(CNN) – Nada como el momento oportuno. Justo cuando me estaba sentando para escribir una historia acerca de lo que hemos aprendido en 40 años de investigación sobre el bullying (acoso escolar), llegan noticias de que el problema –al menos en la escuela– puede estar disminuyendo.
El Departamento de Educación de Estados Unidos (DoED, por sus siglas en inglés) está dándole la bienvenida a lo que llama el “primer descenso significativo” en el bullying escolar desde que el gobierno federal comenzó a reunir tales datos en 2005.
Alrededor del 22% de los estudiantes entre las edades de 12 y 18 años informaron que fueron acosados en la escuela durante el año escolar en el 2013. Eso está por debajo del rango del 28% al 32% de estudiantes que informaron que fueron acosados en la escuela en encuestas previas que datan de 2005, según datos del Centro Nacional para Estadísticas de la Educación (NCES, por sus siglas en inglés) del Departamento de Educación.
Aun cuando cualquier disminución sin duda es una noticia bienvenida para los estudiantes, padres, educadores y administradores, la cifra del 22% significa que aún más de 2 de cada 10 estudiantes están siendo intimidados en la escuela. Y esas cantidades no incluyen a los niños que no informan del bullying, o a los estudiantes que están siendo acosados fuera del recinto escolar.
¿Qué podemos hacer para reducir esas cifras a cero, o lo más cerca de cero que nos sea posible?
Esa es la idea detrás de un ambicioso proyecto de dos investigadores destacados en el tema del bullying. Los investigadores, inspirados por la Conferencia de la Casa Blanca sobre el Bullying en 2011, se propusieron analizar cuatro décadas de datos sobre bullying para averiguar lo que sabemos y la forma en la que ese conocimiento puede utilizarse para implementar programas para prevenir el acoso y mantener a nuestros niños a salvo.
“Sentíamos que dentro del espacio del bullying existía una gran cantidad de mitos e ideas equivocadas, y cosas que, como investigadores, sabemos que de alguna forma parecían perderse en la interpretación”, dijo Susan Swearer, coautora del estudio integral de investigación del bullying (PDF), el cual fue publicado en una edición especial de la revista American Psychologist, la revista oficial de la Asociación Estadounidense de Psicología.
Entre esos mitos están los siguientes: los acosadores vienen de hogares horribles (no es cierto), los acosadores son poco populares y anti-sociales (no siempre es el caso), y que el acoso solo es un problema entre un autor y una víctima (lo que normalmente no es cierto), dijo Swearer, quien es codirectora de Bullying Research Network (Red de investigación del bullying) y profesora de psicología escolar en la Universidad de Nebraska-Lincoln.
Así que, CNN quería averiguar lo que en realidad sabemos sobre el bullying –sus causas y efectos– con base en la investigación real, no por la creencia popular, divagaciones de las redes sociales o la cultura popular.
Estas son 10 de las cosas que sabemos con base en 40 años de investigación, según Swearer y su coautora Shelley Hymel, profesora de desarrollo humano, aprendizaje y cultura en la Universidad de Columbia Británica.
1. El bullying puede impactar la salud mental
La participación en el bullying –ya sea como víctima, autor o incluso testigo– puede llevar a la depresión, ansiedad y sentimientos de desesperanza, dijo Swearer, señalando los estudios que se han hecho en Estados Unidos y en otros países.
De hecho, un estudio reciente reportado por CNN descubrió que los adolescentes que son acosados por sus compañeros se enfrentan a peores efectos de salud mental en la edad adulta que los niños que son maltratados por adultos.
Los testigos de acoso también pueden quedar afectados, dijo Swearer. Puede ser que no quieran ir a la escuela porque se sienten inseguros y preocupados de que puedan ser el siguiente objetivo. También pueden sufrir sentimientos de desesperanza, pensando que no hay nada que puedan hacer en cuanto al bullying, dijo ella.
2. Un chico puede acosar y ser también una víctima
Con base en investigación más reciente, Swearer dijo que también saben que los niños pueden funcionar en múltiples roles.
“Pueden acosar a alguien en un ambiente y ser acosados en otro ambiente, por lo que estos no son solamente roles fijos diferentes”.
Al conocer que los niños pueden ocupar ambos roles, tanto de acosador como de víctima, una intervención es de importancia fundamental, dijo.
“Nunca olvidaré a un niño que me dijo, ‘me metí en problemas por bullying y me doy cuenta de que lo que hice estuvo mal, pero me siento enfadado porque en la escuela no se dan cuenta de que también estoy siendo acosado’”, dijo Swearer.
3. La influencia de los compañeros
Es extremadamente extraño que el bullying se despliegue cuando únicamente tienes a este “espantoso acosador y al chico completamente victimizado y que nadie más esté alrededor”, dijo Swearer.
Normalmente, ocurre en presencia de compañeros, quienes juegan un papel determinante para mantener o cortar las conductas de bullying.
“Los compañeros realmente influencian el clima y la capacidad de acoso para que de alguna manera tenga lugar”, dijo ella. “Así que, dentro de la cultura de los compañeros ¿acaso esto es visto como algo que la gente simplemente hace?”
4. Los acosadores pueden ser los chicos populares
Hay “chicos con altas habilidades sociales” que manifiestan comportamientos de bullying, dice Swearer
“De cierto modo, de alguna forma tiene sentido pensar que si vas a acosar a alguien y salir impune, tienes que ser bastante experto para salir bien librado: ‘de acuerdo, ¿a quién puedo elegir y que no me atrapen?’”
