Nota del editor: Anand Menon es director de la iniciativa “UK in a Changing Europe” con sede en el King’s College de Londres. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las del autor.
(CNN) – Así que Grecia se encuentra ante su última oportunidad… de nuevo.
A medida que se acaban las horas para la fecha límite máxima para que Atenas pague las deudas pendientes a sus acreedores, los problemas derivados del incumplimiento de Grecia, su salida del euro e, incluso, su salida de la Unión Europea, una vez más demandan la atención de políticos y expertos.
Lo primero que se debe decir es que el incumplimiento por parte de Grecia no implica la salida de Grecia de la UE o incluso del euro. Simplemente no existen disposiciones legales que determinen la expulsión de un estado de la moneda única y, por lo tanto, no existe ningún mecanismo claro que permita eso aun cuando Atenas incumpla con el pago a sus acreedores.
Cómo podría Grecia salirse del euro
En términos económicos, están aquellos que argumentan que el reestablecimiento del dracma sería una estrategia razonable que los mismos griegos deberían adoptar en caso de caer en incumplimiento. Volver a adoptar una moneda nacional permitiría que el gobierno les siga pagando a sus empleados, al mismo tiempo que les ofrecería a los exportadores la posibilidad de beneficiarse de un tipo de cambio preferencial.
Por otro lado, los pesimistas señalan el impacto catastrófico que el incumplimiento tuvo sobre la economía argentina y murmuran de manera amenazante sobre los posibles riesgos para los bancos europeos expuestos a la deuda griega.
Colapso total
Sin embargo, más allá de lo económico de la crisis griega, lo que está claro es que las implicaciones políticas de un incumplimiento y una posible salida del euro sería algo importante y en gran medida negativo.
En Grecia, un colapso económico total conduciría a una dura batalla política ya que las nuevas elecciones sin duda generarían duras peleas entre la izquierda y la derecha.
Si bien los especialistas en la política griega parecen descartar la posibilidad de que exista otro golpe de estado militar en ese país como el de 1967, las elecciones que tendrán lugar en un momento de graves problemas económicos e incertidumbre sobre el futuro del país sin duda beneficiarán a los partidos extremistas. En el mejor de los casos, podríamos imaginar que continúe la constante pérdida de los individuos más talentosos del país. En el peor de los casos, existiría un descenso hacia la ingobernabilidad predominantemente extremista.
Las ramificaciones políticas tampoco quedarían limitadas solo a Grecia. Los gobiernos de los demás países que sufren los efectos de la austeridad bajo el mando de la UE le han dado seguimiento muy de cerca a los acontecimientos que han tenido lugar allí. El alivio de la deuda ofrecido a Atenas podría exacerbar a sus propios opositores de la austeridad. En caso de que Grecia salga del euro y se desempeñe relativamente bien, estas presiones aumentarían. Si no se logra contener de forma efectiva, el colapso de Grecia también podría perjudicarlos si los mercados decidieran —una vez que la salida del euro sea una opción obvia— apuntar a otras economías débiles.
Salida de Grecia y del Reino Unido
Aunque Rusia no está en posición de rescatar la economía griega, una Grecia cada vez más anti-occidental dirigida por un partido lleno de marxistas pro-rusos difícilmente sería algo que tranquilice a los estados de la UE que están ansiosos por mantener un frente unido en cuanto a las sanciones impuestas a Rusia.
Una tercera área donde la salida de Grecía podría repercutir es en las conversaciones que actualmente se están llevando a cabo entre el gobierno británico de David Cameron y otros líderes de la UE en relación al deseo del primero de “renegociar” su relación con la Unión.
Pros y contras de la salida del Reino Unido
Algunas personas en el Reino Unido creen que el incumplimiento y salida de Grecia del euro fortalecería la posición de Cameron, haciendo que sus socios se desesperen por evitar cualquier perturbación adicional a su valorado “proyecto” de integración. Sin embargo, esto parece un tanto fantasioso.
La salida del Reino Unido presagiaría un proceso de ajuste prolongado y potencialmente desagradable dentro de la eurozona, ya que los funcionarios se apresuran a asegurar que las disposiciones legales se encuentren al día con los acontecimientos económicos que se están dando. A partir de entonces, la prioridad de los miembros de la eurozona sería aislar la moneda única frente a futuras fracturas perjudiciales. Ahora más que nunca, las demandas de Cameron para llegar a un acuerdo especial parecen ser una distracción de las verdaderas prioridades de la unión.
Esto sin tomar en cuenta el contexto más amplio. Una de las razones por las que la canciller alemana Merkel ha sido menos extremista en sus declaraciones sobre Grecia que su secretario de Finanzas, Wolfgang Schäuble, es que ella simplemente conoce muy bien las implicaciones geopolíticas más amplias de la salida de Grecia.
A medida que los vecinos del sur de la UE colapsan, la inestabilidad crónica en un estado miembro tan cercano a África del Norte difícilmente será un buen augurio en cuanto a la estabilidad de la región. Tampoco un gobierno griego que lucha para financiarse estaría en mejores condiciones para ayudar en la cada vez más intensa lucha que los estados miembros del sur están enfrentando para controlar el flujo de inmigrantes de África del Norte.
Política exterior
Quizá más inquietante aún, la crisis económica en Grecia tendría efectos potencialmente perjudiciales sobre las prioridades de la política exterior de ese estado.
Mientras que la UE —e incluso los miembros del euro— suscita el apoyo de la mayoría del pueblo griego, una cierta salida forzada de la eurozona, con los consiguientes problemas económicos y sentimientos de humillación que esto generaría, podría alterar esos sentimientos rápidamente.
Entonces, no es de extrañar que incluso el gobierno de Estados Unidos admita su preocupación de que Atenas pueda acudir a Moscú para recibir apoyo en caso de la salida de Grecia.
La reciente visita del primer ministro Alexis Tsipras a San Petersburgo destacó la estrecha relación entre los dos estados. Y aunque Rusia no está en posición para rescatar a la economía griega, una Grecia cada vez más anti-occidental dirigida por un partido lleno de marxistas pro-rusos difícilmente será algo que tranquilice a los estados de la UE que desean mantener un frente unido en cuanto a las sanciones impuestas a Rusia.
Más allá de las implicaciones económicas que tendría una crisis económica y la consiguiente salida de Grecia, tal escenario plantea la posibilidad de una serie de resultados políticos potencialmente dañinos tanto dentro de Grecia como más allá.
Esto, al igual que el deseo de mantener una economía que equivalga al 2% de la eurozona, ayuda a explicar la desesperación que existe entre los líderes europeos por evitar dicho resultado.