Voluntarios entrenados por asesores estadounidenses se graduaron en Iraq, pero ellos dicen que les faltan armas y que su salario es demasiado bajo (CNN).

(CNN) – “Están por allá”, dijo el funcionario provincial con un guiño y un gesto con la cabeza hacia un grupo de hombres con uniformes color caqui apiñados alrededor de un Humvee negro.

“Pero no le digan a nadie que yo les dije”.

Habíamos venido a la Base Aérea de Al-Taqaddum de la provincia de Ambar para asistir a una ceremonia de graduación de voluntarios sunitas que habían terminado un curso de entrenamiento.

Teníamos la esperanza de que durante nuestra visita a la deteriorada base –la cual fue construida por los británicos, ampliada bajo el régimen de Saddam Hussein y luego mejorada por los estadounidenses– pudiéramos tener la oportunidad de hablar con los asesores militares estadounidenses desplegados aquí.

Al llegar, un oficial iraquí les dijo a los periodistas que los estadounidenses no participarían en la ceremonia y que no darían ninguna entrevista, así que me aproximé a ellos tan pronto como los vi.

“Nos alegramos de que hayan logrado venir hasta aquí”, dijo el mayor del grupo de los estadounidenses al estrechar mi mano.

“¿Cómo les fue en su viaje aquí?”, preguntó otro con una sonrisa. “Espero que no haya sido muy difícil”.

“Esta es una ocasión importante y es importante que ustedes estén aquí”, dijo el oficial mayor.

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Los asesores se muestran reservados

Las charlas triviales estaban a la orden del día. Las preguntas sobre lo que estaban haciendo aquí, cuánto tiempo habían estado aquí y cuál era exactamente su misión eran desviadas con sonrisas y respuestas cortas y corteses.

La semana pasada, el gobierno de Obama anunció que enviará hasta 450 soldados estadounidenses a Iraq, con destino a Al-Taqaddum, para fortalecer la misión de entrenamiento… específicamente para ayudar a entrenar a los combatientes sunitas.

Fue una decisión que se tomó después de que el mes pasado cayera Ramadi… la segunda ciudad que fue capturada por ISIS después de Mosul en junio pasado.

Finalmente pude extraer un poco más de información. Estos hombres estaban entrenando a los oficiales del ejército iraquí, quienes después entrenarían a los voluntarios sunitas. Sin embargo, ellos en realidad no habían comenzado con esta tarea.

Y la tarea no será fácil. Parecía que las edades de los voluntarios variaban desde sus últimos años de adolescencia hasta cerca de los 60 años. Llevaban un revoltijo de uniformes y botas, mientras que su marcha durante la ceremonia fue, digamos, casual.

El calor abrasador del mediodía y el viento de alto horno podrían haber hecho que alguno perdiera el paso pues habían estado debajo del sol durante una hora aproximadamente antes de que la ceremonia de una hora de duración siquiera hubiera empezado.

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Un inicio desfavorable

La ceremonia en sí fue un acontecimiento extraño. En un lado de la plaza de armas se veía una gran carpa que le ofrecía sombra a docenas de funcionarios provinciales, líderes locales, funcionarios y otros observadores. Unas pequeñas mesas frente a los asientos del frente sirvieron para colocar pequeñas botellas de agua fría y cajas de pañuelos de papel.

Al otro lado estaban los voluntarios, de pie y relajados, debajo del sol abrasador. Cuando comenzaron los discursos, no había altavoz, así que ellos no escucharon ni un suspiro de todas las palabras de elogio que fueron dichas en dirección a ellos.

Antes de que terminaran todos los discursos de los diversos dignatarios, los voluntarios abandonaron la plaza de armas.

He estado en muchísimos eventos de este tipo a lo largo de los años… ceremonias para nuevos policías, marineros, soldados, etc. Normalmente son asuntos bastante aburridos, donde todos tienen cosas buenas que decir y luego se van.

Esta vez fue diferente.

