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Por Matt Egan, CNNMoney

(CNNMoney) – La dramática caída de los precios en Estados Unidos es un misterio para muchos.

La incertidumbre —y la prisa por tener respuestas en Google— es entendible. Incluso las personas más inteligentes de Wall Street no predijeron la masiva superabundancia que causó que el precio del barril de petróleo colapsara de 107 dólares en junio a apenas 49 dólares hoy día.

Los precios de la gasolina han caído constantemente por 123 días entre octubre y enero llegando a 2,03 dólares en promedio por galón, afirmó la Asociación Americana del Automóvil (AAA). Los precios en las gasolineras se han remontado desde ese entonces a 2,42 dólares el galón, pero permanecen a 3,52 dólares por debajo del promedio del mismo mes en 2014.

¿La incertidumbre está frenando el gasto?

El malestar que está llevando a la gente a buscar respuestas en Google podría explicar por qué la gasolina barata no ha podido alentar a los estadounidenses a que derrochen más dinero en gastos más grandes.

Este lunes se dieron a conocer nuevas cifras que muestran que de enero a febrero el gasto de los consumidores apenas subió un 0.1 %, lo que sugiere que las personas no están gastando lo que están ahorrando de la gasolina barata.

“Quizá las personas primero están tratando de entender la naturaleza de esta rápida caída de los precios antes de usar ese dinero extra en otras compras, como gastos en centros comerciales y concesionarios de carros”, dice un reporte de la corredora ConvergEx que destacó estas búsquedas en Google.

En otras palabras, los estadounidenses están preocupados de que los bajos precios de la gasolina no sean algo permanente.

¿Señal de recesión?

La confusión acerca de los precios de la gasolina también pueden haber llevado a la gente a preocuparse por condiciones económicas más amplias. La última vez que el petróleo estuvo tan barato en Estados Unidos fue durante la Gran Recesión. En ese entonces la demanda estaba cayendo por un precipicio.

Muchas personas están comprensiblemente preocupadas de que esta zambullida de los precios sea una señal de otra crisis económica.

Sin embargo, este no es el caso. Aunque la economía de EE.UU. recientemente ha empezado a mostrar algunas grietas, está en mucho mejor forma que en los días de crisis entre 2008 y 2009.

No se trata de la demanda

La demanda es débil, pero el verdadero motor de la ola de ventas en energía ha sido el crecimiento de los suministros.

Simplemente hay más petróleo que el que necesita el mundo.

La producción petrolera norteamericana se ha disparado en años recientes liderada por el auge del petróleo de esquisto en EE.UU.. Además, Canadá también está bombeando grandes cantidades de petróleo.

En lugar de reducir la producción para balancear el mercado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) —liderada por Arabia Saudita— se ha mantenido firme en su posición de continuar así. La estrategia de la organización pareciera apuntar a mantener la cuota del mercado apretando a los productores de alto costo, como a los Estados Unidos con el petróleo de esquisto y a los canadienses productores de arenas petrolíferas.

Mientras la OPEP y los productores de Occidente continúan inundando el mercado con petróleo, los consumidores podrían tener otro respiro en las gasolineras de una fuente improbable: Irán. Si Occidente e Irán llegan a un acuerdo nuclear, este podría allanar el camino para que Teherán empiece a vender mucho más petróleo en el mercado abierto, y eso definitivamente no eliminará la superabundancia en la oferta.