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(CNNMéxico) — La segunda vuelta electoral de Brasil llega el domingo con un empate técnico en las preferencias de los votantes, quienes habrán de decidir si mantienen el programa social del Partido de los Trabajadores (PT), que lleva 11 años en marcha, o la postura de una economía liberal del Partido de la Social Democracia Brasileña.

Dilma Rousseff (PT) está pidiendo el voto de los brasileños para un segundo término luego de una década en la que los gobiernos de izquierda han sacado de la pobreza a unos 40 millones de personas, pero que ha enfrentado duras dificultades económicas y casos de corrupción en los últimos dos años.

Enfrente está Aécio Neves, el popular exgobernador de Minas Gerais, el estado más poblado de Brasil, quien avanzó desde atrás en la primera vuelta para quedarse con el segundo lugar y que ha sumado a los electores descontentos con el gobierno actual, entre ellos los que votaron por la ambientalista Marina Silva en la primera ronda.

El PT defiende el “Estado regulador” de la economía, que le dio resultados durante los dos mandatos de Lula pero ha dado señales de agotamiento con Rousseff, mientras que Neves le propone al elector un “Estado mínimo”, que fortalezca el papel del sector privado.

“Los electores que respaldan la candidatura de Dilma Rousseff entienden que la prioridad es inclusión social; y por otro lado, los electores que apoyan a Neves entienden que él es la gran oportunidad para que Brasil vuelva a entrar en una ruta de crecimiento estable y sostenida”, considera el analista Carlos Pereria, en entrevista con CNN en Español.

Aunque en Brasil están oficialmente registradas 32 formaciones políticas, el país se mantiene de hecho en un régimen bipartidista desde 1994, cuando Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, se impuso al fundador del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones presidenciales.

¿Qué proponen los candidatos? Aquí un recuento.

El capital de Dilma

La campaña de Dilma Rousseff se ha centrado en la promoción de los logros que ha obtenido el PT en una década, dos gobiernos que han dedicado la mayor parte del presupuesto al desarrollo social de Brasil, algo que les ha cobrado factura en los números de la economía.

Como su predecesor, la actual mandataria de 66 años inició su vida política en organizaciones contrarias a la dictadura militar brasileña de la década de 1960, cuando su activismo incluso la llevó a la cárcel a principios de los 70. En 2010, como jefa del Gabinete, Lula da Silva la postuló a la presidencia, cargo que ganó en una segunda vuelta.

“La presidenta siempre habla a los trabajadores, a los más pobres”, una de las principales diferencias de discurso con Neves, explica el analista político Joao Feres a CNN en Español.

El plano social es la bandera del PT, que ha hecho salir de la pobreza a unos 40 millones, e incluso ambos candidatos se han comprometido con mantener y ampliar los vastos programas de apoyo a los más pobres. La “paternidad” de esos programas encendió el último debate.

“Si vamos a ver, el padre fue el presidente (Fernando Henrique) Cardoso y la madre fue su esposa, Ruth Cardoso”, le espetó Neves a Rousseff al aludir a “Bolsa Familia”, el principal de los programas sociales aplicados por el PT.

Rousseff respondió irritada. “Ahora me van a decir que (Cardoso) es el padre del Bolsa Familia. Es algo totalmente distorsionado pues el PSDB nunca tuvo programas sociales de grandes proporciones”, afirmó la presidenta-candidata.

Para su siguiente mandato, la presidenta promete apuntalar al país con un tercer pilar que se sume al social y económico: la “competitividad de la producción, que movilizará inversiones sociales, económicas, culturales y educativas”.

Neves capitaliza el descontento

Aécio Neves se ha preparado para esta elección casi toda su vida. Es nieto del expresidente Tancredo Neves, uno de los restauradores de la democracia brasileña, y creció entre una familia de políticos.

El analista político Joao Feres considera que aunque Neves “no se presente como el candidato de los ricos, las cosas que habla son mensajes para la mayoría de las personas más ricas, muy preocupado por el clima para los empresarios, por el clima de negocios”, dijo a CNN en Español.

Neves fustiga a Rousseff por dos frentes: los escándalos de corrupción vinculados al PT y el pobre desempeño económico de los últimos cuatro años, que culminaron en una recesión técnica en el primer semestre de 2014 y una inflación de 6.5%.

“Las personas están asustadas con la inflación”, dijo el candidato a su oponente en el pasado debate del domingo, y cuestionó varias veces a Russeff sobre si el gobierno tenía el control. Comparó el crecimiento del país y el de la inflación con naciones como México, Chile y Perú.

Este experimentado político, de 54 años, presenta su proyecto como “El camino seguro para el cambio real de Brasil”. Ha definido sus propuestas en ocho áreas que considera como “directrices” para lograr el desarrollo de su país.

En economía propone poner bajo control la inflación del país, y simplificar el sistema tributario; invertir el 10% del presupuesto en salud; programas de becas para evitar la deserción escolar; elevar las penas de menores que cometen delitos graves; eliminar la reelección presidencial; y se define como un gobierno de “visión empresarial”.

Un empate técnico en las encuestas

Aunque con el apoyo de Silva, el candidato Neves consiguió emparejarse con la mandataria en la intención del voto, una encuesta publicada a cuatro días de la elección daba a Rousseff tres puntos de ventaja, el último sondeo permitido antes de la segunda vuelta.

La presidenta cuenta con 47% de los apoyos frente al 43% de Neves, según el sondeo de la firma Datafolha.

Pese a que Rousseff ganó un punto respecto a la encuesta anterior, y Neves se mantuvo sin cambios, los dos candidatos siguen técnicamente empatados ya que el margen de error de la encuesta es de dos puntos porcentuales.

Apenas la semana pasada las principales encuestas situaban a Neves con una ventaja de dos puntos por encima de Rousseff, lo que también suponía un empate estadístico.

Ambos candidatos luchan por el 4% de los votantes encuestados que dijeron que aún no han decidido su voto, lo que podría resolver la elección a favor de uno de los dos candidatos. Según Datafolha, el 6% de los brasileños entrevistados pretende votar en blanco o anular su voto.

Sin tomar en cuenta los votos anulados, Rousseff logra 52%, frente al 48% de Neves.

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