Nota del editor: Dave Coplin es jefe de visualización de Microsoft en el Reino Unido. Él es el autor de “Business Reimagined: Why work isn’t working and what you can do about it” (El negocio reimaginado: por qué el trabajo no está funcionando y qué puedes hacer al respecto) y de “The Rise of Humans: How to outsmart the digital deluge” (La rebelión de los seres humanos: cómo ser más astuto que el desbordamiento digital). Las opiniones expresadas son exclusivamente las del autor.
(CNN) — Hace unos meses, los investigadores de la Universidad de Harvard dieron a conocer los resultados de un increíble proyecto que permite que las computadoras comprendan el pensamiento humano, aunque a un nivel muy rudimentario (el equipo pudo entender una sola palabra cuando el humano pensó en la misma).
Minutos después de hacerse el anuncio, las noticias sobre tecnología rebosaban de concepciones distópicas sobre el control mental digital y la telepatía. Antes de que te dieras cuenta, nos quedamos atrapados en una conversación que es esencialmente sobre la batalla por el poder entre los seres humanos y las máquinas y cómo debemos tener cuidado de nuestros nuevos amos digitales.
El mundo de la tecnología presentará, cada vez más, una mayor cantidad de desafíos para nuestra fuerza de trabajo. Conforme el mismo se torna más poderoso, este conducirá inevitablemente a más alteraciones.
Este es un mundo en el que, cuando se alimenta con datos suficientes, los algoritmos responderán nuestros mensajes de correo electrónico, planificarán nuestros proyectos y más de nuestras tareas de trabajo serán automatizadas a fin de que podamos recostarnos sobre nuestras amplias espaldas y disfrutemos la gloria de todo lo que hemos creado.
Por lo general en este punto es cuando alguien presiona el botón rojo grande de “pánico” y todos comienzan a preocuparse por la seguridad de nuestro futuro empleo porque, después de todo, las computadoras pueden hacer todas estas cosas mejor que nosotros, ¿no?
Sin embargo, antes de que los trabajadores del conocimiento a nivel mundial se levanten y formen su propia rebelión ludita, debemos recordar que al lograr que las máquinas hagan más trabajo, más del trabajo pesado, somos nosotros mismos los que deberíamos presionarnos para hacer un mejor uso de esa plataforma para extendernos aún más allá.
Debemos recordar que las computadoras, los algoritmos y los datos que los alimentan están aquí para ayudar. El éxito de nuestra sociedad futura dependerá por completo de nuestra capacidad para comprender el potencial que nos ofrecen y para que nosotros evitemos, cuando sea posible, simplemente replicar las antiguas formas de trabajar. Como resultado, nuestra aspiración debe ser hacer las cosas de manera diferente y no hacer las mismas cosas un poco mejor.
Si logramos esto con éxito, los seres humanos no tienen por qué temerle a las máquinas; en lugar de eso, deberíamos sentirnos orgullosos de poder contar con estos gigantes mecánicos y lograr cosas realmente sorprendentes. Este es el momento para hacer que esto ocurra. Ya ha iniciado el auge de los seres humanos… y el mundo nunca será el mismo de nuevo.