Pearl Thompson había solicitado un libro en la Olivia Rainey Library de Carolina del Norte y no le fue prestado. Hoy, la mujer recibió su carné que la acredita como miembro de esta biblioteca.

(CNN) – Hace más de siete décadas, Pearl Thompson quiso sacar un libro de una biblioteca de Carolina del Norte. Pero le dijeron que no, por ser negra.

Un funcionario de la biblioteca del condado cambió esa situación el jueves, años después del incidente ocurrido en 1942 durante los días de la segregación racial.

Thompson, ahora de 93 años, era estudiante de la Universidad de Shaw cuándo fue a la biblioteca Olivia Rainey, en Raleigh, a fin de solicitar un libro para un informe.

“Ella llegó a la biblioteca en 1942 con el propósito de consultar un libro para un trabajo que estaba haciendo y se le negó el acceso porque era de raza negra”, dijo Ann Burlingame, directora delegada de las bibliotecas públicas del condado de Wake.

En lugar de sacar el libro, fue enviada al sótano, donde se sentó entre montones de periódicos viejos. Leyó el libro bajo una luz tenue, tomó nota y lo devolvió, dijo Burlingame.

Cuando los bibliotecarios del área tuvieron conocimiento de su historia, la contactaron en Cincinnati, donde vive actualmente, dijo Burlingame.

Y luego de una espera que abarcó generaciones, una eufórica Thompson finalmente obtuvo un carnet de la biblioteca del condado de Wake el jueves durante una ceremonia en la Biblioteca Regional de Cameron Village.

“Me va a tomar algo de tiempo llegar hasta donde están ustedes”, le dijo al personal de la biblioteca mientras caminaba hacia ellos para recibir el carnet con la ayuda de un andador, según The News & Observer. “Pero de todas formas ha sido un largo viaje”.

La biblioteca Olivia Rainey fue la primera biblioteca pública en Raleigh, según el informe. Cuando Thompson fue rechazada, la ciudad tenía bibliotecas separadas para blancos y negros, las cuales se fusionaron más adelante a finales de la década de 1960.

La directora de la biblioteca dijo que se sentía honrada por finalmente haber corregido un error.

“Simplemente lamento que a esta mujer se le haya negado el acceso a la biblioteca y a un libro”, dijo Burlingame al periódico. “Solo quería tener la oportunidad de enmendar eso, no solo por ella sino por nosotros como sistema bibliotecario”.

Thompson, emocionada, dijo que no guardaba rencor alguno y que se sentía honrada de haber cumplido con su deseo 73 años después.

Con una firma y una gran sonrisa, demostró que nunca es demasiado tarde para comenzar un nuevo capítulo.