Por Stephanie Smith, CNN
(CNN) — Ian Chung es protegido en la oscuridad. Nació solo 24 semanas después de la gestación y pesa poco más de 400 gramos.
Puede escuchar los sonidos débiles del mundo exterior mezclándose con el sonido relajante de la voz de su madre. Sus brazos y piernas delgadas tiemblan mientras la escucha.
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“Oh, mi amor”, dice su madre, Julie Chung de 31 años. “Vas a estar bien”.
Las manos de Julie descienden; una va ligeramente al pecho de Ian mientras que la otra se posa sobre sus piernas. Utiliza toque y presión de luz para simular su propio vientre. Unos momentos después, Ian deja de llorar.
“Cuando nació era tan diminuto”, dijo Chung. “Era como ‘oh wow, ¿un bebé puede sobrevivir fuera del vientre tan pronto?’”.
Los avances médicos mejoran los resultados para los bebés más pequeños. Los expertos dicen que menos del 1% de nacidos entran en la categoría de “bebé prematuro”; en el hospital donde Ian es tratado, el Hospital Infantil de Orange County en California, eso significa nacer antes de las 28 semanas de la gestación o pesar menos de 900 gramos.
“Las tasas de supervivencia (entre los bebés prematuros) mejoran”, dijo Mindy Morris, una practicante de enfermería neonatal en el Hospital Infantil. “Así que pueden sobrevivir para ser dados de alta. Pero al crecer tienen muchas complicaciones”.
Los médicos y enfermeras en una unidad especializada en el Hospital Infantil implementaron un sistema que, dice, reduce dramáticamente las tasas de discapacidad e infección entre esta rara población de bebés prematuros.
Aptamente llamada la Unidad de Bebés Pequeños, el personal trabaja bajo la oscuridad y tranquilidad en una ala separada del hospital. Aquí, la estimulación se mantiene a un mínimo; solo se habla susurrando. El efecto general es de relativa calma: un intento por imitar lo que los bebés experimentarían si siguieran dentro del útero.
“Intentamos mantener un volumen bajo, luces suaves, así estamos lo más cerca del vientre que podamos”, dijo Morris, coordinador del Programa de Niños con Bajo Peso Extremo al Nacer en el Hospital Infantil. “Intentamos minimizar la intrusión para ellos”.
En 2009, antes de que funcionara la Unidad de Bebés Pequeños, el 45% de los bebés era dado de alta con una enfermedad pulmonar crónica. En 2012, después de que la unidad operara durante tres años, la tasa se redujo a un 27%. Las tasas de infección de 2009 a 2012 cayeron del 41% al 15% y la alimentación, peso y circunferencia de la cabeza mejoró.
La médico Kristi Watterberg, directora del comité de fetos y recién nacidos de la Academia Americana de Pediatría, dijo que los procesos en desarrollo para tratar a los bebés que nacen con muy poco peso son; en términos generales, algo bueno. Pero debido a que los datos del Hospital Infantil son autoreflexivos, cuestiona qué es lo que contribuye exactamente al éxito de la unidad.
“Cuando alguien comienza a enfocarse en algo, tiende a ser mejor”, dijo Watterberg. “¿Qué fue lo que provocó que ocurriera? No lo sabemos”.
Watterberg dijo que algunos elementos de lo que se realiza en el Hospital Infantil, incluidas varias formas de terapia de tacto, pueden ser benéficos a los bebés prematuros.
En un gran estudio publicado en 2004 se encontró entre 21% y 48% más de peso entre los bebés que se sometían a una terapia moderada de masaje; también fueron dados de alta más pronto del hospital.
En otros estudios se sugiere que tipos específicos de terapia de masaje estimulan la producción de hormonas del crecimiento y promueven el desarrollo de huesos.
En la Unidad de Bebés Pequeños, los padres actúan como “terapeutas” y socios con el personal, así que se comprometen completamente con el progreso de su hijo. Los estudios muestran que las madres que masajean a sus bebés experimentan menos depresión y ansiedad.
‘Puede doler que los toquen’
Chung aprende sobre la delgada línea entre estimular y sobreestimular a su hijo.
“Para los bebés prematuros, puede doler que los toquen porque su piel no está lista para eso”, explicó Karin Mitchell, una terapeuta de desarrollo que trabaja con Chung.
Mitchell toma la mano de Chung. “Déjame mostrártelo en tu mano”, dijo, al presionar la palma de Chung para mostrarle cuán firmemente debe tocar a Ian. “No es muy duro, pero tampoco es superligero”.
“Recuerda, cuando estaba dentro del vientre había líquido amniótico, y había una sensación de eso moviéndose en cada célula de piel de su cuerpo”, dijo Mitchell. “Eso es lo que ayuda a los bebés a saber, ‘¿dónde comienzo y dónde me detengo?’.
“Cuando los bebés nacen temprano como Ian, no tienen esa opción, así que tienen que aprender a conocer su cuerpo en medio del aire. Es muy diferente”.
