Una laboratorista manipula una muestra en el Hospital Vall d'Hebron en Barcelona. Un menor de edad ingresó a dicho centro médico con difteria tras no ser vacunado (AFP/Getty Images/Archivo).

(CNN Español) – El caso de un niño que se encuentra muy grave en un hospital en España luego de contraer difteria por no haberse vacunado causó polémica esta semana sobre los riesgos de no inmunizarse tras el surgimiento de dicha enfermedad que se creía erradicada desde hace 29 años en ese país.

El niño de 6 años, quien vive en Girona, en el noreste de España, ingresó el pasado 28 de mayo al área de cuidados intensivos del Hospital Vall d’Hebron en Barcelona con difteria, el primer caso registrado de dicha enfermedad desde 1987 en dicho país, según el Centro Nacional de Epidemiología.

Tres días después, el Centro Nacional de Microbiología confirmó la presencia de la bacteria que causa la difteria.  El menor se encuentra en estado grave, según las autoridades sanitarias de Cataluña.

Padres ‘engañados’

La polémica se desató luego de las autoridades informaron que los padres del menor no lo habían vacunaron.

Según el secretario de Salud Pública de la Generalitat, Antoni Mateu, los padres del menor no lo hicieron porque fueron convencidos por un grupo contra las vacunas de no hacerlo. Ellos se dijeron “destrozados y engañados”.

“Tienen un profundo sentimiento de culpabilidad que les intentamos quitar”, dijo el funcionario este viernes en conferencia de prensa.

En tanto, el ministro de Sanidad del gobierno español, Alfonso Alonso, dijo el miércoles que es “irresponsable” no vacunar a los niños y pidió a los padres “cumplir con el calendario vacunal”.

El Colegio Médico de Girona en un comunicado concordó con que “el riesgo de no vacunarse es mayor al riesgo de vacunarse”, y recortó que para dicho cuerpo médico, “las informaciones que relacionan a las vacunas con enfermedades graves no se han podido demostrar científicamente”.

Los motivos para no vacunarse pueden deberse a contraindicaciones médicas, no hacerlo por creencias o desinformación o por decisión del padre, según el colegio.

El cuerpo médico pidió valorar si es necesario hacer obligatorias las vacunas, ya que “siempre es más positivo buscar medidas que favorezcan estar conscientes de la importancia de la vacunación”, en lugar de imponer dicha medida.

Lucha contra reloj

Debido a que la enfermedad se creía erradicada, las autoridades sanitarias españolas tuvieron que importar un medicamento contra la difteria desde Rusia, ya que ni la Organización Mundial de la Salud ni los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos tenían dicho producto.

Según Alonso, fueron las propias autoridades rusas las que llevaron el medicamento hasta España luego de las gestiones diplomáticas de Madrid.

Las autoridades dijeron que la familia del menor no será obligada a cubrir cualquier tipo de costo por el tratamiento del niño.

Antonio Trija, jefe de Servicio de Medinina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, dijo al diario El Mundo que se está investigando el origen del contagio.

“Habrá que valorar la posibilidad de que el pequeño haya tenido contacto con algún viajero procedente de estos países que pudiera ser portador de la bacteria que provoca la enfermedad”, dijo.

Movimiento antivacunas

En España, la vacuna contra la difteria está incluida dentro de los esquemas de vacunación básicos, y se aplica a los dos, cuatro, seis y 15 meses de vida. También se encuentra en la vacuna trivalente que se aplican dos veces durante la infancia.

Pero según el Colegio de Médicos de Girona, durante los últimos años se ha registrado un aumento preocupante en el movimiento anti vacunación en no solo en España, sino también en general a nivel de Europa y Estados Unidos.

Muchos integrantes de dicho movimiento se basan en un artículo publicado en la revista científica The Lancet en 1998, en el que se afirmaba que la vacuna trivalente estaba asociada con un aumento en el riesgo de padecer autismo.

El artículo del investigador británico Andrew Wakefield lo convirtió en un líder del movimiento antivacunas, pero nuevas investigaciones demostraron que lo publicado por el científico era erróneo y basado en intereses financieros.

Al descubrirse que Wakefield había maquillado los datos en los que se basó su investigación, The Lancet retiró el artículo e inclusive la Asociación Médica Británica le prohibió ejercer su profesión en el Reino Unido.