Por John D. Sutter
Nota del Editor: John D. Sutter es un columnista de CNN Opinion y es el creador del proyecto “Change the List” de CNN. Síguelo en Twitter, Facebook o Instagram. Envíale un correo electrónico a ctl@cnn.com. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las del autor.
(CNN) — Cuando del sistema de fraternidades y hermandades de Estados Unidos se trata, existe una verdad inquietante: la vida en gran medida está separada por raza, dinero y poder y aun así, muchos de nosotros consideramos que eso no es nada sorprendente.
Sin embargo, esta semana obtuvimos más evidencia en relación a que este cruel statu quo necesita cambiar.
El impulso se presentó como un video de nueve segundos en YouTube, el cual estoy seguro, ya debiste haber visto. Éste supuestamente muestra a los miembros de la fraternidad Sigma Alfa Epsilon de la Universidad de Okahoma mientras cantan estas escalofriantes líneas: “Nunca habrá un n*** en SAE. Puedes colgarlo de un árbol, pero nunca podrá participar conmigo”.
“Los estudiantes en el autobús aplauden y levantan los puños mientras cantan escandalosamente”, escribe Eliott C. McLaughlin de CNN, para describir un video que se disparó en las redes sociales y llevó al presidente de la Universidad de Oklahoma, David Boren, a cerrar legítimamente y a sacar a esa fraternidad de la institución.
El video es difícil de ver, pero tengo la sensación de que es necesario que lo veamos, tanto porque hace alusión al funcionamiento interno de ciertas organizaciones griegas, y porque evidencia el persistente racismo que aún existe en Estados Unidos. Estoy agradecido por el hecho de que alguien —quien estaba en el autobús presenciando los cánticos racistas— fue lo suficientemente valiente como para filmarlo y ayudar a hacerlo público
Ese simple hecho nos debería dar una razón para tener esperanza.
No todos se sintieron así, pero a mí, el video me impresionó. ¿Esto, en 2015? ¿En mi estado natal? Mis padres participaron en la vida griega en Oklahoma, pero en una universidad distinta. Por sus historias sé que estos grupos pueden ser la base para formar amistades de toda la vida y desarrollar la participación cívica. Lo que sucedió en el bus en la Universidad de Oklahoma no niega sus experiencias positivas. Pero esto nos debería llevar a cuestionar un sistema que inherentemente ha sido forjado en torno al concepto de la exclusión. En ocasiones, algunos estudiantes son excluidos de la vida griega, en teoría, porque se considera que están “fuera de onda” o no “encajan” con una división en particular. Pero nos estaríamos engañando a nosotros mismos si no nos diéramos cuenta de que, a menudo, la raza de una persona —o su orientación sexual, si vamos al caso— contribuye en el proceso de estar dentro o fuera.
Y para mí, es difícil no ver el video de SAE como una manifestación —y verdaderamente una manifestación bastante extrema— de esta ideología de exclusión. Aquí lo que vemos es un ejemplo de un pensamiento de grupo fuera de control.
En un sistema que permanece en gran medida dividido por la raza, los videos como este quizá no sean tan sorprendentes. Esa es la opinión de Matthew Hughey, un profesor adjunto de sociología en la Universidad de Connecticut, quien estudia las dinámicas raciales en la vida griega estadounidense.
El sistema de fraternidades y hermandades de Estados Unidos es “una forma de apartheid estadounidense”, me dijo en una entrevista el lunes En vez de pensar en los miembros de la fraternidad de Oklahoma como “manzanas podridas”, dice, deberíamos verlos como parte de una “mala huerta”. Esa huerta incluye, pero no se limita a, las organizaciones griegas, me dijo. Eso también nos incluye al resto de nosotros y a los antecedentes racistas de nuestro país.
“En gran parte, estas organizaciones reflejan un sistema súper segregado y desigual que está conformado por universidades y exalumnos en todo el mundo”, dijo.
