Por Katie Hunt, CNN
(CNN) – Pistolas de descarga eléctrica, garrotes de metal con púas y grilletes para piernas y cuello.
Estos son algunos de los instrumentos de tortura que las empresas chinas están fabricando y exportando, alimentando los abusos de derechos humanos en Asia y África, según un nuevo informe del grupo de campañas Amnistía Internacional.
El informe dice que el comercio de lo que denomina herramientas de tortura está floreciendo, ya que 130 empresas chinas se dedican a la producción y comercio de equipo policial potencialmente peligroso, comparadas con las 28 empresas que lo hacían hace una década.
Según el informe, la mayoría de las empresas destacadas en el informe son propiedad del Estado y promueven abiertamente sus productos en las ferias internacionales y en línea.
Aunque algunos de los equipos como el gas lacrimógeno, esposas y balas de plástico tienen usos policiales legítimos, Amnistía dice que muchos de los dispositivos comercializados por estas compañías son intrínsecamente crueles e inhumanos y se deben prohibir de inmediato.
Los funcionarios chinos cuestionaron la credibilidad del informe.
“Creo que no debes hacer esta pregunta al Ministerio de Relaciones Exteriores. No tenemos conocimiento de ello”, les dijo a los periodistas el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying, este martes. “Pero me gustaría recordarles que la organización que han mencionado siempre ha tenido un fuerte sesgo en contra de China. Así que creo que se puede cuestionar la autenticidad del informe”.
“Las autoridades chinas no han tomado acciones para impedir que las empresas que suministran estos repugnantes dispositivos los exporten o para evitar que el equipo policial resulte en manos de conocidos violadores de los derechos humanos”, dijo Patrick Wilcken, investigador de comercio de protección y derechos humanos de Amnistía Internacional.
El informe, coredactado con Omega Research Foundation, le pide a China prohibir de inmediato la producción y comercio de material inherentemente cruel y abusivo.
También instó a Pekín a suspender o denegar la licencia comercial para el suministro de equipos cuando hay un riesgo considerable de que el equipo va a ser utilizado para cometer o facilitar graves violaciones a los derechos humanos.
Amnistía dijo que el comercio mundial de equipo policial está mal controlado y que China no es la única que ha fallado en regular el suministro de dicho equipo a países donde evidentemente existe riesgo de que le den un mal uso. Añadió que todos los países deben prestar atención a las recomendaciones del informe.
Nada menos que 29 empresas chinas fabrican garrotes eléctricos que permiten que los agentes de seguridad apliquen múltiples choques eléctricos dolorosos a las zonas sensibles del cuerpo, como la ingle, sin dejar huellas físicas duraderas. Un mayor número de empresas fabrican dispositivos de sujeción, como esposas con peso para las piernas.
Los garrotes con púas se han exportado a las fuerzas de seguridad en Nepal y Tailandia, y según los informes han sido utilizados por la policía en Camboya, mientras que los garrotes eléctricos fabricados por los chinos están siendo usados por la policía de Ghana, Senegal, Egipto y Madagascar, según el informe.
Otro ejemplo que se resalta en el informe muestra cómo se utilizó material antidisturbios de fabricación china para reprimir las protestas contra el aumento del costo de vida en Uganda, matando por lo menos a 33 personas.
“El sistema de exportación viciado de China ha permitido que el comercio para la tortura y represión prosperen”, dijo Wilcken.
El informe también documenta cómo los garrotes eléctricos, restricciones mecánicas y otros dispositivos son ampliamente utilizados en los centros de detención en toda China.
Una practicante del movimiento espiritual prohibido Falun Gong le comentó a Amnistía la manera en que fue torturada en su rostro con un garrote eléctrico:
“Es un tipo de tortura al que la policía llama ‘bengbao popcorn’ debido a que tu rostro explota y queda como una palomita de maíz”.