(CNN)- Arabia Saudita ha ejecutado a una segunda mujer indonesia a pesar de las protestas de Yakarta, que enfrenta también fuertes críticas por su falta de atención a las peticiones de clemencia para varios extranjeros en el corredor de la muerte.
El gobierno de Indonesia convocó al embajador saudí el jueves, después de conocer que Karni Bt. Medi Tarsim de 37 años, había sido decapitada, sin advertencia oficial.
Karni, una empleada del hogar, fue condenada a muerte en marzo de 2013 por matar al hijo de su empleador de cuatro años. Se trata de la segunda trabajadora doméstica indonesia ejecutada por los saudíes esta semana, tras la muerte de Siti Zaenal Bt. Duhri Rupa el martes, otra ejecución llevada a cabo sin emitir ningún aviso previo a funcionarios indonesios.
“Ese es nuestro principal problema. No es que de repente hubo una ejecución. No sabemos cuándo se llevaría a cabo. Sin embargo, nos hicimos cargo de un centenar de medidas para tratar de liberarla (a Siti) de la ejecución”, dijo Arrmanatha Nasir, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Indonesia.
Siti, de 47 años, fue declarada culpable de matar a la esposa de su jefe en 1999, pero la pena de muerte se retrasó hasta que el más joven de los hijos de la víctima llegó a la edad suficiente para considerar solicitar su indulto. No lo hizo.
Grupos de derechos humanos sospechan que Siti tenía una enfermedad mental y ponen en entredicho los argumentos de que había confesado el crimen. Amnistía Internacional también dijo que los reportes sugieren que había enfrentado abusos mientras trabajaba en la casa de la víctima.
“La imposición de la pena de muerte y ejecución de una persona con una enfermedad mental huele a una falta básica de la humanidad”, dijo Philip Luther, el Director del Programa de Amnistía Internacional para África del Norte y Medio Oriente.
Peticiones de misericordia
En un comunicado, el gobierno de Indonesia dijo que la protección de sus ciudadanos en el extranjero era una “prioridad” y enumeró los intentos que había hecho para ayudar a Siti, incluida la prestación de asistencia jurídica, escribiendo cartas al rey saudí y “continuos esfuerzos … para pedir el perdón a la familia “.
Indonesia dijo que, en muchos casos, sus esfuerzos habían dado frutos. Desde julio de 2011 hasta finales de marzo de este año, dijo que había “liberado con éxito” a 238 de sus ciudadanos de la pena de muerte.
Una de ellos fue Satinah Binti Jumadi Ahmad, que fue condenada a muerte en 2011 por matar a su empleador, de 70 años, y por el robo de 10.000 dólares. Días antes de su ejecución, el gobierno de pagó 1,8 millones de dólares y Satinah se salvó.
Piden a Indonesia hacer lo mismo
Los esfuerzos de Indonesia para salvar a sus propios ciudadanos no sientan bien a los defensores que buscan la misma misericordia para los extranjeros que languidecen en el corredor de la muerte indonesio.
Dos de los casos de mayor perfil son el de Andrew Chan y Myuran Sukumaran, australianos condenados por intento de contrabando de heroína desde Bali a Australia en 2005.
Este viernes se cumplen 10 años de su detención junto con otras siete personas, que actualmente están cumpliendo largas condenas en cárceles de Indonesia.
Como los presuntos cabecillas, Chan y Sukumaran fueron condenados a muerte, y se les niega el indulto presidencial.
“Si Indonesia quiere proteger con eficacia a los indonesios de la pena de muerte en el extranjero, Indonesia también debería abolir la pena de muerte aquí”, dijo Todung Mulya Lubis, uno de los abogados de los hombres.