Los restos de 2,000 años de antigüedad se encontraron en Etiopía en la ciudad bíblica de Aksum

(CNN) — La reina de Saba fue la primera que atrajo a Louise Schofield, arqueóloga y antigua curadora del Museo Británico, a la meseta de Geralta, en el norte de Etiopía. Había oído hablar de una estela de piedra de siete metros, tallada con una inscripción y un símbolo que suele relacionarse con la reina bíblica: un sol y una media luna.

“La historia de la reina de Saba tiene un lugar importante en el corazón de todos los etíopes, así que me interesó la historia”, recuerda (se cree que Saba comprendía algunas partes de Etiopía).

Esta fue la visita inicial que desembocó en el descubrimiento de los restos de 2.000 años de antigüedad de un personaje al que se refiere cariñosamente como la bella durmiente.

La tumba se descubrió en la estela de piedra, una zona que perteneció alguna vez al antiguo reino de Aksum, situado en lo que hoy es Etiopía y Eitrea. Adentro, el equipo de Schofield encontró el esqueleto de una mujer en posición de descanso con la barbilla posada suavemente sobre una mano. Frente a su rostro se había colocado un espejo de bronce de la época romana.

El cadáver estaba rodeado de recipientes de vidrio (para recibir las lágrimas de los muertos), una cuchara de bronce para cosméticos y un montoncito de delineador kohl.

“Debe haber sido muy rica y probablemente querida para que la colocaran en esta posición, a juzgar por todos los artículos finos que la rodean”, especuló Schofield.

En la excavación también se descubrieron otras tumbas que contenían varios cuerpos. En algunas encontró los restos de guerreros corpulentos vestidos que llevaban un brazalete de hierro.

“Creemos que eran los guerreros de una batalla”, dice.

El hallazgo inusual indica que el comercio entre Roma y Aksum empezó al menos 200 años antes de lo que se creía.

Como la excavación tiene menos de un mes, aún hay mucha información que sacar de esta dama en reposo. El experto en huesos no logró determinar su edad al morir porque las termitas se habían comido la cadera, que usualmente da una buena aproximación. Schofield espera que el análisis de los dientes brinde algunas respuestas.

“Había algo muy personal en la forma en la que yacía”, dice Schofield. Los restos también estaban rodeados de recipientes de barro que probablemente contenían alimentos o bebidas (y también se mandaron a analizar).

“Los alimentos, las bebidas y los cosméticos podrían haberse dejado para que los usara en la otra vida. Vivió antes de la era cristiana y en ese entonces, la gente enterraba así a sus muertos”, explica Schofield.

Se podría decir que Schofield tiene mucha suerte cuando se trata de hallazgos extraordinarios. Recientemente encontró una perfumera de la era romana en el mismo cementerio, por pura suerte. La arqueóloga también dirige la ONG londinense The Tigray Trust. Un agricultor local a quien conocía gracias a la organización le dijo de la existencia de la perfumera.

“Había estado paseando a un miembro del Cuerpo de Paz que había estado trabajando en un pueblo cercano (alrededor del sitio) y habíamos estado bajo el sol abrasador por ocho horas. Entonces, un agricultor al que yo conocía dijo que su amigo había encontrado algo antiguo y que me lo había estado guardando”, recuerda.

“Le pedí disculpas al hombre del Cuerpo de Paz. Le dije que podría ser una vieja cafetera, pero uno nunca sabe, podría ser la perfumera de la reina de Saba”.