(CNN)– Cada 10 minutos, un proyectil apuntado al azar explota, haciendo vibrar las ventanas y puertas del centro de la ciudad de Adén. Adén, la ciudad que alguna vez fuera un bullicioso puerto en Yemen, ha sido reducida a escombros, asolada por el incesante bombardeo de la milicia de los hutíes, la cual tiene sitiada a la ciudad.
El fotógrafo Guillaume Binet llegó a Adén a finales de junio y pasó casi dos semanas tomando fascinantes fotografías de la ciudad sitiada.
“Estuve allí durante el Ramadán y hubo bombardeos, fuego de artillería y combates todo el día”, dijo Binet. “Empeoraba particularmente a las 6:30 o 7:00 p.m., cuando todos solían salir de sus casas para romper el ayuno. Los hutíes solían disparar muchos cohetes en ese entonces. Todos duermen en el centro de la ciudad para evitar el bombardeo, pero cada vez que cae una bomba, mata a una familia.
“Las mujeres pasan los días buscando comida, y se espera que los hombres luchen y defiendan la ciudad. De hecho, los niños simplemente se encuentran solos en las calles. Cuando cumplen 14 años, a los chicos se les dan rifles Kalashnikov y se espera que luchen también”, dijo el fotógrafo.
Los hutíes, apoyados por Irán, son musulmanes chiitas que durante mucho tiempo se han sentido marginados en el país de mayoría sunita. Muchos de ellos son aliados de Ali Abdullah Saleh, el expresidente de Yemen, quien renunció después de las protestas del 2011.
En el 2014, los hutíes tomaron Saná, capital de Yemen, y desde entonces han avanzado al sur hacia Adén, reclamando la mayor parte de la zona occidental del país.
Desde marzo, Adén ha estado sitiada, obligando al actual presidente, Abdu Rabu Mansour Hadi, a huir de su palacio. Ante el temor de que otro estado de la región sea dominado por los chiitas, Arabia Saudita inició ataques aéreos contra los hutíes para devolverle a Hadi el poder y luchar contra lo que perciben como una agresión de poder iraní. La Resistencia Sur, apoyada por la coalición árabe liderada por Arabia Saudita, está luchando para conservar el centro de la ciudad rodeada de Adén.
“La gente del centro de la ciudad ha sido bombardeada durante unos meses”, dijo Binet. “Viven en sus apartamentos y cuando inicia el bombardeo se dirigen a los sótanos. Están acostumbrados a eso”.
“En algunos lugares cerca del centro de la ciudad las cosas parecen estar un tanto bien. Pero a unas cuantas calles más allá, todo ha sido reducido a escombros”.
La mayoría de hombres sanos han sido reclutados para la lucha. En el lado de la Resistencia Sur, los combatientes provienen de diferentes condiciones sociales.
“Conocí a una mujer cuyo esposo y sus tres hijos están luchando (para la Resistencia del Sur)… el esposo está luchando porque no tiene empleo y es lo único que puede hacer”, dijo Binet. “Otros hombres han llegado a luchar de Arabia Saudita para proteger a sus familias y apoyar a la Resistencia del Sur”.
“De vez en cuando, se ven uniformes saudíes (en el lado de la Resistencia). Fuerzas de al Qaeda también luchan con la Resistencia. Aunque la coalición dirigida por los saudíes no los quieren, sabemos que están ahí”.
Cada día hay cientos de nuevas víctimas y el hospital ubicado en el centro de la ciudad está desbordado. Los suministros son llevados semanalmente por barco, pero el hospital tiene una seria escasez de personal.
“Los doctores no logran dormir. Están trabajando día y noche, y definitivamente tienen escasez de cirujanos y enfermeras”, dijo Binet. “Al momento de mi visita, el hospital estaba en la línea del frente… podrían dispararte por la ventana, podías oír los tanques que disparaban y oías las balas que pasaban zumbando”.
En la ciudad, el agua potable es escasa, pero es aún más difícil encontrar comida. No hay electricidad.
“Los hutíes solamente están permitiendo el ingreso de verduras al centro de la ciudad”, dijo Binet. “Casi no queda carne o harina. La gente se está muriendo de hambre. Realmente están luchando por comer”.
Las condiciones son aún peores en el distrito Crater tomado por los hutíes, donde ya no hay más agua corriente. A medida que la lucha continúa, los suministros de alimentos disminuyen.
“Es un desastre desorganizado y no hay manera de escapar”, dijo Binet. “La gente está pasando hambre, la gente está muriendo. Ellos realmente necesitan ayuda”.
Guillaume Binet es un fotógrafo francés. Puedes seguirlo en Twitter.