Es imposible conseguir datos comparativos sobre la manera en la que estas organizaciones están conformadas, pero la evidencia anecdótica sugiere que estos grupos se encuentran fuertemente divididos por la raza. Entre 2003 y 2006, Hughey se dedicó a entrevistar a estudiantes de organizaciones griegas en tres universidades en la Costa Este. “Al momento de las entrevistas, el tamaño promedio de las organizaciones era de 63 miembros, y había un promedio de 2,4 miembros que no eran de raza blanca por organización”, escribió en un documento de 2010 publicado por Society for the Study of Social Problems.
Eso representa un 3,8% de miembros minoritarios, en esos casos.
El tamaño de la muestra de Hughey es pequeño, pero sus resultados también hacen eco de lo que cualquier persona que ha pasado tiempo en un campus universitario sabe que es verdad: hay fraternidades blancas y hay fraternidades negras.
A veces incluso nos atrevemos a llamarlas así.
Muchos de nosotros, especialmente quienes tenemos amigos y familiares que han participado en el sistema griego, estamos en negación ante esa realidad… o elegimos ver los casos atroces de racismo, sexismo y violencia en el sistema griego de Estados Unidos como algo aislado de alguna forma.
Es evidente que ese no es el caso.
“En 1992, la Universidad de Texas A&M; le impuso una multa de 1.000 dólares a su división luego de que organizara una fiesta en la que los hermanos de la fraternidad asistieron con la cara pintada de negro. Luego en 2002, la Universidad de Siracusa suspendió su división después de que uno de sus miembros fuera a un bar con la cara pintada de negro. Recientemente en 2013, la fraternidad fue suspendida luego de acusaciones de que había fotografiado a estudiantes afroamericanos mientras los no iniciados recitaban letras de rap plagadas de difamaciones raciales”, según Terrence McCoy, de The Washington Post.
Todo eso fue solo SAE.
También es fácil conseguir otros ejemplos. Según el New York Daily News, este es el texto de una invitación para una fiesta de Kappa Sigma con temática asiática en la Universidad de Duke: “Esperamos que Mi, Yu, Tu y Tus Amigos vengan a tomar sake. Glacias”. Y en enero de 2014, según el New York Times, la Universidad Estatal de Arizona investigó una fiesta por el día de Martin Luther King Jr. organizada por la fraternidad Tau Kappa Epsilon, en la que “estudiantes que no eran negros se burlaron de los negros al ponerse camisetas de básquetbol holgadas, hacer señas de pandillas y beber de sandías huecas”.
Es evidente que aquí existe un problema recurrente… uno que tiene que ser solucionado.
Un lugar sencillo dónde empezar sería simplemente obtener más información. ¿Por qué las universidades no obligan a estas organizaciones a informar sobre su demografía para que podamos ver exactamente qué tan segregado está realmente este sistema? Hughey me dijo que la información no está disponible. Entonces podríamos conocer las respuestas a algunas preguntas interesantes: ¿qué tan segregadas están las organizaciones griegas? ¿Están ciertas escuelas u organizaciones más integradas que otras? ¿Cuál es la tendencia con el tiempo? ¿Hay progreso?
Las universidades también deberían evaluar cómo y por qué apoyan estas organizaciones. ¿Acaso las fraternidades de negros y latinos reciben igual cantidad de financiamiento y atención que las fraternidades de blancos? Si no es así, ¿por qué? ¿Y por qué están estos grupos tan increíblemente divididos en primer lugar? ¿Qué implicaciones tiene para el cuerpo estudiantil en general?
No estoy haciendo un llamado a ponerle fin al sistema griego. Pero es un sistema que tiene que verse bien en el espejo y hacer algunos cambios reales.
“Cada vez que se hacen comentarios racistas, debemos alzar la voz como estadounidenses”, dijo Boren, el presidente de la Universidad de Oklahoma en una conferencia de prensa. Él añadió que esperaba que los estudiantes de SAE hubieran pensado detenidamente en el incidente mientras empacaban sus cosas y salían de la casa de la fraternidad a principios de esta semana.
“Espero que piensen detenidamente en cómo las palabras pueden causar daños y lastimar a otras personas”, dijo.
El resto de nosotros también deberíamos hacer lo mismo.