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Nota del editor: Bill Richardson es exgobernador de Nuevo México, exembajador estadounidense para las Naciones Unidas, exsecretario de energía de Estados Unidos y actual miembro de la junta del World Resources Institute, una organización mundial de investigación sobre problemas ambientales. Él trabaja en las directivas o en consultorías con compañías en el campo de la energía. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las del autor.

(CNN) – La temporada de graduaciones está sobre nosotros una vez más. Los padres orgullosos desde California hasta Florida sonríen mientras sus hijos caminan a través del escenario y se embarcan en la próxima fase de su vida. Si bien este es un momento para celebrar, hay más trabajo por hacer y progreso que lograr a fin de preparar a nuestros graduados –en especial a los estudiantes latinos– para la travesía que tienen por delante.

Mientras que nuestra tasa de graduación nacional ha alcanzado un récord del 81%, tan solo el 76% de los estudiantes hispanos se gradúan de la escuela secundaria. El panorama para los estudiantes latinos en la universidad es similar… más latinos que nunca asisten a la universidad, pero todavía no se gradúan al mismo ritmo que sus compañeros blancos.

El rostro de las escuelas públicas estadounidenses está cambiando. En agosto, el Departamento de Educación de Estados Unidos pronosticó que la inscripción de minorías en las escuelas públicas de nuestro país superaría la cantidad de inscripciones de chicos blancos, en gran parte debido al creciente número de estudiantes latinos.

El mundo en el que nuestros egresados ​​están entrando está cambiando y desafía a los estudiantes a pensar de manera crítica y a utilizar sus habilidades de razonamiento día con día. Ahora más que nunca, es esencial garantizar que nuestros estudiantes tengan las habilidades necesarias para que tengan éxito en el mundo real después de graduarse.

A lo largo del proceso educativo, los padres merecen tener una imagen real del rendimiento de sus hijos y saber si están preparados para la universidad. En este momento, son demasiados los estados que sufren de una “brecha de honestidad” entre los niveles de competencia reportados por el estado y las notas reales que esos mismos estudiantes obtuvieron en las materias de inglés y matemáticas en la Evaluación Nacional del Progreso Educativo… la evaluación representativa más amplia de nuestro país en cuanto a lo que los estudiantes conocen sobre varios temas.

Durante el tiempo en que fui gobernador de Nuevo México desde el 2003 hasta el 2011, reconocí la necesidad de tomar medidas para preparar mejor a nuestros estudiantes para lo que viene y para proporcionar a los padres una visión más clara del progreso de sus estudiantes. En 2010, Nuevo México dio el primer paso para asegurarse de que todos los estudiantes fueran a la universidad y estuvieran listos para una carrera cuando adoptó Common Core State Standards, que está en plena vigencia en el estado a partir de este año.

Common Core –una iniciativa K-12 que busca establecer estándares educativos consistentes para las clases de matemáticas e inglés– plantea expectativas para todos los niños, entre ellos los que enfrentan dificultades. Al subir el nivel para nuestros estudiantes, nos aseguramos de que cada niño o niña tenga las oportunidades que cada uno merece.

El lugar donde vive una familia, su ingreso o su raza o etnia no deben ser factores que dicten la calidad de educación que un niño recibe o la habilidad de ese niño para prosperar en la universidad y en las carreras futuras. Contar con estándares y evaluaciones sistemáticas para los estudiantes a lo largo de todo el país significa que más estudiantes recibirán educación excepcional y que tienen la misma oportunidad para tener éxito. Eso significa que nuestros jóvenes latinos estarán más preparados para la universidad y listos para cosechar los beneficios de una especialización, lo cual se traduce directamente en tasas más altas de empleo e ingresos más altos.

Como país estamos empezando a esperar más de nuestros estudiantes porque sabemos que si contamos con maestros fenomenales que proporcionan una instrucción de alta calidad, y padres que apoyan el aprendizaje, ellos pueden subir su nivel. Los nuevos estándares y evaluaciones alineadas son un paso necesario para eliminar la brecha de honestidad y darle a los padres una visión más precisa del rendimiento del estudiante.

Los maestros se están esforzando mucho para implementar las nuevas normas, y aunque algunos detractores siguen tergiversando a Common Core como una absorción federal de la educación que no ayudará a que los estudiantes mejoren, estados como Kentucky ya están viendo mejoras. Desde que Kentucky adoptó las normas en 2009 –este fue el primer estado en hacerlo– la tasa de graduación de estudiantes latinos en el estado se ha elevado del 58,5% al 80%.

Con tiempo y perseverancia, estas normas rendirán aún más resultados. Nosotros podemos y debemos continuar implementándolos para que nuestros estudiantes estén listos para triunfar cualquiera que sea la oportunidad que escojan. El próximo año, cuando la temporada de graduación empiece de nuevo, estoy seguro de que continuaremos viendo incluso más progreso para lograr ese objetivo.