Por Alex Court, para CNN
Zapatillas de gamuza, elegantes zapatos de tacón o zapatos Brogue con cordones…. independientemente de qué zapatos te pongas para una reunión de negocios importante, quieres que se vean relucientes. Algunas personas los lustran con un cepillo, y otras eligen un paño, mientras los que vienen de lejos a menudo dejan la tarea en manos de hábiles expertos que pueden hacer que el calzado desgastado por el viaje luzca como nuevo.
Si alguien te ha lustrado los zapatos en un aeropuerto de Sudáfrica, probablemente sea gracias a Lere Mgayiya.
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“Somos la empresa lustradora de zapatos más grande en África”, explica sin sonar arrogante. “En Johannesburgo lustramos unos 350 pares de zapatos al día, más o menos 120 pares en la Ciudad del Cabo y otros 120 en Durbán”. En total, el negocio Shoe Shine de Lere tiene 45 empleados en los tres aeropuertos más importantes, y el jefe está buscando socios en Estados Unidos y el Reino Unido; además, tiene planes de expansión en África.
En este día en particular, Mgayiya, de 40 años, lleva puestos zapatos Clarks negros. Con ingresos anuales de casi 2,5 millones de rands (227.000 dólares), su comportamiento se asemeja a sus pies… es cómodo.
Pero las cosas no siempre fueron tan fáciles para Mgayiya. El ingenioso sudafricano tuvo que pasar por una serie de fracasos para llegar a donde está hoy: un espectacular viaje empresarial de riesgo, confianza y recompensa.
Inicios aéreos
Mucho antes de convertirse en el rey de la actividad de lustrar zapatos en Sudáfrica, Mgayiya comenzó su carrera profesional distribuyendo tarjetas de embarque para South African Airways. Pero después de cinco años con la línea aérea y un ascenso a supervisor, Mgayiya fue despedido. “No estaba listo para irme”, recuerda. “A decir verdad, estaba asustado… eso me dió un empujón”.
Mgayiya dejó el manejo de papeles y se unió al negocio familiar de transporte de ganado. “Me gustaba estar fuera de casa”, dice, al explicar su papel de negociador con los agricultores. “Disfrutaba establecer y alcanzar mis propias metas”.
Pero en la vida dentro de un negocio familiar no todo era color de rosa. Cuando Mgayiya sugirió tomar un préstamo y asegurar contratos de exclusividad, su tío le pidió que se fuera. Después de un año, nuevamente estaba desempleado.
Intentos fallidos
El hermano de su madre le quitó su empleo, pero Mgayiya se mantuvo en contacto con sus clientes agricultores y pronto se embarcó en su próximo proyecto: vender los huevos de los agricultores a la cocina del parlamento sudafricano. Sin embargo, al solo obtener 6 dólares de ganancia por cartón de huevo, ésta no era una operación lucrativa. “Me atrasaba con los pagos a los agricultores”, recuerda. No tenía dinero para arrancar mi auto. Necesitas tener mucho dinero para dirigir un negocio de suministros”.
Cuando las cosas se complicaron, Mgayiya siguió siendo optimista y se inscribió al Sandlam Money Game, una competencia en televisión para empresarios. A los ejecutivos de marketing de Red Bull les gustó su idea de publicidad, y Mgayiya ganó el juego. “Gané 35.000 rands (3.100 dólares) en dos días”, dice. “Fue genial”.
Él tomó ese dinero y lo invirtió todo en una empresa de plantación de árboles en la que empezó a trabajar. Pero seis meses después, todo se vino abajo y Mgayiya se encontró de nuevo sin un centavo, y tuvo que empezar de cero.
Mgayiya ya había experimentado tiempos difíciles, pero el año siguiente pondría a prueba su determinación. “Necesitaba un ingreso estable, así que me decidí por un negocio de lustrado de calzado en el aeropuerto de Ciudad del Cabo. Un hombre hambriento no puede pensar, y yo estaba famélico”.
Se comunicó con sus contactos de cuando trabajaba en la línea aérea y aplicó al espacio comercial en noviembre de 2002. Las autoridades se demoraron hasta septiembre de 2003 para darle el visto bueno. “En ese año vendí mi auto… trabajé como recepcionista durante tres meses”. Rogué y pedí préstamos para terminar el mes”.
Inicios del negocio
Antes de que pudiera comenzar a lustrar zapatos, Mgayiya empeñó su refrigerador para comprar el equipo necesario para el negocio. Pero en su primer día, Mgayiya y su único empleado recibieron malas noticias. “El proveedor a quien le había pagado por los pedestales no me los entregó”, recuerda Mgayiya. “Lustré zapatos en mi regazo”.
Al principio, ambos miembros del personal trabajaron de lleno de 5 a.m. a 9 p.m., todos los días de la semana excepto los domingos. “Salía de la casa antes de que mi familia se despertara, y regresaba después de que mi hija se había ido a dormir”, recuerda. “Fue difícil”.
Pero el número de clientes pronto recibió un impulso luego de que un cliente sugiriera que el nombre del negocio debería destacar el aspecto personal y coloquial del mismo. “Airport Shoeshine” se convirtió en “Lere’s Shoe Shine”, y a las personas les gustó… después de solo cuatro meses. El equipo había crecido a cinco personas y el negocio estaba en auge.
Grandes planes
El éxito en Ciudad del Cabo no calmó la ambición de Mgayiya, y después de un año, tuvo la oportunidad de conectarse con la persona a cargo de todos los aeropuertos de Sudáfrica. A ella le gustó su idea, y la expansión comenzó poco después. En su apogeo, la compañía tenía 60 empleados en cinco aeropuertos de todo el país. Hoy en día, Mgayiya se ha limitado a los tres más importantes: Ciudad del Cabo, Durban y Johannesburgo.
“Tengo mi propia casa y mi hija asiste a una escuela privada”, comparte. “Y pude darme el lujo de casarme… de tener un matrimonio adecuado”. Él tampoco trabaja de 5 a.m. a 9 p.m. “Hago solamente el turno de las 12”, dice, entre risas. “A la familia le encantó eso”.
“Cuando inicias un negocio en Sudáfrica, necesitas mucha confianza en ti mismo”, es su principal consejo para los jóvenes emprendedores. “Todas las condiciones nunca serán del todo favorables al mismo tiempo. “Si no empiezas, no irás a ninguna parte… tienes que empezar”.
Ahora que le está yendo bien, Mgayiya no muestra señales de detenerse. Tiene la mirada puesta en Angola, Kenia y Nigeria para expandirse, al igual que sociedades en el Reino Unido y Estados Unidos. Su brillo para los negocios puede haber surgido a partir de una serie de fracasos, pero este empresario nos enseña cómo los obstáculos y contratiempos no deberían interponerse en nuestro camino al éxito.