Un buen corte argentino de carne de vacuno es dispuesto en una parrilla de un restaurante de Buenos Aires.

(CNN) - Cualquiera que sea tu postura personal en relación al vegetarianismo, es difícil negar que existe una paradoja inherente a comer carne.

La mayoría de los consumidores de carne tienen ciertos reparos en cuanto a dañar o perjudicar a los animales.

No solo muchos omnívoros tienen mascotas, sino que a muchos de ellos tampoco les gustaría ver alguna vez el proceso que se usa para matar a los animales que se comen, mucho menos participar en el mismo.

Esta combinación —comer carne, al mismo tiempo que se oponen, en teoría, a los actos que se requieren para que el consumo de carne sea factible— sugiere que los omnívoros se ingenian maneras psicológicas para justificar sus hábitos alimenticios.

Un nuevo artículo en la revista Appetite aclara mejor esto.

Un equipo dirigido por Jared Piazza, un psicólogo de la Universidad de Lancaster, quería averiguar más sobre la forma en que los omnívoros racionalizan su consumo de carne.

Para hacerlo, iniciaron con el trabajo de Melanie Joy, la psicóloga social y autora del extraordinario libro titulado “Why We Love Dogs, Eat Pigs, and Wear Cows: An Introduction to Carnism” (“¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas?: una introducción al carnismo”).

Joy presentó el libro “Three Ns of Justification” (“Las tres enes de la justificación”) para las consumidores de carne.

Como escribe la autora: “Estas justificaciones incluyen que comer carne es natural, normal y necesario, también conocidas como ‘Las enes de la justificación’” (ver Joy, 2010, páginas 96-97).

Joy sostiene que a través de un recurrente proceso de socialización la gente llega a creer que comer carne es natural —que comer carne está escrito en nuestra biología, que la carne es lo que deseamos por naturaleza, que nuestra especie evolucionó para alimentarse de la misma y que comer carne es normal—, que eso es lo que la mayoría de la gente en la sociedad civilizada hace, que la mayoría de la gente espera eso de nosotros y que comer carne es necesario.

Además, la gente cree que necesitamos comer carne para sobrevivir o que debemos comer al menos un poco de carne para ser individuos fuertes y completamente sanos.

Joy sugiere que las 3 enes son creencias generalizadas que se refuerzan a través de varios canales sociales, entre ellos la familia, los medios de comunicación, la religión y varias organizaciones privadas y públicas.

Por ejemplo, una creencia popular relacionada con la necesidad de comer carne es la idea de que no podemos mantener una dieta que contenga suficientes proteínas sin consumir al menos un poco de carne.

Aunque los científicos —incluyendo a la American Dietetic Association (ADA), la organización líder de nutricionistas de Estados Unidos— han divulgado numerosas publicaciones en las que demuestran que este no es el caso (ver ejemplo en American Dietetic Association, 2009, Rand et al, 2003 and Young, Pellet, 1994) y que se sigue teniendo esa creencia”.

Para su estudio, Piazza y su equipo añadieron una cuarta N, una que es un poco obvia en retrospectiva. Comer carne es “agradable” (en inglés, “nice”).  Es decir —y perdona la jerga académicamente complicada— las hamburguesas son sabrosas.

Los autores creen que esta justificación ha sido ignorada en el pasado porque parece tan trivial. Es decir, en muchos otros contextos, no justificarías otro acto moralmente problemático al decir: “¡Pero se siente bien!” Pero ellos supusieron que era una forma común de justificar el consumo de carne, así que la incluyeron.

Luego, pasaron a las encuestas: los autores llevaron a cabo muchas de ellas para este artículo y en las primeras dos simplemente les pidieron a dos grupos de los encuestados —una muestra de 176 estudiantes universitarios de la Universidad de Pensilvania en la primera y 107 trabajadores estadounidenses de Mechanical Turk— que dieran tres razones por las que comer carne es aceptable.

La pregunta fue hecha de una manera no concluyente para no poner sobre aviso a los encuestados en relación al propósito de la encuesta.

Las 4 enes representaron la gran mayoría de las respuestas.

Notablemente, “necesaria” —es decir, se cree que es la manera más sencilla de refutar empíricamente— fue la razón más comúnmente citada.

Por una parte, es interesante que mucha gente cuente con información errónea sobre el consumo de carne. (Como lo señalan los investigadores, sería importante descubrir más acerca de la forma en que la gente justifica el consumo de carne en diferentes culturas).

Los investigadores señalan que podría ser útil “determinar cuál de las justificaciones de las 4N representa el mayor desafío para las campañas de reducción del consumo de carne que buscan promover hábitos de consumo saludables y ambientalmente sostenibles”.

Ellos creen que el argumento de que lo hacen por necesidad —lo que la mayoría sostiene— también podría ser lo más “formidable”, es decir, la resistencia al desafío.

Sin embargo, es muy fácil ver que los activistas argumentan lo contrario: si esta es la creencia que tiene la mayoría de personas, ¿no sería en la que más vale la pena enfocarse?

Al hacer una pequeña búsqueda en Google, encontrarás que las personas a favor del vegetarianismo se enfocan en el ángulo de la necesidad.

El problema con este enfoque es —tomando en cuenta todo lo que sabemos sobre el cambio de comportamiento— que el simple hecho de decirle a la gente que comer carne no es necesario muy probablemente no cambiaría sus hábitos alimenticios de forma sustancial.

Las razones por las que la gente come carne van mucho más allá de la mera utilidad nutricional, incluso si esa fuera la primera racionalización a la que llegaran. (De todos modos, los investigadores consideran que esta creencia “podría ser la más persistente y difícil de eliminar”).

Al igual que con otras formas de comportamiento, el omnivorismo tiene sus raíces en una red de normas sociales, hábitos y en otras muchas cosas que existen a un nivel más instintivo (sin juego de palabras) que a nivel de un pensamiento cuidadoso y racional.

Aquellos que buscan reducir el consumo de carne posiblemente tendrán más éxito si se enfocan en estas influencias, en lugar de simplemente ofrecer datos insulsos.