Por Octavio Blanco, CNNMoney
Juárez, México (CNNMoney) – Durante años, la única industria por la que Juárez era famosa era el asesinato.
Pero ahora, las empresas Estados Unidos le apuestan a una recuperación que antes parecía muy poco probable.
Delphi, Honeywell, Flextronics y Lear son algunas de esas empresas que están contratando e invirtiendo en Juárez, una ciudad situada al otro lado de la frontera de El Paso, Texas.
A consecuencia de ello, la ciudad va camino de batir un recorte histórico de empleo, con la creación de 250.000 puestos de trabajo en manufactura este año, según Borderplex Alliance, un grupo de desarrollo financiado económico con fondos privados.
Ese nivel de contrataciones sería difícil de imaginar hace cuatro años.
Juárez sufrió con dureza la lacra de los crímenes del narco y la crisis económica global. Compañías que empleaban a cientos de miles de personas se fueron de la ciudad junto con miles de aterrorizados residentes.
En septiembre de 2010, el mes más violento la historia, se reportaron 359 asesinatos. La violencia generó un sentimiento de impunidad. Aparentemente todo el mundo padecía los secuestros, las extorsiones y los robos.
Pero Juárez no tiró la toalla.
El crimen se redujo drásticamente, en parte debido a la creación de una fuerza policial más operativa, explicó Ian Brownlee, cónsul general de Estados Unidos en Juárez. Esa mejora de la seguridad da “a la gente un sentimiento de seguridad en otros aspectos de su vida”.
Al desaparecer el miedo, las fábricas volvieron a funcionar a pleno rendimiento. Aquí se fabrica de todo, desde luces para automóviles a refrigeradores, pasando por teléfonos BlackBerry, la mayoría de estos productos destinados a las tiendas de Estados Unidos.
Delphi, un fabricante de piezas de automóvil, invirtió 71 millones de dólares y contrató a 1.402 trabajadores entre octubre de 2012 y septiembre de 2013 en Juárez. En la actualidad emplea a 15.000 personas, dijo su portavoz Claudia Tapia.
Tapia enfatizó que el centro técnico de Delphi en México, situado en Juárez, no sé dedica solamente a la manufactura. También es un centro de innovación, dijo, de donde sale la mayor cantidad de patentes de propiedad intelectual en México.
Incluso la fabricante china de productos tecnológicos Foxconn tiene una gran planta manufacturera aquí.
“Compañías que antes ignoraban a Juárez por el miedo a la inseguridad ven ahora un panorama mucho más favorable y atractivos”, dijo Rolando Pablo, presidente ejecutivo de Borderplex Alliance. “En los últimos dos años, Juárez se ha vuelto altamente atractiva para las compañías estadounidenses que están reconsiderando su estrategia global de offshore”, agregó.
En un viernes por la tarde, la carretera que lleva a la zona industrial de Juárez estaba llena de tráfico. La gente visitaba los concesionarios de Chrysler, GM, Ford y Toyota para ver los últimos modelos y se paraba a comer en los restaurantes de comida rápida que jalonan la carretera.
Los Arcos, un elegante restaurante de mariscos, estaba abarrotado.
Pero las cicatrices del pasado reciente siguen ahí. Varios edificios del centro están cerrados y pintados con graffiti. Los estadounidenses que, antes de la violencia, iban a Juárez de compras no han regresado.
No obstante, el Departamento de Estado, modificó recientemente su advertencia de viajes a la ciudad. Aunque sigue recomendando a los visitantes que tengan precaución, ya no los disuade de ir.
Juárez está superando poco a poco los increíbles desafíos para atraer de nuevo a la industria. Su próximo gran reto: seguir atrayendo capital de inversión y sacudirse la etiqueta de “capital del asesinato”.