(CNN)– Mientras algunos vestigios del viejo sur de Estados Unidos -símbolos de herencia para algunos y de odio para otros- se trasladan de lugares públicos a museos, una organización adherida al Ku Klux Klan lucha por lograr acaparar la opinión pública en un caso.
La Corte de Apelaciones de Georgia escuchó argumentos este jueves sobre la legalidad de la negación del estado sobre una solicitud para adoptar una carretera por parte de los Caballeros de Keystone Internacional, pertenecientes al Ku Klux Klan (KKK, por sus siglas en inglés).
En 2012, el capítulo del KKK en el norte de Georgia buscó “adoptar” una milla (1.6 kilómetros) de carretera en Georgia, pero el Departamento del Transporte estatal le negó la aplicación.
Entre las razones de Georgia para negarse estaban el hecho del “impacto de erigir una señal con el nombre de la organización, que ha sido causa de disturbios civiles en la historia de Estados Unidos”.
El capítulo del Klan aseguró que buscaría asistencia legal de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU, por sus siglas en inglés).
El grupo llamó al ACLU y en noviembre de 2014, una corte de Georgia le dio la razón al Klan.
Si bien la ACLU, una organización que está dedicada expresamente a la defensa de las libertades civiles, y el KKK, un grupo considerado por el Southern Poverty Law Center como uno de las “más infames y antiguos dentro de las organizaciones de odio en Estados Unidos”, quizás suene como una extraña combinación, ambos estuvieron de acuerdo en que el caso involucraba un caso de libertad de expresión.
“El derecho fundamental para la libre expresión no está limitada para aquellos grupos con quienes estamos de acuerdo o que son inofensivos”, dijo Debbie Seagraves, directora ejecutiva de la ACLU en Georgia, en un comunicado emitido tras la decisión de la corte en 2012.
En sus argumentos, Georgia vio el caso de forma diferente.
Argumentado su postura principalmente en el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos en la que se le dio la razón al estado de Texas por prohibir el diseño de la bandera de la Confederación para placas de automóviles, Georgia aseguró que la participación en el programa de Adopta una carretera era una instancia gubernamental, no de libertades individuales.
“Este caso versa sobre un diseño estatal, un señalamiento vial, erigido en una carretera estatal, con el nombre de Georgia, lo que constituye la expresión del estado”, dijo la asistente del Fiscal General de la entidad, Britanny Bolton.
Esta no es la primera vez que el programa Adopta una carretera genera controversia.
Grupos neo-nazis y supremacistas blancos, así como los llamados minutemen, han luchado para que sus sugerencias sean aceptadas. En las instancias donde se han presentado desafíos legales, los grupos regularmente retienen las carreteras y vencen a las autoridades estatales, según refiere un reporte de The New York Times.
Sin importar lo que ha sucedido en el pasado, el caso de la Corte de Apelaciones de Georgia quizás no se defina por una decisión sobre libertad de expresión individual o del estado, como en el caso de las placas de Texas.
La habilidad del Klan para desafiar la autoridad estatal en este asunto fue una gran pregunta en este caso, y la pregunta se hizo en varias ocasiones en la audiencia de este jueves.
El juez William M. Ray, uno de los tres hombres que escuchó los argumentos, dijo, “hemos tenido tiempos difíciles deliberando si este asunto entra dentro de nuestra jurisdicción.
La corte de apelaciones no ha emitido una sentencia al respecto.