Por Lauren Said-Moorhouse, para CNN
(CNN) – Conoce a una pareja de apneístas profesionales que poseen récords mundiales y viajan por el mundo tomando increíbles fotografías en el proceso.
Chrisina Saenz de Santamaría y su esposo son dos apneístas que poseen récords mundiales y viajan por el mundo enseñando el deporte y tomando increíbles fotografías en el proceso.
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Debido a que creció en la costa este de Australia, en Sídney, Christina siempre ha sentido un afecto por el agua. Pero fue en 2005 durante un viaje de buceo por Tailandia cuando comenzó su historia de amor con el buceo libre. Luego de encontrarse con un curso de buceo libre en la pequeña isla de Koh Tao en la escuela Apnea Total, quedó enganchada inmediatamente. Y fue allí donde conoció a su futuro esposo, el cofundador de la escuela, Eusebio Saenz de Santamaría. Más de una década después, Chistina es una de las apneístas más exitosas de Australia, con ocho récords nacionales a su nombre.
Eusebio, originario de Bilbao al norte de España, ha pasado años educando a miles de aficionados al buceo libre sobre el deporte. En su país de origen se ha llevado el récord nacional en tres ocasiones; él sigue incursionando aún más en el campo y es una de las pocas personas que puede bucear más allá de los 100 metros. Al no estar satisfechos con récords personales, en septiembre del año pasado, la pareja estableció un récord mundial en una inmersión en tándem con peso variable hasta una profundidad de 100 metros.
Las profundidades máximas en el golfo de Tailandia, donde reside la pareja, son solo de aproximadamente 45-48 metros, así que en años recientes, la pareja ha empezado a viajar a nivel internacional en busca de aguas más profundas. “Viajamos por el mundo a regiones como el Caribe o el Mediterráneo y buscamos profundidad. Acabamos de estar en Roatán (Honduras)”, dice Christina.
Si bien el buceo libre revela un mundo que pocos marineros de agua dulce logran ver, puede ser peligroso si el deporte no se practica adecuadamente. Mientras discute los riesgos, Christina dice que la primera regla del buceo libre es la siguiente: nunca bucees solo. “Si se diera el caso que te da lo que se conoce como un desmayo en aguas poco profundas, lo cual esencialmente significa que te desmayas en los últimos cinco metros de la inmersión, o en la superficie de la misma, no hay nadie ahí para salvarte”.
“Realmente tienes que estar en contacto contigo mismo y saber de lo que eres capaz; además, debes respetar tu cuerpo y tu mente. Es multifacético, pero si buceas de acuerdo a las reglas de seguridad, siempre estarás bien”.
Un estilo de vida saludable es vital para llevar una vida de buceo libre, pero para la pareja, esto se da de manera bastante natural. “Siempre vamos al gimnasio y pasamos mucho tiempo en el agua, ya que el mejor entrenamiento para el buceo libre es el buceo libre en sí. Eso va acompañado de un estilo de vida saludable, así que siempre cuidamos nuestras dietas y cuando estás entrenando, te dan ganas de mantenerte saludable de todos modos”.
La pareja divide el año entre Tailandia y recorrer el mundo. Una vez ubican un nuevo sitio para bucear, como su reciente visita a Honduras, pasan de dos a cuatro meses aclimatándose a las nuevas aguas y preparando sus cuerpos para la intensidad a la que se someterán.
“Nos aseguramos de estar tan llenos de aire como sea posible cuando empezamos a descender. Debemos asegurarnos de empezar a equilibrarnos”, dice Christina. Mientras descendemos más y más, la profundidad, la inmensa profundidad a 80 o 100 metros de agua que te presiona en realidad hará que tus pulmones se reduzcan al tamaño de naranjas”.
Ella añade lo siguiente: “Tenemos que asegurarnos de estar preparados antes de tiempo para que nuestros pulmones, nuestra caja torácica y nuestros diafragmas sean realmente flexibles. También tenemos que mantener una fuerte concentración mental cuando estamos descendiendo”.
“Queremos que nuestro ritmo cardíaco disminuya. Es casi como si tuviéramos que entrar en transe”.
Mientras recorren el mundo, los apneístas tienen muchas oportunidades por las que la mayoría de nosotros haríamos cualquier cosa. Han nadado con delfines giradores hawaianos frente a la gran isla de Hawái, como se aprecia en la imagen. Además, han estado cara a cara con tiburones tigre en las Bahamas y con tiburones leopardo en el mar de Andamán.
Cuando nada con estas enormes criaturas marinas, Christina explica que los tiburones del mar son malinterpretados. Con cada encuentro bajo el agua, la pareja aprende más sobre cómo cada tipo de tiburón se comporta en su hábitat natural. Con el deseo de compartir sus experiencias con la comunidad más amplia que ama el océano, la pareja toma fotografías hermosas durante sus inmersiones.
“Ambos somos el fotógrafo y el modelo”, dice Christina. “Conversamos de antemano sobre qué clase de fotografías tomaremos. Cuando estás en el agua, tienes que ser flexible y espontáneo porque el océano es su propia bestia”.
La fotografía submarina es un experimento desafiante. Pero cuando se hace bien, los resultados son simplemente estupendos. Christina, quien aparece aquí con un tubo PVC para colocarlo con cuidado entre ella y un tiburón en caso de que uno se acerque demasiando para su gusto, dice que sus habilidades son principalmente autodidactas a través de la prueba y error en el transcurso de los años.
“También es muy desafiante porque nadas y practicas el buceo con un respiro, mientras sostienes el equipo. Tienes que sumergirte, moverte, lograr el ángulo correcto y ser creativo. Todo ocurre muy rápidamente”.
“Tenemos una idea creativa de cómo queremos expresar la sensación del buceo libre a otras personas que podrían no tener conocimiento al respecto. Esta es la razón por la que utilizamos fotografías y videos para tratar de expresar esta sensación surrealista y la libertad que sentimos bajo el agua”, dice Christina.
Mientras tanto, cada año, la lista que la pareja tiene de cosas por hacer antes de morir sigue creciendo con cada aventura submarina. Christina lo explica con entusiasmo: “Nos encantaría estar con las ballenas jorobadas en Tonga. Nos encantaría practicar el buceo libre con las orcas en Noruega, lo cual sería genial en los fiordos. Y creo que los cachalotes también estarían en la lista”.
¿Y qué espera que las personas aprendan al ver sus fotografías? “Es otro mundo allá abajo —un mundo mágico— un mundo del que sabemos muy poco. Espero que (el trabajo) cambie la percepción sobre ciertos animales marinos como los tiburones, y nos gustaría que eso motive a otras personas a salir y experimentar el océano. No importa que practiquen buceo libre, buceo de superficie o cualquier otra forma, porque el océano es algo que tenemos que proteger, al igual que las criaturas marinas”.