Por Gabriela Chávez, CNNExpansión
CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — Si crees que son irrelevantes los datos que almacena tu pulsera o reloj inteligente, como calorías, pasos caminados o cuando te registras en la recepción de hoteles y tomas un vuelo, piénsalo dos veces.
A simple vista, estos datos no tienen mucho valor económico. Sin embargo, para empresas, marcas de moda, establecimientos de entretenimiento e incluso para agencias dedicadas al estudio de mercado sí reflejan patrones de consumo de sus clientes, lo cual hace de los dispositivos vestibles un blanco atractivo para los piratas informáticos.
“Siempre existe una motivación detrás de un ataque; en algunos casos se comercializa y yo veo que datos como estos tendrían cabida en este mercado para ser aprovechados por establecimientos”, explicó en entrevista el miembro del equipo de investigación de Kaspersky Lab América Latina, Roberto Martínez.
De acuerdo con la firma de seguridad TrendMicro, empresas europeas detectaron que 77% de los empleados que usan vestibles, los utilizan dentro de la oficina, lo cual genera un riesgo, pues de acuerdo con Martínez el eslabón más débil de estas pulseras o relojes es que se conectan vía Bluetooth o WiFi a un teléfono inteligente o tableta.
Si dentro de una oficina una persona conecta su teléfono inteligente y su vestible al WiFi y transfiere datos sensibles, un pirata cibernético podría interceptar la red y obtenerlos de forma sencilla, ya que aunque los móviles cuentan con más herramientas de seguridad, los vestibles no cuentan con este respaldo.
“La falla está en la relación que tiene el móvil con estos nuevos dispositivos. Muchos se conectan con bluetooth o por conexión inalámbrica, las cuales pueden interceptarse; otro punto de falla es que estos dispositivos usan los mismos sistemas operativos de los móviles, los cuales heredan las vulnerabilidades de la plataforma”, dijo el analista.
Aunque las pulseras o relojes tengan sistemas operativos especiales o adaptados, Martínez dijo que “es sólo cuestión de tiempo”, para que la tecnología madure y sea atractiva para que los piratas cibernéticos la investiguen y encuentren como vulnerarla.
El experto advierte que a la fecha no se han contabilizado ataques maliciosos enfocados exactamente a dispositivos vestibles o sus aplicaciones. Pero asegura que es algo que pasará a medida que los usuarios los adopten más. Al cierre de 2014 se vendieron 19.2 millones de vestibles en el mundo, cifra que se estima crecerá hasta 112 millones en 2018, de acuerdo con datos de IDC.
“Aunque aún no se haya dado un gran golpe contra uno de estos dispositivos es importante ya empezar a prevenir”, dijo Martínez.
El analista dijo que la prevención para evitar robo de datos de este tipo de equipos es posible. Es cuestión de tener cuidado con el tipo de redes al que conectan el dispositivo y simplemente hay que proteger con antivirus, encriptación o contraseñas al móvil o tableta al que están conectados los vestibles.