Y si los niños que son testigos del bullying ven que esto es una forma de ganar popularidad y alcanzar una alta posición social entre sus compañeros, podrían hacerlo ellos mismos, dijo.
5. Puede ocurrir simultáneamente en el espacio real y virtual
Siempre han existido diferentes formas de bullying –verbal, relacional y físico– pero en la era del Internet, ahora podemos añadir el mundo digital a la mezcla.
Lo que sabemos a raíz de toda la investigación es que estas diferentes formas de bullying tienden a “ocurrir de manera simultánea”, dijo Swearer.
La mentalidad de un acosador puede ser la siguiente: “Voy a acosar físicamente a alguien en tanto que también lo acoso verbalmente y, luego, quizás, tomo una fotografía y la envío a todos en mi SnapChat”, dijo.
6. Tanto niños como niñas acosan
Muchas personas podrían pensar que los chicos acosan mas que las chicas, pero con base en la investigación, en esto no existen muchas diferencias de género, dijo Swearer.
Algunas investigaciones han demostrado que los niños participan más en el acoso físico que las chicas, dijo, pero otros estudios sugieren que las chicas se involucran más en el bullying verbal, relacional y cibernético que los chicos.
Se necesita más investigación, dijo Swearer. “Aún nos falta hacer más en cuanto a parte de la precisión con la que vemos estas diferentes formas, para luego ver a través del género y también la edad”.
7. Aumenta durante tiempos de transición
La mayor parte de la investigación muestra que los años de la escuela media tienden a ser “los años pico” para el bullying, aunque puede ocurrir a una edad temprana como en la preescolar y más tarde en la edad adulta.
Hay personas que ven que el bullying ocurre en comunidades de retiro, así que no es necesariamente algo que alguien pueda ‘superar’”, dijo Swearer.
El bullying es particularmente “notable” en tiempos de transición para los chicos, como cuando se gradúan de la escuela primaria y entran a la escuela media y nuevamente cuando se gradúan y entran a la secundaria… momentos en que los chicos están “negociando” de manera activa nuevos grupos de compañeros y viendo en dónde encajan.
8. Muchos chicos no informan acerca de los acosadores
Mientras que las escuelas promocionan sus políticas de tolerancia cero en cuanto al bullying y animan a los estudiantes para que lo denuncien, muchos chicos no lo harán.
“Se preocupan de que el hecho de denunciarlo no va a… cambiar nada”, dijo Swearer. “Además se preocupan: ‘¿será que tomarán represalias en mi contra?’ Por lo que en realidad simplemente no tienen la seguridad de que la escuela vaya a poder manejar el asunto”.
Swearer también dijo que hay muchísimos ejemplos anecdóticos en los que tanto un estudiante que denunció el acoso como el presunto acosador terminan recibiendo castigos. “Así que creo que lo que esta situación logra trasladar es: ‘Bueno, esto no tuvo mucho efecto’”.
9. Los acosadores en serie son los responsables de la mayor parte del acoso escolar
En cualquier escuela dada, digamos que 40 chicos dicen que han sido víctimas de un acosador. Rara vez habrá un caso en el que la escuela tenga 40 diferentes acosadores en sus manos.
“Es típico que sea un pequeño puñado de chicos los que continuamente demuestran conductas de acoso”, dijo Swearer. Los llamados “acosadores en serie” representaron casi el 70% de los informes de las víctimas, según algunas investigaciones.
“Si pudiéramos… en realidad tomar a ese puñado de chicos y verdaderamente tratarlos, y si ellos, a su vez, aprendieran maneras más positivas para interactuar y… no enfrentaríamos el bullying”.
10. No existe perfil para un acosador
Con base en cuatro décadas de investigación, también sabemos que no hay un “tipo de perfil sistemático” de un chico que pudiera estar acosando a otros, dijo Swearer.
Existen múltiples características individuales y familiares que podrían jugar un papel, desde la impulsividad hasta la baja autoestima y los problemas en casa, dijo. Pero otras influencias –tales como el grupo de compañeros del estudiante– también podrían ser un factor.
La investigación de Swearer incluye el trabajo con los chicos que acosan a otros para lograr entender por qué lo hacen.
Cuando la gente escucha lo que ella hace, a menudo alguien dirá: “Bueno, ¿cuáles son entonces las razones?”, dijo.
“Y yo me quedo como intentando decir, son chicos… no es como que fueran chicos que dan miedo. Son tan solo chicos. Así que creo que eso también es una especie de mito. Esta idea de que de alguna manera un chico que acosa es el chico que da miedo. Con mucha más frecuencia que lo que imaginamos, solamente nos encontramos con que son tan solo chicos que han tomado algunas malas decisiones”.
¿Qué se necesita para detener el bullying?
Después de analizar 40 años de investigación, Swearer dice que ella está más convencida que nunca de la necesidad de servicios de salud mental, como la consejería, en las escuelas.
“Yo realmente veo que esa es la pieza que falta”, dijo. “Muchísimas familias y chicos… no tienen acceso a tratamientos para salud mental y, por lo tanto, o no saben a dónde ir o no tienen los medios para hacerlo. Ellos no tienen el transporte.
“Así que, a mi parecer, una de las soluciones es reforzar los recursos para la salud mental en las escuelas. Creo que esa es una de las claves para reducir el bullying entre los chicos”.