Selma, Alabama (CNN). El sábado, en un apasionado discurso sobre el progreso racial en Estados Unidos, el presidente Barack Obama le dijo a miles de personas que se reunieron allí para conmemorar el quincuagésimo aniversario del “domingo sangriento”: “Nuestra marcha aún no ha terminado. Pero nos estamos acercando”.
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Obama hizo hincapié en que un día de conmemoración no es suficiente para retribuir la deuda que pagaron los manifestantes que fueron golpeados brutalmente hace 50 años, cuando llevaron a cabo protestas por el derecho al voto.
“Si Selma nos ha enseñado algo es que nuestro trabajo nunca termina”, dijo el presidente cerca del puente Edmund Pettus, donde el enfrentamiento entre las autoridades y los manifestantes fue filmado y capturado en fotografías que sacudieron la nación.
El Presidente dijo que lo que los manifestantes por los derechos civiles hicieron hace años “resonará a lo largo de las eras. No porque el cambio que ganaron fuera predeterminado, no porque su victoria fuera completa, sino porque demostraron que el cambio no violento es posible, que el amor y la esperanza pueden vencer al odio”.
El presidente dijo que “los estadounidenses que cruzaron este puente, no eran físicamente imponentes, pero le inyectaron valentía a millones. No ocuparon ningún cargo de elección popular. Sin embargo, dirigieron a una nación”.
El aniversario del “domingo sangriento” marca los 50 años desde el día en que cientos de personas fueron brutalmente atacadas por policías del estado de Alabama, mientras marchaban desde Selma hasta Montgomery, Alabama, para protestar contra la discriminación racial en el registro de votantes. El 7 de marzo de 1965, alrededor de 600 personas participaron en el recorrido de un poco más de 80 kilómetros .
Los manifestantes protestaban por la discriminación que evitaba que los negros votaran. Sin embargo, a medida que los manifestantes se acercaron al pie del puente, los policías estatales utilizaron la fuerza y gases lacrimógenos para hacerlos retroceder.
En tanto que estos acontecimientos se llevaban a cabo el sábado en Selma, cientos de personas marcharon y atravesaron el puente de Brooklyn en Nueva York como señal de solidaridad con la conmemoración de Alabama.
La cobertura televisiva del evento en 1965 provocó la indignación nacional y finalmente llevó al Congreso a aprobar la emblemática Ley de Derecho al Voto de 1965, que ordenaba la supervisión federal sobre las elecciones en los estados con historial de discriminación.
Muchos de los líderes, activistas y celebridades de la nación se encontraban en Selma el sábado para asistir a diversas actividades que se llevaron a cabo en memoria del acontecimiento histórico.
El sábado, el congresista John Lewis —uno de los manifestantes a quien los soldados hicieron sangrar hace 50 años— y casi 100 miembros del Congreso de ambos partidos se unieron al presidente en el puente de Selma, un puente que aún lleva el nombre de Pettus, un general confederado que también era líder del Ku Klux Klan.
“Debemos aprovechar este momento para renovar nuestro compromiso de hacer todo lo posible para terminar este trabajo. Aún hay trabajo por hacer”, dijo Lewis, quien agregó que es una oportunidad para “redimir el alma de Estados Unidos”.
El presidente dijo que aunque se han hecho progresos, el racismo sigue siendo demasiado común en Estados Unidos.
“Simplemente tenemos que abrir nuestros ojos, oídos y corazón para saber que la historia racial de esta nación aún nos ensombrece”, dijo. “Sabemos que la marcha aún no ha terminado, que la carrera aún no está ganada y que alcanzar ese destino bendito donde somos juzgados por el contenido de nuestro carácter… requiere también admitirlo”.
El presidente instó al Congreso a restablecer la Ley de Derecho al Voto, la cual fue aprobada por primera vez en 1965.
En 2013, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló una disposición clave de la ley que requería que ciertos estados con historial de discriminación racial en las urnas solicitaran al gobierno federal “la autorización previa” para cualquier cambio a la ley, antes de implementar el mismo.
Los esfuerzos para revivir las disposiciones clave de la ley se han estancado en el Congreso
Como reflejo de un sentimiento de cambio durante el medio siglo que ha transcurrido desde el “domingo sangriento” y dado que Selma nuevamente es el centro de atención de los medios nacionales, el estado de ánimo de la multitud el sábado era de solidaridad y las conversaciones giraban en torno a cómo lograr que Estados Unidos avance.
No obstante, a algunos residentes actuales del pueblo de Selma —un 82% de la población es de raza negra y más del 40% vive por debajo del nivel nacional de pobreza— les preocupaba que después de que los dignatarios se hubieran ido del lugar, el interés en el mismo se pierda, excepto por su importancia histórica.
Muchos de los residentes negros de Selma dicen que todavía viven en una sociedad dividida y todavía sienten el aguijón del racismo, ya que el verdadero cambio aún no se ha dado.
Geraldine Martin, de 59 años de edad, ha vivido en Selma toda su vida. Ella tenía 9 años para el “domingo sangriento” y ese día su madre le acababa de dar la bienvenida a este mundo a su hermana pequeña, Belinda. Las dos hermanas crecieron en Selma, con una diferencia de menos de una década.
Se graduaron de la escuela secundaria de Selma y ambas tuvieron que decidir si se quedaban en su ciudad natal cuando eran pocas las oportunidades que existían para los jóvenes.
“Tenemos que reevaluar nuestro sistema de educación”, dijo Geraldine, quien se convirtió en maestra de educación especial en la escuela secundaria de Selma. “Necesitamos incentivos para los jóvenes. Espero que los acontecimientos del día de hoy nos ayuden a seguir adelante”.
Belinda sacudió su cabeza. Ella salió de Selma después de la secundaria y ahora vive en Atlanta. Al ver el pueblo desde afuera, su opinión sobre Selma ha cambiado con los años.
“No veo cómo Selma pueda salir adelante sin solidaridad”, dijo Belinda. “No existe diversidad en Selma. Las personas no conviven”.
“Quiero preguntarles a los blancos: ‘Así que, ¿por qué están tan molestos con nosotros? ¿Acaso realmente es el color de mi piel o es algo más profundo?’”
Tal vez, dijo, la atención en Selma este fin de semana ayude a despertar un diálogo relevante.
Moni Basu de CNN informó desde Selma. Slma Shelbayah de CNN escribió e informó desde Atlanta. Steve Almasy y Douglas Brinkley de CNN contribuyeron con este reportaje.