Por Barry Neild
(CNN) — Como cualquier ciudad importante, Ámsterdam tiene museos de clase mundial repletos de clásicas obras de arte, donde los visitantes pagan grandes sumas de dinero para entrar y apreciarlas.
Al ser una ciudad que tradicionalmente ha defendido las actitudes liberales, no sorprende que también albergue exposiciones dedicadas al sexo y las drogas.
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Sin embargo, Ámsterdam se destaca por su extensa colección de curiosidades, museos que festejan las extrañas y encantadoras obsesiones de sus curadores.
Estos son siete de los mejores:
Museo del Queso
En un mundo ideal se habría producido una quinta secuela de Indiana Jones, en la que nuestro héroe va en busca de un producto lácteo histórico enterrado en las profundidades debajo de algún antiguo templo en ruinas.
Al tomar su tesoro del lugar donde se encuentra la trampa cazabobos, Indiana refunfuñaría: “Este queso pertenece a un museo”, antes de salir corriendo para resguardarse de una gigantesca bola de queso Gouda que viene a estrellarse contra él.
El museo en referencia tendría que ser el Museo del Queso de Ámsterdam, una pequeña celebración de dos niveles a las creaciones de las vacas holandesas, justo sobre el canal desde la Casa de Ana Frank.
No hay muchas exhibiciones, pero hay suficientes muestras gratis de queso Gouda como para inducir un serio caso en el que transpiras olor a queso antes de salir a la calle.
Una exhibición excéntrica: la rebanadora de queso más costosa, una herramienta de diamante incrustado que al parecer tiene un valor de 34.000 dólares.
Museo del Queso, 112 Prinsengracht; +31 20 331 6605
El gabinete de los gatos
No es un secreto que las personas que aman los gatos a veces los aman de manera un poco exagerada, pero no se comparan en nada al holandés Bob Meijer.
Cuando J.P. Morgan, el muy amado gato del ex banquero, partió al refugio de los gatos en el cielo, él decidió transformar su casa en un santuario para su difunta mascota.
El resultado es De Kattenkabinet, varias habitaciones de una casa del canal de la década de 1880 muy bien conservada, repleta de objetos gatunos de colección, pinturas y bocetos con temas de felinos de artistas como Rembrandt y Picasso.
Meijer continúa ocupando los pisos superiores del inmueble, al igual que otros cuatro felinos, entre ellos Lily, una gata carey de 19 años que goza de la atención de los visitantes.
Una exhibición excéntrica: una enorme pintura al óleo que parece mostrar a un mago lanzando hechizos sobre un gigantesco gato fantasmal.
El Gabinete de los gatos, 497 Herengracht; +31 20 626 9040
Museo Funerario holandés
Se encuentra a cierta distancia del centro de la ciudad, pero vale la pena hacer el viaje al Museo Funerario holandés solamente para maravillarte ante los suburbios ridículamente bien planificados de Ámsterdam.
El museo está ubicado en lo que queda de la antigua casa de un director de cementerio, cerca de la entrada de la tumba que él solía usar para supervisar.
Sorprende que, a pesar de su temática lúgubre, el Museo Funerario no es nada macabro y cuenta con exposiciones informativas y datos sobre diferentes rituales funerarios holandeses y parafernalia de la muerte.
De la misma manera, la cafetería en la entrada es muy agradable y bien iluminada, pues de lo contrario no contaría con tantas visitas.
Una exposición excéntrica: narices negras cuadradas, diseñadas como el equivalente al duelo de la nariz roja de un payaso.
Museo funerario holandés, 124 Kruislaan; +31 20 694 0482
Museo de bolsas y monederos
Esta es otra colección apiñada en una gran casa del canal que justifica el precio de la entrada casi tanto como los objetos expuestos.
Esta exhibición formal de bolsos y equipaje histórico de gran tamaño, inicia de manera sobria con una selección de artículos delicados y metálicos preferidos por la realeza.
La exhibición se transforma en una explosión de vida con equipaje más contemporáneo, algunos con forma de sombreros o venados.
Se ven también bolsas “Guardian Angel” para guardar cuchillos y armas diseñadas por Vlieger & Vandam Bags.
Una exposición excéntrica: una bolsa de la época previa al teléfono móvil que cuenta con un auricular, un disco para marcar y un cable largo para conectar en un tomacorriente de pared.
Museo de bolsas y monederos, 573 Herengracht; +31 20 52464 52
Museo del ajedrez Max Euwe
Claro, no hay nada demasiado extraordinario respecto a un museo que explora la historia a cuadros de uno de los juegos más antiguos del mundo, pero esto va aún más allá, enfocándose en un solo jugador.
Esta diminuta instalación en el primer nivel de una notoria y antigua prisión traza la vida y los tiempos de Max Euwe, el único campeón mundial de ajedrez de los Países Bajos.
Es un afectuoso homenaje a Euwe, quien murió en 1981, y quizás el único para los aficionados al ajedrez, pero también existe una gran posibilidad de que puedas husmear en las oficinas de trabajo ubicadas en el mismo edificio.
Hay un tablero gigante fuera del edificio donde puedes ver a talentosos adolescentes recién elegidos venciendo con facilidad a viejos profesores de ajedrez.
Una exposición excéntrica: un muro de la fama del ajedrez que muestra a los grandes maestros como Bobby Fischer y Boris Spassky.
Museo del ajedrez, Max Euwe Plein 30A; +31 20 625 7017
Museo Nacional de Gafas
Un museo para la gente que disfruta probándose las gafas de otras personas y, seamos sinceros, eso nos incluye a todos.
El museo está ubicado sobre una auténtica óptica que ha prestado sus servicios durante 700 años a las personas miopes, la cual prácticamente no ha tenido ningún cambio desde que sus primeros clientes empezaron a asomarse a su vitrina en el siglo XIX.
Una vez que has visto gafas que van desde los quevedos que se colocaban sobre la nariz, hasta los marcos más gruesos que lucían personajes como Buddy Holly y Elvis Costello, puedes entrar en la tienda y comprar tu propio par.
Una exposición excéntrica: máscaras falsas con lentes incorporados (para aquellos que desean reconocer a otras personas, pero no quieren ser reconocidos.
Museo Nacional de Gafas, 7 Gasthuismolensteeg; +31 20 421 2414
Museo de la Pipa
En una ciudad donde existe una industria entera en torno a fumar ciertas sustancias, es lógico pensar que hay un museo dedicado a la pipa.
Sin embargo, esta no es una tienda importante de novedades; es un estudio serio de los artefactos para fumadas de marihuana que se remontan 2.500 años a los días en que la expectoración de grumos de alquitrán se consideraba saludable.
El espacio en esta encantadora casa de canal del siglo XVII está dedicado a pipas diseñadas para fumar sustancias más fuertes que un tazón lleno de tabaco sin refinar, y éstas son superadas por artefactos para fumar más elaborados y diseñados para usuarios más ordinarios.
Exposición excéntrica: una pipa elaborada con las tenazas de un cangrejo.
Museo de la Pipa, 488 Prinsengracht; +31 20 421 1779