Nota del editor: Abed Awad es abogado, experto en la ley islámica y las leyes de Medio Oriente y profesor de derecho adjunto de la Facultad de Derecho de Rutgers. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente del autor.
(CNN)– El Señor es “un hombre de guerra” que tiene poca paciencia con los no creyentes, se nos dice en las páginas del texto antiguo.
“Cuando el SEÑOR tu Dios los haya entregado delante de ti, y los hayas derrotado, los destruirás por completo. No harás alianza con ellos ni te apiadarás de ellos”, dice el Señor.
“Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera”.
Al aumentar lo que está en juego para los no creyentes, Dios exige: “Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida”.
La matanza ordenada divinamente alcanza su clímax cuando Dios les ordena a los creyentes: “Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida”.
Esos versos suenan a la propaganda que utiliza ISIS para justificar el reinado de terror, saturado de sangre, que impera en Iraq y Siria. Pero estas palabras no son del Corán… son de la Biblia (Versión King James, siglo XXI).
Al parecer, cada día trae una nueva historia acerca de la terrible violencia y la intolerancia llevada a cabo por ISIS en nombre de la “yihad” para el Señor. No es de sorprender que el término se haya asociado con la matanza, la guerra santa y el terrorismo.
Pero, ¿de todos modos, qué es la yihad?
Los lectores occidentales asumen que la yihad significa “guerra santa”, pero eso no es exactamente correcto.
Yihad significa empeño, esfuerzo y arduo trabajo por hacer el bien, de acuerdo con la mayoría de los diccionarios árabes y libros autorizados en la ley islámica.
Cuando era adolescente, mi madre me recordaba todo el tiempo que el trabajo de mi padre era parte de cumplir con la yihad a fin de proveer lo necesario para nuestra familia. Trabajar duro para alimentar a tu familia o ayudar a los pobres, son ejemplos de yihad. Esta interpretación es de carácter secundario para la mayoría de los musulmanes.
Por otra parte, desde una perspectiva técnica jurisprudencial, el concepto de yihad también incluye las normas que rigen los tratados de guerra y de paz. En este sentido, la yihad contra la ocupación o en contra de los regímenes políticos podrían describirse como una guerra justificada o guerra que suscita la legitimidad de Alá para difundir su mensaje de defender a los musulmanes o de eliminar la opresión.
La yihad también incluye la lucha espiritual interna de la vida. El profeta Mahoma les hizo énfasis a sus seguidores sobre el núcleo espiritual de la yihad. Cuando regresó de la guerra, él les dijo que la yihad del campo de batalla es una forma menor del concepto cuando se compara con la yihad más importante: “jihad ul-nafs”, la lucha interna para llevar una vida ética y piadosa.
La yihad como concepto es complejo y polifacético. ISIS no quiere reconocer el contexto histórico ni el contexto coránico para entender con precisión la yihad. Ellos no quieren ver el mensaje coránico primordial de una moral compasiva, lo que quieren es manipular el texto para alimentar su violencia política.
La palabra yihad (incluyendo sus diferentes formas) aparece aproximadamente en 19 capítulos (en 35 versos) del Corán, la mayoría de los cuales gira en torno a los aspectos espirituales y no violentos de la palabra.
Y sí, algunos de los versos abordan la guerra y la defensa propia, pero la palabra “qital” se utiliza más que yihad, como en el siguiente verso:
“Entonces, cuando los meses sagrados hayan pasado, asesinen a los idolatras dondequiera que se encuentren, y tómenlos cautivos, y asédienlos, y prepárense para emboscarlos”.
“Pero si se arrepienten y establecen adoración y se humillan, dejadlos libres. Alá es indulgente y misericordioso”. (Todas las citas del Corán son de la traducción Sahih International).
Cuando se dio a conocer este verso y otros similares, la comunidad musulmana se encontraba bajo constante ataque de los árabes no musulmanes que tenían un objetivo en mente: aniquilar a toda la comunidad musulmana emergente. Esa fue una época de guerra, un tiempo de supervivencia absoluta.
Este versículo solo se puede leer en su contexto histórico… y con los otros muchos versos del Corán en los que se les ordena a los fieles esforzarse mucho en el camino de Alá.
Combatid por Alá contra quienes combatan contra vosotros, hasta que no haya opresión, ordenó Dios en el Corán, aunque les prohibió a los musulmanes que pelearan durante los meses sagrados.
A pesar de que Dios les permitió a los musulmanes luchar, les ordenó que mantuvieran a los prisioneros de forma humanitaria… y si una persona no creyente le pide a un musulmán asilo, Dios les ordena a los musulmanes a que se lo otorguen y que escolten a la persona a un lugar seguro. Si el enemigo busca la paz, un musulmán debe ser recíproco.
La ley islámica, o sharia, es una ley hecha por juristas basada en el Corán y en el ejemplo del profeta Mahoma.
Los juristas prohíben la violencia hacia las mujeres, los niños, los ancianos, los enfermos y los heridos. Ellos prohibieron que los combatientes atacaran a figuras religiosas y lugares de culto de los cristianos y judíos. Ellos prohibían quemar las cosechas, talar árboles y actos similares.
Después de que Omar Ibn al-Jattab —el segundo sucesor del profeta— derrotó a los romanos en Palestina, les prometió a los residentes que protegería sus hogares y sus lugares de culto; además, les garantizó que tendrían libertad de acceso y que protegería las cruces de los cristianos. Jattab también les advirtió a sus comandantes que no mutilaran al enemigo y que no mataran a mujeres, niños o ancianos.
Cuando estaba en Jerusalén, Jattab descubrió que un gran edificio cubierto de tierra en realidad era un templo judío que había sido destruido por los romanos. Enojado por la profanación de este lugar de culto, él y sus soldados comenzaron a remover la tierra con sus manos desnudas, restaurando el templo para los residentes judíos de la ciudad.
Seiscientos años después, Saladino —de acuerdo con el mensaje coránico de la tolerancia— trataba a los cristianos de las cruzadas con humanidad y respeto, algo que los cristianos de las cruzadas no habían hecho con los musulmanes.
ISIS, y grupos similares al mismo, buscan un cambio de régimen. Ellos promueven justificaciones religiosas para sus propios medios políticos violentos.
Sin embargo, esos medios violentos contradicen directamente y violan los principios fundamentales del islam. En las manos de estos ideólogos políticos, la yihad ha sido convertido en una herramienta destructiva para dar lugar a una violencia política muy antiislámica expresada en terminología islámica.
Alá establece en el Corán el marco moral y ético para los musulmanes. Ninguna doctrina política de la yihad y violencia política relacionada pueden suplantar o ir más allá del mensaje humanitario divino establecido en el Corán.
Esta voz divina inequívoca prohíbe la matanza de mujeres, niños y ancianos. Prohíbe la tortura, coacción en cuanto a religión, destrucción de lugares de culto, violación y saqueo de los pueblos y humillación de los demás seres humanos.
Los criminales de ISIS no quieren oír esta voz divina porque contradice su reinado de terror. Pero es la única voz divina absoluta de la yihad que el resto de los musulmanes escuchamos en voz alta y de forma clara.