Pronto, Ian descansará; con todo y los tubos, piel con piel sobre el pecho de su madre durante una hora o más, algo a lo que se refiere como cuidado de canguro. Las intervenciones médicas dolorosas como la intubación, retiro de los tubos y extracciones de sangre se realizan mientras el bebé está piel con piel con un padre cuando sea posible. En esas situaciones, se cree que el tacto mitiga el dolor.
“Cuidado de canguro”, como se refieren las madres aquí a esto, también ayuda a crear lazos y regular cosas como la respiración y el sueño entre los bebés. Para las madres, puede estimular la producción de leche.
“Me calma cuando lo ‘cuido como canguro’ y noto que está más calmado”, dijo Chung. Hace una pausa mientras cae una lágrima por su rostro. “Es agradable saber que esas cosas lo ayudan. Te aferras a esas pequeñas cosas que pueden facilitar las cosas para él”.
El cuidado de Ian aquí está en contraste con lo que recibió durante sus primeros días de vida, en una unidad tradicional en otro hospital local. Allí, según sus padres, las luces y el ruido estaban a todo volumen.
“(Esta unidad) se enfoca en esta población de pacientes muy específica. Creo que es lo que la hace tan única”, dijo el médico Kushal Bhakta, director médico del Programa de Niños con Bajo Peso Extremo al Nacer en el Hospital Infantil.
“Otros lugares con los que he trabajado tienen a un bebé prematuro a un lado de un bebé más grande que tiene una condición del corazón, junto a otro niño que puede llorar”, continuó. “Así que hay… muchos estímulos para este bebé prematuro diminuto y no se hace a propósito. Es solo la disposición de la unidad en la que estés”.
Watterberg de la Academia Americana de Pediatría dijo que es importante encontrar un equilibrio, al añadir que las teorías y enfoques con respecto al ruido en la unidad de cuidados intensivos evolucionan constantemente.
“Solíamos pensar que debe ser silencioso, así que cuando estos bebés llegan al mundo demasiado pronto, apagamos las luces y lo volvemos silencioso”, dijo Watterberg, profesora de Pediatría y Neonatología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nuevo México.
“Resulta que los bebés escuchaban algo de ruido en el útero, y que quizá si es demasiado silencioso no escuchan el tipo de lenguaje que necesitan”.
Cita investigaciones recientes en las que se sugiere que muy poco sonido podría interferir con la adquisición del habla y del lenguaje del bebé, y esa exposición al habla puede mejorar el desarrollo del cerebro en los bebés.
Similarmente, dijo, demasiada oscuridad podría ser contraproducente para el desarrollo de un bebé, debido a que en el útero un bebé estaría expuesto a un conjunto de información de su madre que refleja sus propios ritmos circadianos cambiantes.
“Sabemos que lo que ocurre en la unidad afecta a los bebés a largo plazo”, dijo Watterberg. “Así que estoy complacida de que este grupo trabaje en ello, pero la información que tenemos siempre está en proceso”.
Cifras
En la Unidad de Bebés Pequeños, las cifras importan mucho.
Cuando Ian nación, eran algo así: 47% de probabilidad de supervivencia, y si sobrevivía, solo un 31% de probabilidad de escapara a problemas serios del neurodesarrollo.
Chung y su esposo, Ryan Chung, atemperan la dura realidad de esas estadísticas al enfocarse en otras cifras; hitos que Ian logra día con día, semana con semana.
Ian ya desafió las probabilidades de que no sobreviviría: hoy, tiene siete semanas de nacido.
“Celebramos 10 gramos la noche de ayer”, dijo Julie sobre el aumento de peso de Ian desde que ingresó a la Unidad de Bebés Pequeños. “¡Ahora pesa como 0.9 kilogramos! ¡Wow!”.
Los Chung creen que las perspectivas del futuro de Ian mejoran debido a su tratamiento; en particular, el énfasis en el tacto, en la Unidad de Bebés Pequeños.
Tres semanas y 10 gramos después, es menos dependiente del oxígeno suplementario y es menos reacio al tacto.
“Julie, ¿quieres masajearlo?”, pregunta Mitchell.
“Sí”, dice Chung, quien levanta la vista a las cifras que cambian favorablemente en un monitor sobre ella. “Le gusta”.
Semanas atrás, el monitor sonaba incesantemente. Hoy, Ian parece relativamente calmado; más tranquilo con su entorno.
Aunque algo de la ciencia detrás de lo que ocurre en la Unidad de Bebés Pequeños la elude, Chung sabe que una alternativa; poco o nada de contacto entre ella e Ian, la dejaría vacía emocionalmente.
Recuerda un artículo que leyó recientemente en el que se describía cómo operaban estas unidades hace años. “Las mamás no tocaban a sus hijos”, dijo Chung. “Los veían a través de la pared de cristal. Mi corazón se rompió.
“¿No poder tocarlos o abrazarlos o hacer algo así?”, añadió. “Todo eso llena lo que anhelo. Me da algo, aunque sea poco”.