El presidente Barack Obama se anotó dos victorias esta semana, las cuales podrían definir su presidencia (AFP/Getty Images/Archivo).

WASHINGTON (CNN) – Junio es el mes del legado para el presidente Barack Obama.

Luego de que la Corte Suprema, por segunda ocasión, se negara a rechazar la Ley de Cuidado de Salud Asequible y luego de que un acuerdo con los republicanos reviviera su agenda comercial, Obama ha recorrido dos tercios del camino hacia tres grandes victorias que ayudarán a definir su lugar en la historia.

Además, el fallo de la Corte que apoya por completo la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo hará que los liberales crean que las esperanzas para lograr un cambio social fundamental, mencionadas inicialmente en su campaña de 2008 están a punto de convertirse en una realidad.

Lo siguiente es la perspectiva de un acuerdo nuclear con Irán, mientras los negociadores estadounidenses se dirigen a Europa para tratar de cerrar un acuerdo final que representaría un increíble, aunque parcial, período con más de 30 años de hostilidades viscerales entre Washington y Teherán.

Por supuesto, una buena semana no cambia la dinámica prevaleciente de resentimiento y polarización en Washington. Cada uno de los tres grandes elementos del legado es profundamente polémico, ha creado nuevas divisiones políticas y podría ser anulada por un futuro presidente del Partido Republicano.

Los republicanos competirán por la Casa Blanca en 2016 en contra de Obamacare, y muchos observadores de política exterior, entre ellos en el propio Partido Demócrata del presidente, sienten un profundo escepticismo en relación a que logrará un “buen” acuerdo con la república islámica. Los conservadores también siguen estando convencidos de que el presidente se ha embarcado en una serie de juego de poder inconstitucional con acciones ejecutivas en la reforma del ambiente y la inmigración.

Pero una semana que terminará con otro discurso de gran influencia de Obama sobre la raza en el funeral de un pastor que fue abatido en la masacre de Charleston podría haber revelado una perspectiva fresca del carácter político de Obama que a menudo es impreciso.

Cuando se presentó en la Casa Blanca tras la drástica decisión de la Corte Suprema el jueves, Obama pareció sentir que un círculo se cerraba, y pareció recibir una confirmación de su primera campaña presidencial en 2008 cuyo propósito era forjar un cambio transformacional.

Él dijo que Obamacare significaba que las personas ya no tenían que preocuparse por caer en la quiebra cuando se enfermaran, o por perder el cuidado de la salud cuando cambiaran de empleo, y que era un ejemplo del poder de la comunidad cuando las personas trabajan juntas.

“Ahí es cuando a Estados Unidos le va mejor, cuando estamos pendientes y nos cuidamos unos a otros, cuando nos animamos para alcanzar el éxito, cuando luchamos por hacer las cosas de mejor manera y por ser mejores que la generación que nos antecedió, y tratamos de construir algo mejor para las generaciones futuras”, dijo Obama.

“Es por eso que hacemos lo que hacemos. Ese es el punto del servicio público “, dijo, señalando a vicepresidente Joe Biden que estaba de pie junto a él.

No fue solo el fallo sobre Obamacare el que sugirió que el presidente se está liberando cada vez más de las restricciones políticas que han hecho de sus cinco años y medio en la Casa Blanca un período en el que ha avanzado trabajosamente, un período largo y a menudo doloroso.

Un acuerdo a fin de asegurar la autoridad presidencial para negociar acuerdos comerciales esta semana fue el producto de un singular acuerdo con los líderes republicanos, el senador Mitch McConnel y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quienes han pasado años frustrando la agenda de Obama.

Y hubo más de una sugerencia en los elogios de la Casa Blanca para esos dos enemigos de que existe un poco de alivio en el Aala Oeste en relación a que Obama ya no necesita apaciguar a sus compañeros demócratas, quienes hace dos semanas le dieron al presidente un increíble rechazo al negarse a respaldar su impulso en el comercio.

Obama simplemente también parece menos estricto en sí mismo.

Su disposición para mencionar la ‘palabra N’ en una entrevista en podcast en la que habló sobre la raza y se hizo viral esta semana, y la forma en la que le dio un manotazo a un objetante en la Casa Blanca con las palabras “estás en mi casa”, dieron indicios de un presidente que se encuentra en su último mandato y está más dispuesto a dar su opinión, pase lo que pase, después de años de estar en una cuerda floja retórica.

Para tratarse de una Casa Blanca que ha pasado años y ha gastado enormes reservas de capital político luchando contra varios intentos republicanos por derogar Obamacare, el fallo de la Corte Suprema el jueves vino como un fuerte alivio.

Hubo una amplia sonrisa en el rostro de Biden, quien aún está de luto por la muerte de su hijo Beau de cáncer cerebral, cuando se presentó con Obama en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca.

“Es difícil de clasificar los días felices”, le dijo la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Jen Psaki, a Wolf Blitzer de CNN el jueves. “Yo diría que este sin duda es uno en el que simplemente estamos felices por lo que esto significa para el pueblo estadounidense”.

La decisión de la Corte significa que la lucha en torno a Obamacare ahora se convierte en una cuestión política. Debido a que Obama estaba listo para vetar, cualquier esfuerzo poco probable de los republicanos por anular la ley sin duda fracasará.

La ley ahora va a estar en el centro de la campaña electoral presidencial de 2016 y la última oportunidad del Partido Republicano para evitar que se incorpore en la trama de la vida estadounidense requerirá un esfuerzo con todo para mantener a Hillary Clinton, o a otro demócrata, fuera de la Casa Blanca.

Es solo coincidencia que el conjunto de temas importantes coincida en este punto en la presidencia de Obama… y aún son muchas las cosas que podrían salir mal. Obama admitió el jueves incluso en su hora de triunfo que la Ley de Cuidado de la Salud Asequible necesitaba mejorar, y que no existe garantía de un acuerdo nuclear con Irán.

Aun así, incluso la búsqueda de un acuerdo y las grandes victorias del presidente sobre Obamacare y el comercio esta semana son una señal de su capacidad continua —y un tanto sorprendente— de impulsar el debate político incluso ahora que su segundo mandato llega a su fin.

Al desafiar la etiqueta de persona incapaz que le fue impuesta rápidamente por expertos luego de que los republicanos agregaran el control del Senado a su dominio de la Cámara de Representantes el año pasado, Obama sigue siendo el demócrata más importante en Washington.

Eso es a pesar del creciente impulso de la campaña de 2016 para reemplazarlo y a los ecos histórico que indican que los presidentes que están en su segundo mandato a menudo empiezan a disminuir en poder rápidamente hacia el final de su mandato.

La semana llena de acción en la política no ha terminado todavía.

El viernes, Obama viajó a Charleston para el más reciente episodio de un diálogo cada vez más público sobre la raza, el cual inició con su discurso en la Convención Nacional Demócrata en 2004, volvió a surgir en su campaña de 2008 luego de la controversia del reverendo Jeremiah Wright y ha estado presente a lo largo de su mandato como el primer presidente de raza negra.

Su panegírico al pastor Clementa Pickney podría ser su discurso más personal hasta ahora dirigido a una audiencia principalmente afroamericana, la cual lo ve como un héroe pero a veces se ha visto decepcionada por el hecho de que no sea más directo sobre temas raciales.