sureste de Inglaterra, según las estadísticas nacionales.

Además del petróleo, la economía de Escocia recibe el impulso de la preferencia mundial por el whisky escocés; los alimentos y bebidas componen casi una quinta parte de los 40,000 millones de dólares (unos 520,000 millones de pesos) en exportaciones internacionales, según la cifras del gobierno. Escocia exporta además 75,000 millones de dólares (unos 975,000 millones de pesos) en servicios a Reino Unido, lo que para los partidarios de la independencia significa que como país independiente podrían afirmar que son un exportador mundial de importancia.

Sin embargo, la recesión ha afectado duramente a los escoceses. Durante el año más difícil, 2009, la economía del país se contrajo en un 6%, más que en el resto de Reino Unido, donde la contracción fue del 4%. La productividad y el ingreso promedio por familia también son menores a los promedios de Reino Unido en general.

Sin embargo, los promotores de la independencia dicen que el país podría adaptarse mejor y habría sobrevivido mejor a la recesión si no hubiera estado a la sombra del Parlamento británico.

El órgano de asesoría económica de Edimburgo, del que forma parte el Nobel Joseph Stiglitz, ha argumentado que las políticas económicas a la medida de las necesidades locales impulsarían el crecimiento. Una Escocia independiente podría, por ejemplo, orientar sus políticas fiscales para ayudar a los exportadores cruciales.

Anderson está de acuerdo. “Escocia tiene ciertas industrias exclusivas que le son increíblemente importantes, pero para el Parlamento británico su importancia es menor a la que tendría en una Escocia independiente”.

Dijo que el whisky, el gas y el turismo encabezan esa lista y el petróleo es la carta fuerte.

La cuestión del petróleo

Ambas facciones usan el oro negro de Escocia para reforzar sus argumentos.

Cerca del 90% del petróleo de Reino Unido proviene de Escocia. El gobierno escocés señaló que cuenta con 24 millones de barriles en reservas en el mar del Norte, lo que podría generar ingresos por hasta 2 billones 400,000 millones de dólares.

Tal riqueza influye directamente en el debate sobre la independencia. La gran mayoría de los trabajadores petroleros quieren que Escocia se independice y el 70% responde en las encuestas que votarán a favor. Kevin Forbes, director de la empresa de reclutamiento Oil and Gas People (que encargó la investigación), dijo que a los trabajadores del sector “no les asusta” la campaña por el “No”.

El gobierno escocés también está promoviendo la idea de crear un fondo petrolero como el de Noruega, con el que se apoya indirectamente el gasto social, cosa que el gobierno británico no ha hecho.

Sin embargo, otras personas advierten que las riquezas de Escocia podrían resultar más efímeras de lo que afirman los partidarios de la independencia.

En agosto, el magnate petrolero Ian Wood incitó al debate al afirmar que las reservas de petróleo de Escocia podrían agotarse por completo para 2050 y agregó que el país todavía tenía entre 15 y 16 millones y medio de barriles disponibles. El movimiento proindependencia rechazó su postura, que cuenta con el respaldo del gigante petrolero británico, BP.

La producción petrolera de Escocia ha decaído constantemente a lo largo de la última década. Cayó más del 10% en 2013 tras reducirse en un 14% en 2012, según el gobierno escocés. El decremento se ha compensado con el aumento del precio del petróleo.

El dolor de cabeza monetario

La cuestión monetaria sigue siendo la más espinosa para Escocia. El gobierno escocés impulsó la idea de unirse al euro. Sin embargo, el bloque de 18 países lucha por superar la crisis y se enfrenta a otra desaceleración mientras sus relaciones con Rusia se deterioran, así que la idea se desechó.

Ahora buscan una unión monetaria con el resto de Reino Unido, similar a la que Bélgica, Holanda y Luxemburgo tenían antes de unirse al euro.

Sin embargo, el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, rechazó tajantemente la idea y es un tema en el que el primer ministro de Escocia, Alex Salmond, ha fallado totalmente en los debates políticos al no ser capaz de ofrecer una solución clara a la pregunta que muchos inversionistas han planteado.

Sin embargo, los logros políticos podrían demostrar justo eso: Stiglitz y sus colegas asesores dicen que podría imponerse una moneda común a Escocia y al resto de Reino Unido por necesidad económica. El costo de dividir la moneda sería demasiado alto para ambos países.

Es la economía, estúpido

A unos días del referéndum, las aspiraciones de los escoceses están divididas. Aunque la sociedad económica es el centro del debate, las campañas quieren ganarse la empatía de la gente. La campaña por la independencia muestra imágenes de niños felices, ciudades  prósperas y la hermosa campiña escocesa. La campaña Better Together (mejor juntos) enfatiza la sólida tradición de la unión y a veces recurre a las tácticas intimidatorias.

Ya se afirma que la incertidumbre está provocando inestabilidad económica. Keith Cochrane, director de ingeniería de la empresa Weir, firmó una carta abierta junto con otros 200 líderes empresariales para advertir a sus compatriotas sobre el costo y las consecuencias desconocidas de votar por la independencia.

Cochrane cree que lo que finalmente convencerá a los escoceses es el impacto en su economía. “Todos somos escoceses orgullosos y [los sentimientos nos] influenciarán en grados distintos. Pero lo que las encuestas de opinión dejan en claro es que la economía y los preparativos para garantizar la actividad económica futura de Escocia son el tema principal”, dijo Cochrane.

No obstante, Anderson cree que el impacto será opuesto al que Cochrane afirma. Durante las dos décadas que ha estado en operación, su empresa ha participado en varios proyectos en Aberdeen. Emplea a gente local y depende de proveedores escoceses, incluso para los clavos especiales que se usaron en la remodelación del Ayuntamiento Antiguo. Los clavos son romos pero tienen costados afilados y se parecen a los clavos que se usaban en tiempos bíblicos para las crucifixiones, de acuerdo con Anderson. Esos son difíciles de encontrar, pero los que se usaron para este proyecto, más delicado, se fabricaron en Glasgow.