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(CNN Español) – Este martes será el día más largo del año debido a la adición de un segundo a nuestro reloj para compensar la diferencia entre dos definiciones de tiempo, la astronómica y la de los relojes atómicos.

Según Markus Kuhn, profesor titular de ciencias de la computación en la Universidad de Cambridge, el motivo de este segundo extra o intercalar radica en que la rotación de la Tierra poco a poco se está haciendo más lenta debido a la fuerza de gravedad de La Luna, lo que hace que los días se prolonguen en 1,7 milisegundos por siglo.

La duración variable del día ha sido conocida durante siglos, “pero solo se convirtió en un asunto de orden práctico (más allá de la astronomía) con la invención de los relojes atómicos en la década de 1950”, dice Kuhn, en un artículo publicado en The Conversation.

Los relojes atómicos permitieron dar una definición de tiempo más estable y sencilla. Están basados en una particular frecuencia de microonda que es absorbida por átomos de cesio.

Con los relojes atómicos también vino la definición estándar del tiempo, que fue creada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones en Ginebra.

El resultado fue el “tiempo universal coordinado”, conocido por las siglas UTC (para complacer a los francoparlantes), el cual define una señal de tiempo generada por un reloj atómico que también quedaría a un segundo de una definición astronómica de tiempo, conocida como UT1, dice el investigador.

Aunque en un principio se ajustaba la hora agregando atrasos de milisegundos en horarios preestablecidos, esto causaba problemas con aparatos electrónicos que dependían de otros estándares, como los canales de televisión europeos.

Fue en la década de 1970 cuando la definición UTC se cambió para que la duración de los segundos fuera constantes, y para que la sincronización se realizara mediante la omisión o adición de un segundo completo.

Fue de esa forma que nació el segundo adicional. Desde entonces el Centro de Orientación de la Tierra en París ha agregado un total de 24 segundos para que el tiempo atómico esté coordinado con el astronómico.

Sin embargo, a las computadoras no les ha gustado el cambio.

Aunque en un principio se había vuelto común sincronizar las computadoras mediante el Network Time Protocol (NTP), pronto surgieron preguntas sobre cómo agregar un segundo adicional, ya que el software de computadoras rara vez separa el tiempo en variables distintas para horas, minutos y segundos.

Según Kuhn, “la forma en la que el NTP implementó los segundos intercalares en los sistemas operativos Unix y Linux (los cuales se ejecutan en la mayoría de servidores de Internet) empeoró las cosas: al saltar en el tiempo al inicio del último segundo y repetirlo. Cualquier software que lee un reloj dos veces en cuestión de un segundo podría encontrar la situación profundamente confusa de que el segundo sello de tiempo sea anterior al primero”.

En 2012, los principales problemas ocurrieron en el sistema de reservas de una aerolínea. Para este martes se pretende que el reloj de la computadora

El NTP no es el único estándar. También existe el Tiempo Atómico Internacional o TAI (de nuevo, por los franceses). El UTC de hecho se encuentra exactamente 35 segundos detrás del TAI, y esto aumentará a 36 segundos antes del 1 de julio. Sin embargo, el TAI no está tan popularizado debido a que el UTC es en lo que se basan definiciones legales.

Abolir los segundos extras es algo que se ha debatido. Necesitaría arreglarse la diferencia entre el UTC y el TAI, sin embargo, esto causaría muchos problemas, principalmente en sistemas especializados, “entre ellos estaciones en tierra para rastrear satélites, instrumentos astronómicos, y cualquier sistema creado con la suposición de que el UTC y el UT1 nunca difieren en más de un segundo”.

Si no se recalibrara el tiempo de manera regular, esto haría de los relojes solares y los sextantes algo inútil. Actualmente el meridiano de tiempo solar se ajusta al UTC que pasa por Greenwich en Londres.  De no realizar esta recalibración, dicho meridiano comenzaría a moverse hacia el este y estaría sobre París en unos cientos de años.

“Quizá esto es lo que, en parte, podría haber motivado al gobierno del Reino Unido a oponerse a este cambio”, agrega Kuhn.