(CNN) — Algunas personas en Bangladesh asesinaron a otro bloguero porque él abogaba por el gobierno y el racionalismo secular. Si aún no has tomado partido en esta creciente lucha mundial por la libertad de expresión, ha llegado el momento de que lo hagas.
Ananta Bijoy Das fue atacado por cuatro agresores en la ciudad de Sylhet, al noreste de Bangladesh, el martes en la mañana, informaron oficiales de la policía.
Él era un escritor para el blog “Mukto Mona”. El nombre del sitio web significa “mente libre”. Fue fundado por Avijit Roy, un escritor estadounidense-bangladesí que promovía los puntos de vista seculares y científicos, quien de igual forma fue asesinado a machetazos en febrero; su esposa resultó gravemente herida en el mismo ataque. Ellos estaban de visita en Bangladesh.
Las personas asesinaron a Das y a Roy —y en marzo, a otro bloguero— quien abogaba por un gobierno secular y se oponía al fundamentalismo religioso en Bangladesh. Pero este no es un problema bangladesí. Es tú problema.
La libertad de expresión es un tema mundial de derechos humanos. Es la llama frágil de la Iluminación que lamentablemente se está apagando… una llama que Estados Unidos tenía la tarea de proteger. Elegimos hacer lo mismo con la Primera Enmienda, y hemos hecho un trabajo relativamente bueno en eso. Podríamos hacerlo mejor. ¿Afirmamos ser el bastión de la libertad? Da un paso al frente y demuéstralo.
¿Recuerdas a los cobardes literarios que se negaron a participar en honrar a Charlie Hebdo? La organización de libertad de expresión PEN había elegido honrar a los sobrevivientes del ataque a Charlie Hebdo en una ceremonia la semana pasada, porque, según dijo la directora ejecutiva de PEN, Suzanne Nossel, “al pagar el precio máximo por el ejercicio de su libertad y luego seguir adelante en medio de una pérdida devastadora, Charlie Hebdo merece ser reconocido por su valentía de cara a uno de los ataques más nocivos contra la expresión en la historia reciente”.
Mientras tanto, seis autores se retiraron de la organización. ¿Por qué? Porque la expresión de Charlie Hebdo los hacía sentir un poco incómodos. Al hacer esto, esos escritores —estos Vichys de la libre expresión— le dieron ayuda y consuelo a los enemigos de la expresión.
Los ataques como el que se llevó a cabo contra Das son lo que ocurre cuando muestras cobardía ante el terrorismo. Te estoy hablando a ti también, Garry Trudeau. En comentarios que hizo cuando aceptaba un premio Polk el mes pasado, Trudeau, quien desde hace mucho tiempo ha sido una voz en el desacuerdo de contracultura, advirtió que los caricaturistas de Charlie Hebdo “habían incursionado en el ámbito del discurso de odio”. Mi admiración de toda la vida por Doonesbury se convirtió en repugnancia.
Trudeau y otros como él se acercan a culpar a las víctimas. Donde Voltaire habría arriesgado su vida por el derecho de otros a expresarse, a pesar de despreciar su mensaje, un cuadro de escritores de PEN se opusieron al premio de Hebdo. Uno denunció la “intolerancia cultural” de la revista, otro cuestionó el hecho de recompensar su “imprudente y estúpida” sátira del Islam, y así sucesivamente, como si dijeran “¿Qué esperas?”
Yo digo lo siguiente: “¿Qué esperas cuando NO resistes o desafías al terrorismo en el nombre de la libertad?
No es posible hacer las paces con quienes utilizarían el asesinato como debate. O eres parte de la solución, o eres parte del problema. Quienes asesinan para promover sus opiniones solo lo hacen porque creen que el temor a la larga nos hará callar a todos.
Cuando los nazis marcharon hacia Francia, algunos se dieron cuenta de que sería mucho más fácil simplemente decir “Yo, por mi parte, recibo a nuestros nuevos amos”. Pero algunos eligieron soportar la increíble dificultad en el nombre de la libertad. Y así ha sucedido, en cada lucha donde esa libertad se ha visto amenazada.
Si alguna vez te encuentras en la posición de responder a la violencia ejercida contra aquellos que hablan con libertad al preguntar “¿Qué esperaban?”, entonces te podrías identificar más con los colaboradores Vichy en esa historia. Acéptalo para arreglártelas.
Yo no me crie de esa forma. Si eres estadounidense, tú tampoco. Hubo una época en la que el resto del mundo aún volvía la vista a Estados Unidos en busca de liderazgo en épocas como esta. Estados Unidos podría no exportar tanto como una vez lo hizo, pero ¿podemos todavía exportar nuestras ideas nobles?
Debemos hacerlo. Cuando las personas son atacadas por sus opiniones, como ocurrió con los caricaturistas de Charlie Hebdo y con el señor Das, es nuestra responsabilidad amplificar sus voces silenciadas. Debemos publicar sus opiniones en las redes sociales, o solo discutirlas con amigos a la antigua. No necesitamos estar de acuerdo con sus ideas para estar de acuerdo en que no debemos dejarlos morir en vano.
Siempre que traten de apagar esa llama de la libertad de expresión, debemos protegerla. Propagar el fuego. Dejar que su luz lo ilumine todo. Porque todo es precisamente lo que está en juego.