Las armas son ‘inútiles’

Primero hablé con Mahmoud Abid, un hombre de unos veintitantos años.

¿Cómo estuvo el entrenamiento?, le pregunté. ¿Fue algo útil?

“Sí, sí, muy útil”, se encogió de hombros, pero rápidamente llegó al tema del cual realmente quería hablar.

“Las armas que nos dieron no sirven”, dijo, dándole palmaditas a su rifle de asalto AK-47.

“Con esto no podemos luchar contra ISIS. Necesitamos armas más pesadas, armas rusas o estadounidenses”.

También dijo que aún no le habían pagado después de cuatro meses de entrenamiento.

‘¿Dónde está nuestro sueldo? ‘

Después de ajustar su AK-47 sobre su pecho, Hamdallah, compañero de Mahmoud, explicó que a él tampoco le habían pagado después de seis meses.

Luego de la ceremonia, lo que seguía era la distribución de los salarios, le dije, así que se te pagará.

“Sí, pero solamente por un mes, no por los demás”, respondió.

Estos son hombres jóvenes, pensé. Quizás uno de los líderes tribales que habían visto la ceremonia podría tener una mejor idea de lo que realmente estaba sucediendo.

Shaikh Abdallah Al-Issawi es de Amariyat Al-Faluya, una ciudad sunita cercana que ha resistido a ISIS durante 18 meses.

Un hombre alto vestido con la tradicional túnica o zaub, y su pañuelo (kufiyya), irradia la autoridad de un hombre que lidera a otros hombres en el campo de batalla.

¿Es verdad que a estos voluntarios no les han pagado en meses?, pregunté.

“Hasta ahora, no les han pagado ni un dinar”, dijo él.

“Incluso habiendo sido bien entrenados, están desilusionados”. “Sus familias no pueden comprar una bolsa de harina, un galón de gasolina o un kilo de tomates”.

Al mismo tiempo, añadió: “A esta base vienen oficiales tras oficiales, prometen esto y aquello, y nada cambia”.

Mucho esperar, pocos dinares

En este día, sí les pagaron. Cientos se alinearon fuera de un edificio destartalado, esperando su turno para llegar a una mesa, donde, después de firmar e imprimir su huella dactilar, recibían un montón de billetes rojos… 750.000 dinares iraquíes, apenas un poco más de 560 dólares, un mes de paga.

Nadie mencionó el pago retroactivo. De antemano les dedujeron 150.000 dinares iraquíes para cubrir el costo de los alimentos.

Al lado de la mesa conocimos a Hamid Abbas, de 58 años de edad, quien no usaba uniforme sino un zaub.

“Si yo no voy a pelear, ¿quién lo hará?”, le preguntó al productor de CNN, Hamdi Al-Khshali.

Él tiene la voluntad, pero al igual que tantos otros se quejó de que no le era posible luchar. Además de tener que pagar por sus propios alimentos, muchos dijeron que habían comprado sus propios uniformes y botas.

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‘La burocracia tiene la culpa’

¿Acaso todo esto es el resultado de la confusión administrativa o, como a menudo pareciera ser, que la población sunita es defraudada deliberadamente por el gobierno en Bagdad –dominado por los chiítas–, quienes temen que las armas para los sunitas rápidamente caerán en manos de ISIS?

Fue el exgobernador de Ambar, Suhaib Al-Rawi, quien me dijo: “El estado iraquí es muy burocrático cuando se trata de cumplir las órdenes”.

Después me reuní de nuevo con los asesores estadounidenses. Siempre reservados, no hicieron mayor comentario.

¿Cuántas veces has estado en Iraq? le pregunté al oficial mayor, quien nunca dio su nombre.

“Más veces de las que puedo contar”, respondió con un suspiro.

¿Y qué piensas sobre el hecho de que estás aquí de nuevo?

“Si tuviera que responder a esa pregunta”, respondió de manera cortante, “la respuesta duraría seis horas”.