(CNN) – El Solar Impulse 2, el avión experimental que intenta volar alrededor del mundo sin una sola gota de combustible, podría no lograr completar su viaje de este año, de acuerdo con uno de sus pilotos.
Andre Borschberg, un ingeniero suizo, expiloto de combate, psiquiatra y explorador Bertrand Piccard han dicho desde hace mucho tiempo que siempre hubo una posibilidad de que su misión fracasara, aunque eso no impediría que lo intentaran.
Sin embargo, en el transcurso de las últimas semanas, mientras el Solar Impulse se ha quedado varado en Japón a la espera de que el clima mejore para realizar el siguiente tramo hacia Hawái, ha habido un cambio gradual en el tono acerca de las perspectivas del viaje que tienen por delante.
“Hay probabilidades de que lo logremos”, le dijo Borschberg a CNN desde Nagoya.
“Sin embargo, también existen riesgos de que no podamos terminarlo a tiempo”, dijo.
La luz del día es esencial
Todo se reduce a la ciencia.
El equipo del Solar Impulse dice que programaron el viaje, el cual comenzó en Abu Dabi en marzo, y estaba previsto que terminara en julio, para maximizar la cantidad de luz del día.
La parte superior de las alas y el fuselaje del avión están cubiertos con más de 17.000 células solares. Y la obtención de los rayos del sol durante el día le permite al Solar Impulse volar de forma continua durante la noche con la energía de la batería, por lo general, a una velocidad no más rápido que un auto.
Pero habrá un límite, dijo Borschberg, cuando no haya suficiente luz solar en el hemisferio norte como para hacer que eso sea posible.
“Nos acabamos nuestro margen”, dijo Borschberg, al hacer referencia a casi dos meses de retrasos relacionados con el clima en China.
Cuando el Solar Impulse finalmente despegó de Nankín en dirección a Hawái, un peligroso frente meteorológico sobre el océano Pacífico obligó a Borschberg a desviarse a Nagoya, Japón, el 1 de junio, por lo que aterrizó luego de 44 horas de vuelo.
Mientras estaba en tierra, fuertes vientos y lluvias dañaron uno de los alerones del avión, una parte fundamental del ala que se utiliza para maniobrar la aeronave.
El ala ya ha sido reparada y el equipo de ingeniería ha autorizado que el avión despegue de Oahu.
El aspecto positivo, dice Borschberg, es que el rendimiento del avión ha sido ligeramente mejor de lo esperado, lo que significa que él y Piccard, quienes se turnan para volar el avión en solitario, podrían tener hasta finales de agosto o posiblemente principios de septiembre para llegar a la meta.
Y Borschberg dice que su viaje de dos días de vuelo sin escalas desde China le dio una inyección de confianza en cuanto a las capacidades del hombre y la máquina.
Ese vuelo, dice el equipo, fue un éxito, ya que demostró que el vuelo continuo era posible y también estableció un nuevo récord para el viaje tripulado más largo en un avión solar.
Borschberg dice que poco a poco adquirió la suficiente confianza como para tomar siestas de 20 minutos mientras el Solar Impulse volaba en piloto automático.
No son temerarios
Pero el sol sigue decidiendo el programa.
A pesar de que el equipo en el Centro de Control de la Misión en Mónaco continúa evaluando todas las oportunidades, pronosticar el clima para un viaje que podría durar hasta cinco o seis días es difícil, dice Borschberg.
Si existe una parte del vuelo que pueda ser arriesgada debido a nubes altas o a la posibilidad de hielo, dice, ellos quieren abordarla tan pronto como sea posible.
Hasta el momento, la naturaleza no está cooperando. Y la paciencia poco a poco ha comenzado a dar paso a la frustración.
El viernes, el equipo del Solar Impulse dio a conocer un video en el que aparecía Bertrand Piccard y algunos de los 150 miembros del equipo, titulado “¿Por qué seguimos en Nagoya?”
“No queremos ser temerarios”, dijo Piccard sin rodeos. “Sería estúpido”, dice, volar a ciegas hacia lo desconocido, considerando la tecnología que tienen a su alcance.
Lo último que quieren, según han dicho tanto Piccard como Borschberg, es verse obligados a salir del avión sobre mar abierto, aunque ambos pilotos están entrenados para esa posibilidad, y existen planes de rescate para el escenario del peor de los casos.
Después de que Borschberg aterrice en Hawái, Piccard tiene previsto volar el siguiente tramo hacia Phoenix, Arizona. Finalmente, el avión intentará cruzar el océano Atlántico y volver a Abu Dabi para completar su recorrido de 35.000 kilometros, el cual está destinado a demostrar el poder de la tecnología limpia.
Y aún con todos los retrasos y la incertidumbre, los pilotos han dejado una cosa en claro: están dispuestos a esperar el tiempo que sea necesario para completar una aventura que ha tomado más de 12 años en llevarse a cabo.
“Si no podemos terminar este año, lo haremos el año que viene”, dijo Borschberg. “Eso es seguro”.