(CNN) – Existen elementos de la Tierra Media cerca de una aldea francesa… aunque nadie sabe hasta dónde llegan.
En 1916, un soldado británico de 24 años de edad llamado J.R.R. Tolkien salió a pelear en la Primera Guerra Mundial. Él estaba emplazado cerca de la aldea de Bouzincourt, participó en la cercana batalla del Somme y escribió acerca del área en sus diarios.
Jeff Gusky, un explorador y fotógrafo que tiene un sitio llamado “The Hidden World of World War I” (El mundo oculto de la Primera Guerra Mundial) cree que Tolkien podría haber visitado las cuevas de Bouzincourt, lugares donde cientos de soldados se refugiaron durante la batalla del Somme, y que algunas de sus impresiones terminaron en El Señor de los Anillos.
“Siento que este es el lugar”, dijo Gusky. “Es tan natural e inalterado desde hace cien años”.
El estudioso de Tolkien John Garth no está tan seguro.
“En el Somme, él sin duda pasó tiempo en profundos refugios subterráneos y habría llegado a tener conocimiento del mundo subterráneo de los túneles del ejército. Todos ellos, en mi opinión, le habrían dado a sus descripciones de Moria y otros mundos subterráneos de la Tierra Media parte de su vitalidad”, escribió Garth, el autor de “Tolkien and the Great War”, en un correo electrónico.
“¿Pero las cuevas en Bouzincourt? No existe evidencia de que el batallón de Tolkien se quedara en algo más aparte de chozas, campamentos o alojamientos convencionales mientras estuvieron ahí en el verano de 1916”, añadió.
‘Entrar a estas bóvedas’
Gusky, quien anteriormente estuvo en una ciudad subterránea cerca de Naours, Francia, llegó a las cuevas para registrar las marcas y las inscripciones dejadas por los soldados que se quedaron ahí.
Para muchos, quizá fue la última señal de su existencia antes de dirigirse a la masacre del Somme. Como consecuencia de la batalla hubo más de 1 millón de muertes en el verano y otoño de 1916… más de 57.000 víctimas británicas el 1 de julio solamente, el primer día del enfrentamiento.
Esta fue la batalla más sangrienta de la guerra, y una de las más horrendas en la historia de la humanidad.
Las inscripciones de las cuevas van desde básicas hasta elaboradas.
Una persona, quizá un canadiense, dibujó lo que parece ser una hoja de acre con el número “51” debajo. Otros, miembros del batallón no. 60 de la Fuerza Expedicionaria Canadiense, escribieron sus nombres: “E.C. Eaton”, “E. Preston”.
También hubo muchos ciudadanos británicos: miembros del HLI (Highland Light Infantry) y de los Fusiliers. Uno de ellos, un “E. Pinder”, escribió que él era “el primer soldado británico que entró a estas bóvedas, el 12 de junio de 1916, un lunes de pentecostés.
En total, Gusky fotografió y catalogó 829 nombres en las cuevas, entre ellos más o menos 500 canadienses y de 250 a 300 británicos, dijo.
Darle forma a El Señor de los Anillos
Independientemente de si Tolkien tenía conocimiento o no de las cuevas, no hay duda respecto a que la experiencia del autor en el Somme tuvo influencia en El Señor de los Anillos.
“El pantano de los muertos y los acercamientos al Morannon le deben algo al norte de Francia luego de la batalla del Somme”, escribió en una carta, según un artículo publicado en la sección Green Books de TheOneRing.net.
Al autor también le gustaban las cuevas, dijo Garth.
“Él visitó las cuevas Cheddar de Inglaterra en su luna de miel en marzo de 1916, y más adelante dijo que ellas inspiraron las Cavernas Centelleantes de Aglarond en El Señor de los Anillos”, señaló.
Considerando el precio máximo que se pagó en el Somme, Tolkien fue uno de los afortunados. Él participó en dos ofensivas, pero en general pasó su tiempo en las trincheras antes de contraer fiebre de las trincheras y ser trasladado a un hospital a finales de octubre. Dos de sus amigos cercanos murieron.
Existe al menos un nombre relativamente bien conocido que fue confirmado en Bouzincourt, aunque en el cementerio de la aldea, no en las cuevas. Una lápida marca el lugar de sepultura de un hombre llamado Lionel Lupton, el hijo de Francis Lupton, un industrialista y magnate de bienes raíces de Leeds, Inglaterra.
Francis Lupton era el tatarabuelo de Catalina, la duquesa de Cambridge. Con la muerte de Lionel y de sus dos hermanos, la riqueza de la familia —gran parte sujeta a un fideicomiso— pasó a las hijas de Francis. Una de ellas, Olive, se casó con un hombre llamado Noel Middleton. Ellos son los bisabuelos de Catalina.
Gusky se maravilla por las cuevas de Bouzincourt y los cementerios, tan cerca de las líneas de batalla.
“Cuando vas a Bouzincourt desde cualquier dirección, pasas por cementerio tras cementerio. Ves la muerte a tu alrededor”, dijo. En los diarios de Tolkien, él habla acerca de cómo traían a los hombres en grandes cantidades, y no solo estaban heridos, sino mutilados”.
Ver todos los nombres en las cuevas y en las lápidas fue aleccionador, dijo.
“Estos nombres adquirieron un significado distinto, al saber que tantas personas habían muerto”, dijo.