(CNN)– Mientras el paisaje urbano de Londres alcanza nuevas alturas con una oleada de torres nuevas y llamativas, su eterno rival, París, adopta una postura opuesta.
Luego de que la sumamente impopular Torre Montparnasse se construyera en 1973, se prohibieron los edificios de más de 36 metros de alto en la ciudad.
El límite se pensó para preservar la estética singular de París, concebida en la renovación que llevó a cabo el barón Haussmann en el siglo XIX y con la que se crearon sus icónicos bulevares, jardines públicos y manzanas de edificios residenciales bordeados con balcones.
Sin embargo, en 2010 se levantaron las restricciones a la altura y ahora, la serenidad en el suroeste de la ciudad puede verse destruida por un triángulo de vidrio de 180 metros de alto.
La llamada Torre Triángulo es un proyecto de 555 millones de dólares del despacho suizo de arquitectos Herzog & de Meuron que cuenta con el respaldo del mayor grupo inmobiliario de Europa, Unibail Rodamco, y representa un alejamiento radical y controversial de las tradiciones parisinas.
Aprobada con dificultades
Nueve años después de que presentaran el proyecto, se votó la aprobación del Triángulo por un margen estrecho en el Ayuntamiento de París. Fue la segunda votación luego de que se rechazara el proyecto en noviembre, decisión que posteriormente se declaró “inválida”.
La propuesta contaba con el firme respaldo de la alcaldesa del Partido Socialista, Anne Hidalgo, quien subrayó las oportunidades económicas que el Triángulo representaba, entre ellas los 70.000 metros cuadrados de espacios para oficinas, alojamiento de lujo e instalaciones de entretenimiento.
“Abandonar este proyecto sería un desastre para la economía de París”, dijo el vicealcalde, Jean Louis Missika, al diario francés Le Monde, tras afirmar que el proyecto crearía 3.000 empleos permanentes. “La Torre Triángulo puede ser una señal para los inversionistas extranjeros y para los arquitectos internacionales.
Herzog & de Meuron, los responsables del estadio Nido de pájaro en Beijing y el Tate Modern de Londres, argumentan que el edificio se incorporará al entorno.
“Tomamos en cuenta el impacto de un edificio alto en su entorno”, dijeron los arquitectos en un comunicado. “Su forma triangular reduce la proyección de sombras sobre los edificios residenciales adyacentes. El enfoque ambiental de este proyecto también es perceptible en su volumen sencillo y compacto, lo que limita su impacto sobre el suelo”.
Una solución poco menos que ideal
Aunque los partidarios de la torre destacan que es necesario modernizar y adaptar París a las necesidades empresariales modernas, no está claro que ofrezca soluciones a los problemas urgentes.
“Ya hay mucho espacio vacante para oficinas en París y en los suburbios cercanos; actualmente hay más de un millón de metros cuadrados”, dijo Miranda Bothe, experta en bienes raíces de Paris Property Group, “Las oficinas del Triángulo no están rentadas por anticipado”.
Bothe cree que la Torre refleja el nuevo enfoque de la ciudad respecto a la planeación urbana.
“El proyecto del Triángulo cuenta con el respaldo de la izquierda por lo que representa para París. Nuevas construcciones, una ciudad dinámica, creación de empleos para construir el edificio, instalaciones de usos mixtos que combinan a personas de los diferentes estratos sociales. Los políticos de izquierda tienen esta visión de la ciudad que permea en todas las iniciativas que están analizando en este momento”.
Les ha costado a los partidarios del proyecto convencer al público escéptico.
Una oposición firme
En una encuesta se descubrió que el 62% de los parisinos se oponen por principio a los rascacielos y el Triángulo ha generado una oposición feroz.
“Los parisinos rechazan esta torre de oficinas porque no da respuestas a sus necesidades actuales”, dijo un portavoz del Colectivo Contra la Torre Triángulo, un grupo ciudadano de presión. “La falta de vivienda (no de oficinas), los problemas con el transporte público, la degradación del entorno de vivienda a causa de las políticas urbanas inadecuadas”.
El grupo rebate las afirmaciones de que el edificio creará miles de empleos y nuevos espacios culturales.
Critican su impacto ecológico y argumentan que la forma irregular se traduce en un consumo mayor de energía; creen que el proyecto no es adecuado para el entorno de la ciudad.
“La Torre Triángulo no respeta el lugar existente ni el paisaje urbano de París”, dijo el portavoz. “Estamos convencidos de que la arquitectura contemporánea puede expresarse en armonía con el espacio existente. No es lo que ocurre con este rascacielos aislado de 180 metros de alto y 150 metros de ancho”.
El primero de muchos
Es probable que el Triángulo sea el precursor de mayores turbaciones. La alcaldesa Hidalgo se comprometió a “llevar a cabo un experimento urbano de magnitud sin paralelo”. Está programada la construcción de una docena más de rascacielos, entre ellos un proyecto espectacular del arquitecto estrella, Jean Nouvel.
Gran parte del centro de París de Haussmann está catalogada como Sitio Patrimonio Mundial de la Unesco; dicho órgano ha criticado los planes de desarrollo de la ciudad. Otras ciudades se han enfrentado a la posibilidad de perder su estatus por el “impacto negativo” de los rascacielos.
Los arquitectos también están preocupados por que el nuevo edificio provoque daños duraderos.
“La Torre Triángulo es antiurbana al extremo: es una hoja gigante que corta el sitio en dos y que se presenta como una aparición extraterrestre sobre su entorno inmediato”, escribió el historiador de la arquitectura, William J. R. Curtis, quien describe al edificio como un “monstruo despilfarrador”.
“El verdadero objetivo era (y es) romper las leyes de zonificación que restringen la altura en el centro de París con el fin de permitir que los desarrolladores y arquitectos ambiciosos construyan torres libremente”.
Curtis cree que el Triángulo tendrá un efecto social negativo.
“Elevará el valor de la propiedad y las rentas en las zonas circundantes. En una época de crisis social y de invasión de la pobreza, es una extravagancia irrelevante y costosa que podría devaluar una de las ciudades más grandiosas del mundo”.
Las obras de construcción comenzarían el año próximo, aunque se espera que haya impugnaciones en los tribunales.
Si las obras avanzan como está planeado, París podría estarse alejando de sus tradiciones para seguir los pasos de sus viejos enemigos en Londres.