(CNN) — Un nuevo sismo de magnitud mayor a 7 afectó a la ya devastada Nepal este martes.
Los nepaleses rápidamente se percataron de que esto no era una réplica, sino otro movimiento de gran magnitud por el que tenían que buscar áreas abiertas donde protegerse de la caída de estructuras ya de por sí dañadas.
El aeropuerto de Katmandú, considerado uno de los más peligrosos del mundo, se convirtió en el asilo de muchos de ellos.
El sismo de magnitud 7.3 ocurre a más de dos semanas de que uno de 7.8 devastara parte de la nación y causara la muerte de más de 8,000 personas.
En busca de un lugar abierto
La gente de Lukla, una ciudad que es una entrada a la región del Everest, corrió al aeropuerto de Katmandú este martes al sentir el nuevo sismo.
La zona se considera peligrosa debido a que la pista es pequeña y está rodeada de montañas. Sin embargo Chungba Sherpa se sentía dichoso de estar ahí.
“La gente está aquí porque es un espacio abierto”, dijo por teléfono, “están muy asustados”.
No es una réplica
El sismo de este martes se sintió con fuerza en Nepal y sobre todo en la capital, Katmandú, una de las más afectadas por el movimiento del 25 de abril.
Mingma Sherpa estaba en su automóvil con dos amigos en Thamel, un distrito turístico congestionado de Katmandú, cuando comenzó a temblar.
En su espejo retrovisor pudo ver a personas corriendo con pánico, fue entonces que supo que era otro terremoto. Estaban en el estacionamiento de un hotel, rodeado de edificios altos.
Le pidió a sus amigos salir del auto y se unieron a una multitud que corría desesperada para encontrar un lugar abierto en esa parte de Katmandú donde hay muy pocos.
Tras pasar el pánico fueron a casa.
Escaleras en movimiento
Anup Kaphle, editora digital extranjera del Washington Post, estaba en el hotel Shangri La en Katmandú cuando comenzó el temblor. Vio los floreros caerse y las escaleras moverse. Esperó un minuto y entonces decidió salir.
Las calles se volvieron un caos y la gente se quedaba en el exterior, relató. Kaphle no vio edificios caerse.
Ocho bajo un marco
Orla Fagan, vocera de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios estaba en el segundo piso de un edificio en Katmandú cuando sintió el movimiento. Una alerta de sismo se escuchaba en el lugar, indicando que era intenso.
Donde estaba ocho personas intentaron resguardarse bajo el marco de una puerta. “Daba mucho mucho miedo. El sismo era tan poderoso que no podías moverte aunque quisieras”, relató.
La gente estaba en las calles, contó Fagan por teléfono, temían estar dentro de las construcciones. “No creo que nadie duerma en el interior esta noche”.
Don Melvin en Londres contribuyó con este reporte.