(CNN) — Tras el terremoto del sábado, muchas de las pagodas más famosas de Nepal y de los alrededores de Katmandú han quedado reducidas a escombros, sepultadas bajo vigas de madera tallada a mano o varios niveles de techos.
Sin embargo, otras pagodas, estupas y santuarios del valle de Katmandú que también se construyeron con ladrillos rojos hace cientos de años, sorprendentemente sufrieron pocos daños y quedaron en pie junto a estructuras que desaparecieron.
Entre las peores pérdidas arquitectónicas están la majestuosa pagoda del santuario de Shiva y su gemela, la pagoda del templo de Narayan, que dominaban en la plaza Durbar de Katmandú.
Desde finales de la década de 1960, mochileros occidentales que viajaban por la legendaria ruta terrestre a Katmandú subían por el amplio y empinado zócalo de la pagoda de Shiva, se sentaban bajo la sombra de los techos triples, fumaban hachís y disfrutaban del panorama.
Pero ahora, ambas pagodas quedaron destruidas y el paisaje se compone de patéticos montones de escombros, una excavadora que abre camino a los vehículos, testigos desconcertados y miserables y una sensación de pérdida visual y espiritual irremediable.
La pagoda del templo de Shiva tenía cientos de años de antigüedad, pero antes de su destrucción, los empobrecidos conductores de rickshaws, los cargadores y otras personas orinaban en el desagüe que lo rodeaba mientras esperaban pasajeros o cargas para transportar.
La pagoda de Narayan era un poco más baja y tenía techo triple; permitía que los vendedores de verduras exhibieran su mercancía en la amplia base de cinco niveles del templo.
Ambas pagodas eran plataformas públicas. Multitudes de locales y extranjeros se reunían allí porque la altura del zócalo respecto de la calle ofrecía excelentes vistas de las principales procesiones hindúes y otros acontecimientos.
Esos dos monumentos encabezaban el santuario cerrado de la diosa virgen hindú Kumari, cuya fachada adornada de ladrillo, estatuas y madera tallada parecía haber sobrevivido a los temblores iniciales. No se sabe si el patio interior y las habitaciones resistieron.
Al otro lado de la plaza Durbar, parece que también sobrevivió el templo de Shiva-Parvati, hecho de ladrillo y madera, en donde se refugian los dioses hindúes Shiva y Parvati, su consorte.
Patan y Bhaktapur
A las afueras de Katmandú, el pueblo de Patan sufrió daños terribles: la plaza central perdió varias pagodas, varias estructuras se derrumbaron y otras simplemente se estremecieron y agrietaron.
Afortunadamente, parece que otras siguen en pie, entre ellas el templo Sundari Chowk y un afortunado trío de estructuras sagradas: el mandir de Krishna de piedra gris, de estilo mogol; el mandir Bishwa Nath del siglo XVII, con sus enormes elefantes de piedra en la entrada, y la pagoda más pequeña del cercano mandir de Bimsen, “dios de los comerciantes”.
A varios kilómetros de Katmandú, los testigos no han podido confirmar la magnitud de la destrucción que ha sufrido la espléndida ciudad de Bhaktapur. La localidad había vivido varios años de obras de restauración extensa gracias al financiamiento de artistas extranjeros y locales.
La ciudad trasladaba parte de los costos a los turistas al cobrar una cuota por entrar a la zona central, en la que se veían refinados templos, pagodas, santuarios e incluso un restaurante integrado a la pagoda principal, desde donde los comensales admiraban los mejores sitios mientras disfrutaban sus alimentos.
En otras partes del valle de Katmandú, el domo de punta blanca de la estupa de Boudhanath sigue en pie, pero la vecina estupa más pequeña muestra daños por el terremoto.
La estupa de Boudhanath es muy valiosa para los refugiados budistas tibetanos que huyeron a pie de la China ocupada a través del Himalaya. A menudo se les ve caminando reverentemente en círculos alrededor de la base de la estupa mientras hacen girar las “ruedas de oración” y cantan.
No ha habido más noticias acerca de los daños sufridos en otros sitios famosos de adoración hinduista y budista, incluido el templo de Swayambhunath a las afueras de Katmandú.
Esa imponente estructura es más conocida como el Templo de los Monos porque los monos salvajes y a menudo violentos tienen permitido corretear por los árboles en la loma del templo y aterrorizan a los visitantes que tienen que subir por una larga escalinata para llegar a los templos, los santuarios, las tiendas y las habitaciones de los monjes.
También se desconoce la suerte que corrió el complejo del templo de Pashupatinath, cerca del aeropuerto internacional de Katmandú. Las muchas pagodas y santuarios de Pashupatinath flanquean sus piras funerarias públicas que emanan humo cuando creman cadáveres humanos para después arrojar las cenizas en un río angosto.